21 | «Two hearts beating here»

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—Por aquí, Eri, túmbate —le indico a mi amiga que apenas abre un ojo para mirarme y vuelve a dormirse profundamente.

—Mañana en cuanto abra una farmacia iré a comprarle algunas pastillas para el dolor de cabeza y los vómitos porque sé que estará fatal cuando despierte —Camille se muerde los labios y niega con la cabeza—. Luego se las alcanzo.

Ella se da media vuelta dispuesta a salir de la habitación, pero antes de que siquiera de un paso Liam la detiene tomándola por el brazo y la hace girarse otra vez.

—¿No vas a quedarte? —pregunta con el ceño fruncido.

—¿Puedo? —Camille habla en con una voz tan baja que apenas es audible.

—Claro que sí, Cami. No hay problema —la sonrisa de Liam se ensancha—. Trabajamos juntos hace tiempo, me ofende que pienses que no puedes quedarte en mi casa...

—Solo no quería ser molesta —dice ella encogiéndose de hombros.

—No seas tonta, no es molestia —Liam se acerca a mí y pasa su brazo por detrás de mi espalda—. ¿Te enseño tu habitación?

Mis ojos viajan a Eri otra vez. El mismo día en que Eri se convirtió en mi compañera de piso yo me convertí en su acompañante durante las borracheras, en cinco años he estado en todas y cada una de ellas, por lo que cuando Liam tira de mi me cuesta seguirlo.

—Yo me quedaré con ella, Sam, está bien —Camille asiente y me sonríe.

—Asegúrate de que siga durmiendo de lado y que la almohada no le cubra la boca por si llega a vomitar —sé que son cosas lógicas, pero de igual forma se las recuerdo—. Si te pide agua fíjate de que la trague, porque a veces se queda con el buche en la boca y luego lo escupe como si fuera un delfín...

—He cuidado a mi hermano miles de veces mientras está borracho, no te preocupes, Sam —Camille aprieta mi hombro sonriendo—. Ve con Corbyn, yo me encargo.

—¿Vamos? —Liam tira de mi otra vez.

—Avísame si sucede algo —digo y ella asiente.

Me agacho hasta la altura de Eri y le doy un beso en la frente de buenas noches para luego seguir a Liam fuera de la habitación. Ya en el pasillo él extiende su mano y yo entrelazo nuestros dedos dejando que, de una vez por todas, tire de mi hasta la habitación.

—Desde el balcón tienes una vista preciosa de la ciudad, sé que te va a gustar —comenta mientras caminamos.

—¿Cuál es tu habitación? —no hay tantas puertas en el pasillo, pero si unas cuantas como para dar con su habitación al primer intento.

—¿Para qué quieres saber eso? —sus labios se curvan en una sonrisa—. ¿Piensas hacerme alguna visita?

—Quizá mañana por la mañana —me encojo de hombros.

Él abre una de las puertas casi al final del pasillo y hace una seña para que entre primero. Doy un paso dentro de la habitación en completa oscuridad y sigo caminando hasta chocar con algo que parece ser la cama y cuando Liam enciende la luz confirmar que si lo era.

—En el baño hay toallas por si quieres ducharte, cepillo de dientes y cosas básicas de higiene. Puedes usar el armario, dentro hay algunas sábanas y si no te alcanza también puedes usar la cajonera, siéntete como si estuvieras en tu propia casa.

—Gracias por dejar que nos quedemos.

—No tienes que agradecer nada, fenómeno.

—Sí, sí que tengo porque no cualquiera haría esto por nosotras.

Una canción no fue suficiente [✓]Where stories live. Discover now