10 | «Esta es mi melodía favorita.»

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—Eri... —murmuro y entonces Liam cambia de rumbo, dirigiéndose ahora hacia al barra.

—Si la chica pelirroja te pregunta por nosotros dile que estamos arriba...gracias —le dice a la bartender.

Liam me dirige a través de un pasillo igualmente iluminado con luces neón, al llegar a una puerta blanca nos detenemos y él con torpeza introduce las llaves en la cerradura para abrirla.

Ni bien nos metemos en lo que parece ser una habitación avanza hacia mí haciendo que nuestras bocas se encuentren con desesperación. Sus manos recorren mi espalda y se quedan en mi trasero mientras caminamos por el lugar.

—Hay cosas que nunca cambian —dice mirándome a los ojos.

—¿Cómo qué?

—Me la sigues poniendo como piedra con solo besarme, fenómeno.

Sonrío llevando mis manos a los botones de su chaqueta que desabrocho sonriendo.

Al terminar él se pone de pié para quitársela y yo aprovecho para quitarme mi top.

Me siento al borde de la cama y le desabrocho el pantalón dejando que caiga al suelo y se una a las demás prendas en él.

Mis ojos se niegan a apartarse del bulto de su erección que es evidente debajo de su bóxer, uso mi mano para rozarlo por encima de la tela y levanto la mirada para verlo sonriendo.

Esa maldita sonrisa engreída de la que una vez estuve enamorada.

—Me estás matando —me agarra de la barbilla indicando que me levante y me besa.

Tira del cordón que mantiene unida mi pollera y yo muevo las caderas de un lado al otro hasta que esta cae a mis pies.

Me empuja suavemente por los hombros haciendo que caiga de espaldas en el suave colchón, su cuerpo siguiendo el movimiento del mío. Me observa a los ojos mientras desciende por mi pecho dejando un camino de besos húmedos a su paso.

—Voy a hacerte el amor como solo yo sé, fenómeno —dice él y muerde el interior de mi muslo de una forma sexy que hace que me moje aún más de lo que ya estoy.

Vuelve a subir besándome el abdomen y deteniéndose unos segundos en mis pechos, para luego besarme. Sus dedos corren la tela de mis bragas y hunde uno de ellos en intimidad haciéndome soltar un gemido. Sonríe sin dejar de besarme e introduce otro dedo más dentro de mí.

Ni bien comienza a moverlos mis ojos se cierran y mis caderas se alzan buscando más, buscando que me toque en ese punto débil que me hará explotar de placer.

Sus labios se apartan de los míos a la vez que con su otra mano acuna mi mejilla y mete el pulgar en mi boca. Yo lo chupo poniendo mis ojos en blanco por la satisfacción que siento y él vuelve a sonreír otra vez. Lleva el pulgar a ese punto que en mi mente rogaba porque tocara y comienza a trazar círculos

—Extrañé esto —susurra antes de besar mi cuello—. Te extrañé, Sam.

Mi piel queda electrificada bajo la presión de sus labios en ella. Mi boca no me permite hablar, mis cuerdas vocales están trabadas por el placer y lo único que saben hacer es soltar pequeños gemidos y quejas que le elevan el ego.

—Yo también, Liam —lo tomo por el rostro para que me bese y luego tiro del borde de su boxer hacia abajo para quitárselo.

Necesito sentirlo aún más, mi cuerpo necesita tenerlo otra vez y tenerlo completamente.

No pasa mucho hasta que sus dedos me hacen llegar a mi primer orgasmo y cuando abro los ojos, después de haberlos cerrado por obvias razones, lo encuentro sonriendo.

Una canción no fue suficiente [✓]Where stories live. Discover now