El tiempo ha pasado para Ruby y Alex. La vida les ha puesto los obstáculos más difíciles de superar : Corazones rotos, rompimiento de amistades, kilómetros de distancia de por medio y personas nuevas en la vida de ambos.
¿Cómo podrán superar todo e...
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Su cabello rojizo como el fuego, ese que él tanto amaba se movía con la suave brisa de aquel enorme prado verde.
Él no sabía bien dónde estaban, pero no le importaba mucho porque por fin estaba ahí con ella. El amor de su vida. Ruby Hills.
Ella miraba hacia abajo con sus hermosos ojos color café mientras sostenía una pequeña flor en sus manos, una que se había encontrado en el camino y recitaba una de sus más bellas poesías.
En su corazón lo sabía. Era el lenguaje de el amor que se tenían. Eran las palabras que alguna vez lo habían enamorado.
- ¿Puedes escuchar ese sonido...? Es el latir de mi corazón. - le dijo él, interrumpiendola a mitad de la poesía.
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Alex despertó de un salto, sentándose en la cama. Su respiración estaba agitada.
Sintió cómo se le formaba un nudo en la garganta al caer en cuenta de que sólo era un sueño, y lo peor es que no era la primera vez que le pasaba en aquellos últimos meses. Últimamente soñaba con Ruby cada vez más seguido.
La gira aún no acababa. Había pasado casi un año, recorrieron bastantes países. Por el momento se encontraban en México, solo faltaba Brasil y Colombia, y la gira mundial de Tranquility Base Hotel and Casino acabaría.
Por supuesto que se habían visto más de una vez con Ruby. Ella había viajado a verlo en más de un concierto, pero nunca era más de una semana o pocos días, ya que cada uno debía seguir con sus obligaciones y responsabilidades. Por más que él quisiera haber llevado a Ruby consigo en toda la gira, ambos sabían que era imposible.
Ruby tenía una vida en Los Angeles además de su relación con él. Tenía su trabajo, tenía su familia y sus amigos en común.
Ruby... La extrañaba tanto. La soñaba cada vez más seguido porque su corazón no podía cargar con tantas emociones. Las pocas veces que se habían visto no eran suficientes, ya que siempre estaba el temor de que en pocos días tendrían que volver a separarse por largas semanas una vez más.
Y mentiría si digiera que las cosas no se habían enfriado un poco. Es que estando tan lejos, luego de tanto tiempo... Además de que él no era muy bueno con esto de la tecnología. Odiaba las videollamadas. Prefería las viejas y confiables llamadas tradicionales.
Volteó a ver el reloj de la mesita de noche, y éste marcaban las 3:00 AM. Haciendo cálculos mentalmente supo que eran las diez de la noche en Los Angeles, dónde Ruby estaba.
Tomó su celular y reviso si tendría algún mensaje de ella, pero no encontró nada. Al igual que los últimos días. Sabía que ella estaba algo enfadada porque él no le escribía a menudo. Y Alex estaba algo enfadado porque Ruby parecía estar haciendo su vida como si nada sin él.
