33. Te entiendo

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Ruby, quien había despertado media hora después que Alex, corrió a la entrada y al abrir la puerta se encontró con sus suegros, admirando la fachada del frente de la casa.

- ¡Penny! ¡David!

- ¡Oh, hola querida! Nos encuentras admirando tu bonita casa. ¡Pero que alegría!

Acotó Penny, uniéndose en un abrazo con su nuera.

- ¿Verdad que es bonita? Aún no puedo creerlo.

- ¡Felicitaciones, cariño!

- ¡Felicidades Ruby! Es una casa realmente bonita, ahora debes darnos un recorrido por dentro. - David abrazo a Ruby una vez que Penny entro.

La pelirroja los guío dentro de la casa, enseñándoles la sala de entrada, y Alex bajo por las escaleras sonriente.

- Mamá, papá... ¿Han venido en taxi? Les dije que yo los buscaba en la estación de trenes.

- No quisimos molestar querido, no en su primer mañana aquí. ¡Por fin están en Londres!

- Será un gran cambio para Ruby. - bromeó Alex riendo, y se acercó a abrazar a sus padres con cariño. - ¿Cómo están? Los he echado de menos...

- Y nosotros a ti Alexander, me alegra que una vez más podamos reunirnos... ¡Y con casa nueva!

- Vengan, les daremos un recorrido.

La pareja guío a Penny y David por toda la casa, enseñándoles todas las habitaciones que esta poseía, hasta el patio trasero que fue donde prepararon la mesa para almorzar.

El día estaba de maravilla, un poco fresco pero soleado indicando que la primavera había llegado.

Alex sorprendió a todos con menú Tailandés, Massaman Curry que era una especie de estofado con tofu, verduras y especias.

Y una vez finalizaron de almorzar, mientras Alex lavaba los trastes (insistiendo en que nadie más lo ayude), Ruby guió a Penny a un sector alejado del jardín.

- Planeo plantar mi propia huerta aquí, pero voy a necesitar tu ayuda. - explicó la pelirroja, arrodillándose sobre el césped verde.

- ¡Tendré que venir seguido entonces! - rió Penny. - Es un buen sector, aunque debes considerar cubrir una parte para aquellos vegetales que requieren menos sol. ¿Sabes?

Se pasaron un buen rato charlando, mientras Penny le daba algún que otro consejo y le explicaba bien como ella había hecho su porpia huerta.

- Sabes, sé que este es el lugar que Alex tanto estuvo buscando. - confesó Penny pensativa, con una mano en su cadera.

- ¿Si, por qué lo dices?

- Bueno, tu también sabes que él estuvo muy... Perdido por muchos años. No encontraba su lugar en el mundo, vivía de aquí para allá. No lograba asentar en ningún lado, con ninguna persona... Y sin embargo aquí, no ha pasado ni una semana y yo lo veo tan feliz Ruby.

- Lo sé. - Ruby alzó la vista, y se encontró con Alex sentado al lado de su padre en la mesa, charlando a lo lejos. - El es feliz, y yo también.

- Lamento mucho lo que ha pasado... Se que hemos hablado por llamada, pero me gustaría decírtelo en persona querida.

Ruby volteó nuevamente a ver a Penny y sonrió de lado.

- Está bien, yo ya estoy mucho mejor. Han sido días difíciles... Creo que ese fue el principal motivo por el que quise venir aquí.

- Entiendo que es un nuevo comienzo, pero no dejes fantasmas del pasado en Los Angeles... Después de todo, es el lugar en que te criaste. - la aconsejo Penny tomando sus manos. - No se si te lo he dicho alguna vez, pero yo también he perdido un bebé antes de tener a Alex.

Ruby la miró expectante y curiosa.

- ¿De veras? Lo siento mucho...

- Está bien, y te entiendo. Entiendo por todo lo que has pasado, y espero que la manta que te hice te haya servido en esos días...

- Fue el regalo más lindo que alguien me haya podido dar... Estoy muy agradecida, y me sirvió como no me imaginaba.

- Me alegra que si querida... Pero no temas, se lo mucho que querían ser padres. Y sé que a Alex le gustaría intentarlo otra vez, cuando ambos estén listos. Él me lo dijo. No pierdas la esperanza...

Ruby la miró con ternura, y la abrazo con cariño. Penny frotó su espalda y luego se separó para secar unas lágrimas de sus ojos.

- Anda, vamos... Hay que preparar el té.

Ruby rió ante su comentario tan británico, y acompañó a Penny nuevamente a la mesa con los demás.

• • •

Ruby rió ante unas cosquillas que la despertaron. ¿A caso era Alex dándole besos en el rostro?.

- Alex... Ya para. - rió aún con sus ojos cerrados, adormilada.

No recibió respuesta. Poco a poco abrió sus ojos, algo cansada. El brillo de la luz de la habitación la cegaron por unos segundos, pero cuando pudo visualizar bien y agudizó sus cinco sentidos se encontró con una gran sorpresa: un cachorro bulldog francés de color marrón atigrado, volvía a treparse sobre ella para besar su rostro.

- ¡AAHHH! ¡UN PERRITO! - exclamó con una gran sonrisa en su rostro.

Volteó en la cama y vio que Alex la miraba sonriente y expectante.

- ¡Sorpresa!

Ruby pegó otro grito de alegría.

- ¡¿UN PERRITO ?! ¡¿Para mí?! - exclamó llenandolo de preguntas saltando para incorporarse en la cama y tomar a aquel cachorrito en sus manos, quién se removía en su lugar juguetón.

- ¡Por supuesto que sí! Es tuyo... - rió Alex. - ¿Te gusta? Dime qué no lo quieres devolver por favor.

- ¿QUE DICES? ¡SI ME ENCANTAAA! - gritó abrazando a su nuevo perrito. Éste la miraba con sus grandes ojos marrones.

Alex estallo en risas, y se acercó más subiéndose a la cama.

- ¿Dónde lo conseguiste? No puedo creerlo, ¡Tengo un perrito! ¡Por fin!

- Tengo mis contactos... Pensé que sería una buena idea, ahora que estaré bastante tiempo aquí y tenemos un gran patio para él... Tenemos un nuevo integrante en la familia. - habló a lo último con vos tierna acariciando la frente del bulldog, quién se soltaba de las manos de Ruby para morder las sábanas juguetón y tironear de éstas.

- ¡GRACIAS GRACIAS GRACIAS! - repitió Ruby una y otra vez, abrazando a la fuerza a aquel perrito mientras reía. - ¿Y cómo se llama?

- ¿Cómo quieres que se llame? Es macho... Aún no le he puesto nombre.

- ¡Cielos! Debo pensarlo bien, no podemos ponerle cualquier nombre al pobre... - Alex rió ante su comentario.

- Highlinder.

- ¡Alex, no! - rió Ruby. - Tigre... como su color atigrado.

- ¡Qué original! - bromeó Al.

- Bien, no tiene que ser ahora. - rió. - Algo se me ocurrirá... ¿Y tenemos comida para él cierto? ¡Ay, ya quiero ir de compras a ver la ropita más linda para ti! ¡Eres una criaturita hermosa, claro que sí! - balbuceó con ternura sacudiéndolo con suavidad, y luego llenó su cabecita con varios besos.

Alex miró embobado aquella expresión de emoción y felicidad en su rostro, la misma que cuando había visto su nueva casa. Amaba hacer feliz a Ruby, era su deber y le encantaba. Viviría por ver esa sonrisa una y otra vez, y lo mejor era ser el causante de ella.


Baby, I'm yours | Alex Turner ( Stuck on the puzzle parte II)Where stories live. Discover now