20 | «Esa gorra es de él»

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Se suponía que solo Liam y Laura iban a pintarse el rostro, yo solo venía a acompañarlos, por eso no comprendo en qué momento acepté que Leo me pintara una guitarra a mi también. Eri y Camille se hicieron un diseño a juego, cada una lleva en su mejilla la mitad de una mariposa y cuando unen sus cabezas se ve hermoso.

—¿Nos tomamos una foto? —pregunta Liam sacando su celular.

Yo asiento con la cabeza y sonrío viendo la pantalla de su celular que se ilumina con el flash. Eri se tira por encima de nosotros gritando que ella también quiere aparecer a la vez que Camille se nos une discretamente. Con la mano le hago una seña a Leo que capta la invitación al instante y se acerca alzando dos dedos.

—Si la subes etiquétame en mi cuenta de maquillaje, Corbyn —dice Leo volviendo al stand donde los niños esperan impacientes.

—Voy con él, fenómeno —Liam me da un beso en la coronilla de la cabeza siguiendo a Leo—. Las etiquetaré a todas, no se preocupen.

Sé que ha hecho ese último comentario solo por la forma en que Eri lo miraba y por eso río.

—Sam ya es toda una celebridad, no es necesario que la etiquetes —bromea Eri sonriendo—. En menos de un mes consiguió más de cincuenta mil seguidores, eso prueba la teoría de que debes codearte con los grandes si quieres ser uno de ellos...

—La próxima semana es su segunda exposición, a la galería le gustará saber de esos nuevos seguidores —comenta Camille mientras caminamos hacia mamá—. Sigue así y en menos de seis meses te darán un contrato fijo, te aseguro que van a querer retenerte a toda costa cuando más galerías se interesen en ti.

La sola idea de pensar en varias galerías queriendo mi trabajo al mismo tiempo me parece una locura, que eso se convierta en un hecho me suena como algo imposible.

—¿Pudieron darle el cuadro a Milton? —le pregunto a Camille recordando el cuadro que parecía un culo.

—Contactamos con él, pero nos dijo que no lo quería porque le recordaba a épocas oscuras...

—Y con razón... —Eri no termina de hablar porque es interrumpida por la carcajada de Camille que se estalla.

Ya estando cerca de mamá ella nos mira con el ceño fruncido sin entender muy bien por qué es que reímos las tres y cuando nos pregunta el motivo Eri simplemente le dice que no lo entendería porque debió estar en el momento y sigue riendo.

—Ya ubíquense, están en un cumpleaños, no tomando una cerveza en la playa —nos reta mamá abriendo los ojos como platos y Camille se queda seria al instante—. Es broma, chica, deberías ver tu cara...

Entonces mamá comienza a reírse seguida de Eri que abraza a Camille repitiéndole que no se tome lo que mamá dice tan literal. A ella también le tocó pasar por esas bromas y aunque ahora le diviertan, antes hasta llegó a creer que le caía mal a mamá.

—¿Qué pasó con Joaquín? —mamá se para a mi lado y susurra—. Pensé que ibas a venir con él y luego te veo así con Liam. Perdóname, pero no entiendo nada, hija.

—¿Así cómo, mamá? —frunzo el ceño.

—Así, toda cariñosa. Es como si el tiempo para ustedes no hubiera pasado y todavía fueran dos adolescentes que se escondían en los baños de la escuela para hacer Dios sabe qué.

—¡Nunca hicimos eso mamá! —me quejo abriendo la boca y fingiendo estar ofendida porque en realidad sé perfectamente que lo hacíamos.

—No soy estúpida, Samantha, el director me llamó muchas veces porque los veía entrar juntos al baño de hombres ¿Liam no podía desabrocharse el cinturón y tu lo ayudabas? Sí, claro —señala mis mejillas—. No me des la razón tan pronto, hija.

Una canción no fue suficiente [✓]Where stories live. Discover now