19. Una buena y una no tan buena noticia

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En un abrir y cerrar de ojos, las vacaciones de Ruby habían acabado. Ambos habían vuelto a Los Angeles y por ende a la rutina.

Ruby se encontraba en su oficina, acomodando las hojas del manuscrito que había estado escribiendo en sus vacaciones. No estaba terminado, pero había avanzado bastante y quería enseñárselo a Marianne para ver qué opinaba.

Así que con mucha ilusión y una sonrisa que no podía ocultar en su rostro, caminó hasta la oficina de su jefa. Golpeó tres veces y espero.

– ¿Es un buen día, eh? –  preguntó Martin, un compañero de recursos humanos al ver su expresión radiante.

– Eso espero. – acotó Ruby por lo bajo.

– Adelante... – oyó la voz de Marianne tras la puerta, así que ingresó rápidamente.

– Buenos días Marianne.

– ¿Que tal Hills? ¿Cómo han ido esas vacaciones? – preguntó sin quitar la vista de su computadora.

– Bien, muy bien. De hecho tengo excelentes noticias que quería compartir contigo, Marianne.

Está desvío la vista y la miró.

– Por supuesto, toma asiento por favor. – sonrió señalando las dos sillas frente su escritorio.

Ruby se sentó y carraspeó un poco nerviosa.

– Bueno, verás... – comenzó con la voz algo temblorosa. No sabía qué le pasaba. Quizá eran los nervios, o aquel Capuccino que se había tomado por la mañana lo que le había provocado unas náuseas repentinas. Carraspeó nuevamente e intento mantener su compostura. – Lo que quería enseñarte es... Estuve escribiendo otra vez.

Le tendió su manuscrito borrador. Marianne lo tomó y la miró bajando un poco sus anteojos.

– Pues veamos... – comenzó a leer por encima las primeras oraciones. – Atrapante comienzo... Preciso y no muy extenso... Muchos sentimientos veo aquí. – asintió con su cabeza.

Leyó unas páginas más por encima, y volvió a acomodar todo en su lugar.

– Bueno, parece que ésto tiene buena pinta. ¿Cuándo lo has comenzado?

– Ya había empezado aquí hace como un mes, pero las vacaciones me ayudaron a... Inspirarme un poco más.

– Me gusta. Me interesa. – asintió con la cabeza y se lo entrego a Ruby. – Sigue con eso, y por ésta semana le pasaremos el trabajo de edición a Rhonda.

Ruby no podía creerlo, abrió su boca en una expresión de sorpresa y luego la cerró.

– ¿Hablas... En serio?

– Si, me gusta. Pero te doy un consejo, quítale tanta dulzura y agrégale por una vez un poco de drama. – la apunto con un dedo, y luego volvió a su trabajo.

– Entendido, lo haré. Muchas gracias Marianne, de verdad.

– ¿Eso es todo? ¿Necesitabas algo más?

– ¡No! No... Para nada, eso es todo. Muchas muchas gracias. – repetía Ruby emocionada. – Me retiro, nos vemos luego.

Sonrió y salió de su oficina. Al cerrar la puerta festejo en su lugar dando saltitos sosteniendo su manuscrito en sus manos, y suspiró. Al alzar la vista, a lo lejos Amanda sonreía y alzaba sus pulgares en el aire.

• • •

Al llegar a casa, le contó enseguida la noticia a Alex y éste festejo con esta entre besos y abrazos llenos de emoción y orgullo.

Baby, I'm yours | Alex Turner ( Stuck on the puzzle parte II)Where stories live. Discover now