9 | «Wanna be yours»

12.7K 1K 402
                                    

—¡Y todavía te das el lujo de preguntarme por qué mierda me enojo! —grito alzando las manos en el aire—. ¡Joaquín, le pegaste un puto puñetazo en medio de una gala importante para él y delante de miles de personas! ¡¿Eres idiota?!

—¡¿Te piensas que voy a dejar que te bese y ande diciendo por ahí que sale contigo así como así?!

—Chicos ya cálmense, estamos en la calle.

Eri ha intentado apaciguar las aguas desde que salimos del evento, claramente sin obtener resultados positivos. Yo estoy demasiado enojada con él como para pensar con claridad y lo único que puedo hacer es gritar para liberar presión.

—¡Eres mí novia, no suya, mía!

—¡¿Qué no te das cuenta que es todo por pura publicidad?! —grito otra vez con los brazos abiertos—. ¡Es eso o trabajar diez años para una galería para bien de poder tener una ganancia decente!

—Tiene razón —dice Eri.

—Tú no te metas, zorra.

Eri se detiene de golpe y le echa una mirada de asco de arriba a abajo.

—Zorra es la definición de tu madre que se acuesta con cada socio de tu padre con tal de que le sigan dando dinero para sus proyectos.

La mirada de Joako se vuelve completamente roja y avanza hacia ella.

—¡Dí eso otra vez! —la agarra del brazo con fuerza.

—Joaquín suéltala ahora mismo —le ordeno, pero no hay caso.

—Yo no te tengo miedo, Joaquín, ponme un dedo encima e iré a la primera estación de policía que encuentre y pediré una orden de alejamiento a ver cómo te va queriendo hacerte el machito.

—Eri, no es necesario. Joaquín, suéltala de una puta vez.

Parece entrar en razón y la suelta apartándose de ambas.

—No irás a casa con nosotras —no si se está comportando así—. Después te llamo.

—De seguro quieren irse solas para luego poder ir a ver a ese idiota, no soy tonto.

—Yo creo que sí —murmura Eri y yo le dedico una mirada de súplica a lo que ella rueda los ojos.

—No voy a darte más explicaciones, Joako, nos vamos a casa y tú no vienes con nosotras.

Sin mediar más palabra tomo a Eri de la mano y seguimos caminando por la vereda dejándolo atrás, no pienso seguir soportándole esta escena.

—Si das un paso más terminamos, Samantha —le escucho decir y me detengo.

Eri me mira con los ojos abiertos como platos haciendo señas con la cabeza para que sigamos.

—Pues entonces terminamos.

Y con eso seguimos nuestro camino sin mirar atrás.

[🎤]

—Ni se te ocurra soltar una lágrima por ese idiota —me sentencia Eri ni bien ponemos un pie dentro de casa.

No voy a mentir, me duele que no me tenga confianza y que a la vez no entienda que esto es lo mejor para el futuro de ambos, porque de seguir juntos, cosa que ahora claramente no será, el dinero que puediera llegar a ganar con mis cuadros nos beneficiaría a ambos.

—Es él el que pierde, no tú —me apunta en el pecho—. Al contrario, ganas tu libertad ¿Hace cuánto no salimos juntas a bailar porque a él le molesta?

—Hace mucho —digo en un suspiro.

—Va, date una ducha para quitar las malas vibras y en cuánto estemos listas nos vamos a la primera discoteca que encontremos.

Una canción no fue suficiente [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora