37. Plata y rubí

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Alex despertó por la mañana algo cansado, la noche anterior se habían quedado por vario rato disfrutándose el uno al otro.

Se levantó al baño, con cuidado de no despertar a Ruby quién aún dormía en la cama pacíficamente, para tomar una rápida ducha.

Cuando salió, cubrió su cadera con una toalla y secó el vidrio del espejo para quitar el vapor que se había formado. Abrió el cajón bajo el lavabo en busca de su espuma de afeitar, y encontró algo que le llamo la atención: otros dos test de embarazo que no había visto antes.

Habían hablado aquello con Ruby. La última vez, habían realizado juntos dos test que habían salido negativos. Aquel día él la consoló diciéndole que se olvide de aquello por un tiempo, y prometieron no comprar otro test hasta que pasará un tiempo, tal como su ginecóloga le había aconsejado.

Una sensación de pena invadió su pecho y suspiró. Pero acompañado a eso, mientras comenzaba a afeitarse comenzó a pensar en Ruby.

Ruby, Ruby, Ruby... Era la mujer de su vida. A veces le resultaba increíble caer en cuenta que realmente estaba con ella, estaban juntos. Había Sido tan difícil todo este tiempo formalizar lo que tenían, vivir tranquilos, en una casa, como una pareja común y corriente.

Antes de conocerla todo había sido tan fugaz, tan surreal, tan ausente. Había conocido varias muchachas, estuvo en varias relaciones que habían terminado todas en fracaso, porque el no lograba encontrar en ninguna lo que realmente estaba buscando. Se sentía vacío con todas.

Había llegado a pensar que el problema era él, que quizá no estaba diseñado para amar, para formar una relación seria.

Y todos se preguntaban cómo un poeta y escritor de las canciones más románticas podía fracasar una y otra vez en las relaciones. Él de lo preguntaba. ¿Cómo? Si en el fondo, aunque no parezca, tenía tanto romanticismo para expresar, tanto amor en búsqueda de su persona especial.

Y finalmente ahí estaba, sintiéndose el hombre más feliz y realizado del mundo. Ruby había sido esa muchacha que logro completar cada rincón del vacío que sintió por años.

Ruby le enseñó a ver el mundo con otros ojos, y derribó todos los muros que él mismo había formado. Ruby lo aceptó desde el primer día tal cual era, con sus defectos y sus virtudes. ¿Cómo no iba a amarla con locura? A veces le aterraba lo mucho que lo hacía.

Se miró en el reflejo del espejo, secando su rostro luego de finalizar su rutina de mañana, y sonrió de lado. La decisión estaba tomada.

Lo había estado pensando por meses y el día nunca parecía llegar... Pero sentía que al fin había llegado, ya estaba completamente seguro de lo que estaba a punto de hacer.

Salió del baño para cambiarse, y caminó silenciosamente hacia el lado donde Ruby dormía profundamente. Se arrodilló a su lado con cuidado, y corrió aquel pesado cabello ondulado que cubría su rostro.

Visualizó su bello rostro tranquilo. ¿Qué estaría soñando hoy? Sus mejillas estaban algo sonrosadas del calor de las mantas. Sonrió de lado, hasta durmiendo se veía tan hermosa.

Subió una mano con cuidado hasta su hombro derecho desnudo, y dejó una caricia suave con la intención de comenzar a despertarla.

Ruby se quejó un poco despertando, abrió sus ojos confundida y vió a Alex ahí a su lado.

- ¿Qué ocurre? - preguntó adormilada, y volvió a cerrar sus ojos, cubriéndose con las mantas.

- Despierta... - susurró con ternura, acercándose a besar su mejilla suavemente, entre risitas.

Ruby rió y abrió sus ojos nuevamente.

- Buenos días. - Murmuró, con la voz algo ronca.

- There, running my hands through her hair... Both of us thinking how good it can be, someone is speaking but she doesn't know he is there...

Alex comenzó a cantar una estrofa de la canción de The Beatles Here, There and Anywhere. Mientras peinaba su cabello rojizo pasando sus dedos por él, tal como la canción decia. Ésta era una de las favoritas de Ruby. Ella lo miró atenta, y sonrió disfrutando de oírlo cantar.

Alex solía cantarle, no siempre por las mañanas pero si de vez en cuando tocaba algún que otro tema con su guitarra y Ruby simplemente se echaba a su lado disfrutando de su hermosa voz ronca y grave.

- I want her everywhere, but if She's beside me I Know I need never care... But to love her is to need her everywhere. Knowing that love is to share... - siguió cantando por lo bajo. Y tomó su mano con ternura. - Each one believing that love never dies, watching her eyes and hoping I'm always there...

Paró de cantar para dejar un tierno beso en el dorso de su mano.

- No pares... - suplicó Ruby sonriendo. - Adoro oírte cantar.

- Ruby...- habló Alex, mirándola fijo a los ojos, como si estuviera pensando algo.

- ¿Qué? -preguntó ella riendo.

Él soltó su mano para buscar algo en el bolsillo trasero de los jeans que traía puestos. Mirándola serio pero con una mirada segura y llena de amor, le enseñó finalmente un anillo en la altura de su barbilla.

- Cásate conmigo.- pidió, ahora sonriendo de lado.

Ruby se quedó helada. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿A caso estaba soñando?

- ¿Q-qué? - tartamudeó.

- Cásate conmigo. - Murmuró, seguro, para que ella vea que era real.

Ruby llevó ambas manos a su boca sorprendida, y sintió cómo se le llenaban los ojos de lágrimas.

- ¿Y? ¿Te casas conmigo? - preguntó Alex riendo, al ver su reacción.

Ruby saltó de su lugar, y lo tomó para traerlo en un movimiento a la cama con ella, mientras lo abrazaba con fuerza.

Scooter, quién había estado durmiendo en los pies de la cama se despertó de un salto y al ver a sus dueños corrió hacia a ellos también saltando de alegría.

Alex rió y se echó a un lado para no aplastar a ambos. Tomó su mano y la miró, esperando su respuesta.

- ¡Sí! Cielos, sí...claro que quiero casarme contigo. No puedo creerlo... Alex, ¿Estás seguro de ésto?

Alex soltó una risa, y colocó el anillo en su dedo anular.

- Por supuesto que lo estoy. ¿Cómo no voy a estarlo? Te amo Ruby, te amo cada día más... Lo he pensado demasiado. Quiero que seas mi esposa, hoy y por el resto de nuestros días quiero compartir mi vida contigo. - besó el anillo donde estaba su dedo.

Ruby lo miró aún incrédula, y miró su anillo. Éste era de plata, y tenía un rubí en la punta. Rió ante aquel detalle y lo tomó por el rostro incorporándose a su lado para besarlo en los labios.

A su lado, Scooter comenzaba a tironear de la camiseta de Alex, feliz y juguetón.

- ¡Scooter, vas a romper la camisa de papá! - lo regañó Ruby riendo.

- Ven aquí. - Alex volvió a besar a Ruby riendo, y la abrazo por la cintura.

- Te amo, si quiero casarme contigo Alex... Quiero pasar el resto de mis días a tu lado, claro que sí. - Murmuró rozando sus narices.

Alex se separó un poco para admirar sus ojos y sonrió de lado.

Se iban a casar.

Baby, I'm yours | Alex Turner ( Stuck on the puzzle parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora