13 | «Muéstrame el puto celular.»

10.9K 814 309
                                    

No hablé con Eri en el ascensor ni al entrar en el apartamento. Ella insistió en que debía llamarlo y decirle que nuestra relación se había terminado, que volver era un error y que cada uno debía seguir con su vida, pero me negué.

Joako tiene razón, estamos hechos el uno para el otro, él estuvo conmigo cuando más lo necesité y no puedo tirar su amor a la basura porque haya cometido errores. Y sí, sé que ya ha cometido varios, pero esta vez prometió cambiar y lo hará, estoy segura.

Al entrar al apartamento me metí en mi habitación y le pasé llave a la puerta para evitar que Eri se metiera conmigo y siguiera hinchándome la cabeza con el mismo tema.

A veces hacemos lo que podemos, lo que creemos que es mejor para nosotros y eso no siempre es lo que realmente queremos.

Ella no lo comprende porque siempre le ha dado igual la responsabilidad afectiva con la gente con la que se lía, pero yo no puedo hacer lo mismo, me importan los sentimientos y llevo mucho tiempo con Joako como para abandonarlo ahora.

Mirando mi reflejo en el espejo me repito mentalmente que todo estará bien, esta noche saldré con Joako y regresaré feliz porque mi relación está en perfectas condiciones.

—¿Dónde vas? —pregunta Eri una vez que salgo de mi habitación.

Normalmente ambas andamos de pijama por la casa, por eso no me extraña que le resulte raro que lelve vestido y maquillaje.

—¿Eres mi madre? —pregunto en respuesta sin darle mucha importancia y me meto en la cocina para dejar las brochas que utilicé en remojo.

Ella aparece a mis espaldas y posa su mano en mi hombro.

—No soy Grace, pero soy tu mejor amiga y te amo.

—Entonces déjame en paz, sabes que lo quiero y no puedo dejarlo.

—Estoy segura de que al Capitán le da igual si terminas con Joaquín o con cualquier otra persona, él querría que fueras feliz, no importa con quién, Sam.

—Seré feliz con Joako.

—¿Por qué no con Liam? —se cruza de brazos.

—¡Ay, Erika! —la esquivo saliendo de la cocina—. ¡Que nos encontráramos otra vez no significa que vayamos a revivir nuestra historia de amor!

—¡Obviamente no si estás con ese estúpido!

—Basta de insultarlo, Eri —tomo mis llaves de encima de la mesa y me dirijo hacia la puerta—. Volveré tarde, no me esperes.

Y con eso salgo del apartamento cerrando la puerta detrás de mí.

Joako está debajo esperando recostado en su auto. Al verme salir del edificio sonríe y se acerca a mí, besándome ni bien llego a él. Mis labios no responden a su beso y él parece notarlo, porque al apartarse me mira con el ceño fruncido.

—¿Te pasa algo? —pregunta y yo niego con la cabeza—. Entonces bésame como si fuera tu novio y no un tipo que te da asco.

Vuelve a besarme y mis labios deciden cooperar esta vez.

—Así me gusta.

Se encamina hacia el auto conmigo detrás de él. Se sienta en el lado del conductor mientras yo me quedo esperando fuera a que me abra la puerta, pero pasan unos cuantos segundos y no lo hace, entonces me meto al auto yo también sin mediar palabra.

Sinceramente extraño al Joako que era caballero o que al menos intentaba serlo. Luego de la infidelidad, cuando recién empezamos a salir, se portó como el mejor hombre del mundo. Era atento, amable, cariñoso, todo lo que pudiera pedir. Se mantuvo tiempo así, hasta que una noche en un club un tipo me ofreció bailar y, a pesar de haberle dicho que no, me arrastró a la pista tocando cada parte de mi cuerpo que estuviera al alcance de sus gordas manos.

Una canción no fue suficiente [✓]Место, где живут истории. Откройте их для себя