3 | «Trágame tierra»

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Ni bien entramos en la galería aparece Camille dándonos órdenes que recibe a través de la cucaracha que lleva todo el día pegada a la oreja. Nos lleva a Eri y a mi detrás de unas cortinas rojas y nos ordena que esperemos hasta que mi nombre sea anunciado.

—Sam... —dice Camille, volviendo sobre sus pasos—. ¿Dónde se metió tu acompañante?

Uy, sobre eso. Olvidé avisarle.

—Joako no va a poder venir...

—Nena no puedes salir sola. —me mira de lado con una mueca de pena.

—Está bien, no me molesta presentarme sola...

—Odio ser quien te diga esto pero si no sales colgada del brazo de un hombre esos viejos y amargados empresarios y las viejas ricachonas no te van a prestar ni un poco de atención.

—Búscale a alguien, Cami. Anda, yo sé que tú puedes —sugiere Eri, guiñándole un ojo de forma sexy que la hace sonrojarse.

No me sorprendería que para el fin de la velada estas dos se vayan juntas.

—Veré que puedo hacer.

Vuelve a girar sobre sus talones y desaparece detrás de la cortina roja. Estoy tan nerviosa que me tiemblan partes del cuerpo que ni siquiera sabía que podían temblar, ahora mismo me siento totalmente expuesta y saber que en unos minutos tendré las miradas juiciosas de las familias ricas de New York no mejora el sentimiento.

—Uri dice que ya empezaron a transmitir en la televisión... —comenta Eri de forma despreocupada mirándose la manicura.

—Me duele el estómago —me quejo, apretándome la parte baja del abdomen.

—Son solo nervios, Sam, pero si quieres cagar debes hacerlo ahora mismo.

—No hay tiempo para tal cosa —dice Camille, corriendo la cortina de un movimiento bruzo con el brazo—. Después de todo es mejor que tu acompañante no haya venido porque conseguí una joya digna de corona real.

Eri me mira con los ojos como platos y una sonrisa ancha en su rostro, alzando los pulgares en el aire a la vez que sube y baja las cejas.

—Sabía que Joaquín solo era un estorbo —no es novedad que no se llevan muy bien.

—Bien...¿Saben quién es Corbyn Hood?

—¡Ay, no! —exclamo ni bien termina de pronunciar su nombre.

Trágame tierra y escúpeme en un pozo lleno de mierda.

—¿Lo conoces? —Camille no parece sorprendida—. ¿Eres su fan?

—Todo lo contrario, lo odia...

Eri se calla en cuanto Liam aparece, corriendo la cortina con el mismo movimiento que Camille. Nuestras miradas se conectan y mientras la mía destila asco y vergüenza, la suya solo demuestra la superioridad que ha de sentir en este momento.

—Bien... —suelta Cam con incomodidad—. Corbyn ella es Samantha Kein.

Me echa una mirada de arriba a abajo de boca abierta y cuando sus ojos vuelven a los míos disimula una sonrisa arrogante.

Engreído de mierda.

—¿Por qué no puede salir sola? Es decir, estamos en el siglo veintiuno, creo que las mujeres demostramos que tenemos capacidad y valentía para todo, incluso a veces más que los hombres.

Eri lo mira con desprecio y se para a mi lado.

—Puedo salir yo con ella, diremos que somos pareja. —me toma del brazo decidida a salir al mundo a blanquear una relación falsa.

Una canción no fue suficiente [✓]Where stories live. Discover now