1 | «Solo recuerdo personas significantes»

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Si hay algo en lo que concuerdo con mis amigos es en que la vida es una sola y que no todos los días te informan que tus cuadros se expondrán en un museo de arte en New York. Por eso, porque mi novio fue bastante insistente y porque las entradas nos las ganamos en un bar fue que acepté venir a este concierto.

No tenemos un lugar ni medianamente bueno porque estamos casi que al fondo, pero no es como que nos importe mucho porque siendo sinceros ninguno de los cinco conoce al cantante. Uriel solo viene para tomarse fotos en el meet and great y luego subirlas a Instagram como si fuera el mayor fan del chico, Erika porque se apunta a cualquier plan que incluya alcohol, Chris porque está enamorado de Erika desde la independencia masomenos, y Joako para satisfacer sus deseos de torturarme básicamente.

—¡Voy a por otras cervezas antes de que comiencen! —grita Érika por encima del bullicio de la gente.

Su mata de cabello rojizo desaparece entre la multitud seguido del pelinegro que va detrás de ella como una cola. Chris no se cansa de quedar en la friendzone una y otra vez, a veces hasta me da lástima la forma en la que se arrastra por tener un poco de atención por parte de Eri y ella no le da ni la hora.

—Ya verás, nos vamos a divertir mucho hoy, Samy.

Joako me pecha con el codo y yo le sonrío. No me gusta salir de mi zona de confort que muy resumidamente consta de café, libros y acuarelas, pero no puedo enfadarme con él por querer sacarme de ella. Nos conocimos cuando entré a la facultad, nos hicimos amigos y luego novios. Me ha visto crecer, y no me refiero a la altura porque de eso no hubo mucho, sino como persona. Se podría decir que me conoce mejor que nadie y sabe que aunque me niegue, estos planes en los que estamos el boom-squad completo me alegran la vida.

—Lo que no me divierte es la idea de morir con los tímpanos desangrados —digo, refiriéndome al cantante.

Llevamos cerca de media hora esperando a que se decida a aparecer y todavía nada. Se ve que, como a muchos artistas, la fama se le subió a la cabeza y le hace creer que por tener unos cuantos seguidores está habilitado a hacer lo que se le de la gana.

—Ya verás que no, yo le tengo fe.

Y entonces como si mis pensamientos lo hubieran atraído, por los altavoces anuncian que a quién tanto ansiábamos ver está listo para salir. Me tengo que tapar los oídos una vez que el escenario se llena de humo y la gente a nuestro alrededor, mayormente chicas, comienzan a gritar como locas.

Erika llega corriendo hacia nosotros y nos pasa una cerveza a todos, sonriendo. Abro la mía y me llevo la botella a la boca para beber mi segundo trago en la noche, pero cuando el humo se disipa y encima del escenario no queda nada más que el castaño que sostiene el micrófono, termino escupiendo todo lo que había alcanzado a absorber. 

—¿¡Estás bien!? —pregunta Joako algo preocupado.

Le toma un segundo a mi mente remontarme cinco años atrás, a mis días de instituto y probablemente los mejores que he vivido. Un segundo para recordar al cabello  de Liam haciéndome cosquillas en la frente cuando se me subía encima para besarme. Sus manos tocando todo lo que estaba a su alcance y mucho más. Ambos sentados en la sala de su casa cantando mientras él tocaba la guitarra. Las veces que tuvo que esconderse debajo de la cama o dentro del closet porque mamá llegaba antes de las guardias y no le gustaba que estuviéramos solos en casa o como robábamos el licor de su padre y subíamos al tejado a ver el cielo y hablar de la vida.

La magia pronto se esfuma cuando un último recuerdo llega a mí. 

Su habitación empacada en cuatro cajas, su guitarra por primera vez en una funda, nuestros recuerdos juntos esparcidos por todo el pueblo y la falta que me hizo su sonrisa cuando el mundo se me vino encima después de la muerte de papá.

Una canción no fue suficiente [✓]Where stories live. Discover now