17. La salud de David

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Aquel día Penny preparo un rico almuerzo para sus invitados, y rápidamente los ayudo a preparar la habitación de Alex para su estadía en Sheffield.

La madre de Alex estaba tan encantada, que no evitó darles un paseo por su jardín para enseñarle sus nuevas plantas. Les enseñó fotografías de él último viaje que habían hecho con David e incluso llamo a la tía Vivi para que venga a cenar esa misma noche, que Alex había llegado.

Así que por la tarde, Alex y Ruby se encargaron de ir de compras al centro comercial de Sheffield por algo de comida para la cena, y también para pasear y recorrer la ciudad natal de Alex.

– Tus padres están muy felices. – acotó Ruby mientras paseaban por las góndolas del supermercado.

– Lo sé... Y yo, no te das cuenta de lo mucho que los extrañas hasta que pasas meses sin verlos. Cielos, ha pasado mucho tiempo.

– Ya lo creo. Pero ahora podrás visitarlos más a menudo. ¿Cierto?

– Así es. – afirmó Alex mientras chequeaba las verduras, con una sonrisa de lado en su rostro.

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Por la tarde noche, los tíos Vivi y Harold habían llegado a la residencia Turner. Estaban feliz de volver a encontrarse con su sobrino Alex, y su nueva sobrina Ruby, que aún no la conocían.

Comenzaron a cenar entre charlas sobre la vida de cada uno y anécdotas divertidas. Aunque el anfitrión de la noche era Alex, quién respondía las preguntas de todos, que estaban interesados en su gira, los lugares que había visitado, las culturas y demás.

– Es bueno que estés devuelta en Sheffield... ¿Te has mudado a Londres querido? – preguntó la tía Vivian.

– No, de hecho solo estábamos de visitas. Decidimos tomarnos unas vacaciones juntos ya que Ruby también las necesitaba por su trabajo, bueno porque ella es escritora. – explicó Alex limpiando su comisura con una servilleta, y dejo los cubiertos sobre la mesa.

– ¡Oh! Que interesante querida. Creí que se habían mudado a Londres, bueno después de el problema con nuestro querido David... – explicó la señora mirando con empatía a David.

Éste trago en seco su comida y luego bebió un buen sorbo de agua. Penny miró a Vivian y abrió sus ojos haciendo una mueca.

– ¿El problema? – preguntó Alex sin comprender. Luego miró a su madre. – ¿Qué problema?

– Bueno, ninguna novedad. Es solo que me he sentido un poquito débil. – explicó David hablando por fin. – Pero el médico ya ha pensado en ponerme un marcapaso para fin de año, y estoy controlado. – le sonrió desde la punta de la mesa.

Un silencio había inundado el comedor. Y Ruby miró a Alex.

– ¿Por qué no me lo dijiste?

– Bueno, coman que se les enfriará la comida. Luego hablamos de ésto. – sonrió Penny, mirando a Alex.

– ¿Por qué no me lo dijeron? – insistió Alex.

– Al... Cariño. Después de la cena lo hablan. – murmuró Ruby posando una mano sobre su pierna con cariño.

Alex no dijo nada, sino que siguió comiendo con una expresión de seriedad en el rostro mientras Penny cambiaba de tema de conversación con la tía Vivi.

Luego de cenar y tomar un café, la expresión de Alex no se iba con nada. Así que cuando se fueron todos, alcanzó a su padre en la cocina.

– ¿Ahora sí podemos hablar?

– No era necesario hacer ese escándalo frente a la visita. – acotó David con seriedad mientras guardaba las bebidas en el refrigerador.

– Soy tu hijo, soy el primero que debería haberse enterado. No los tíos Vivian y Harold.

Ruby no quería meterse, pero aun así se escuchaba la conversación desde la sala principal.

– No te lo hemos dicho porque estabas de gira, y no queríamos preocuparte eso es todo. – explicó Penny con voz calma para que su hijo no se enfade, ya que lo conocía muy bien.

– ¿Y eso que tiene que ver? Lo saben y se los he dicho cientos de veces, si algo sucede relacionado a la salud deben avisarme al instante. Me molesta que me oculten las cosas como si tuviera diez años. – Ruby lo oía molesto, y ya comenzaba a alzar la voz un poco más que su tono normal.

– !Es que está todo bien! Nada malo ha ocurrido ni va a ocurrir. Ahora re lo estoy diciendo, puede que para fin de año me operen. El doctor dijo que era algo rápido y sencillo...nada de que preocuparse.

– Papá tuviste un ataque cardíaco. – enfatizó haciendo un ademán con su mano.

– ¡Que ya lo sé! Cielos, puedes ser tan terco a veces. ¿Querías saberlo? Ya lo sabes, está todo bien, nada de que preocuparse. Punto final.

– David, cariño... No te enfades con Al. Es entendible que se moleste. Pero no debes estresarte demasiado.

Alex negó con la cabeza y salió disparado de la cocina. Al encontrarse a Ruby en el sofá la miró.

– Me iré a acostar. – le aviso y subió las escaleras con un humor terrible.

– Lo siento por eso... – acotó Ruby apenada ingresando a la cocina.

– Mira querida, lo conocemos hace 35 años. – Penny le quitó importancia al asunto. – Ya se le pasará.

– Espero que todo salga bien, y estamos presentes para lo que necesiten. – Ruby posó una mano sobre el hombro de David.

– Gracias querida... Ahora ve a acompañar a Alex. Descansen.

– Buenas noches, gracias por todo. – Ruby abrazo rápidamente a cada uno, y se dirigió a la habitación.

Al entrar, encontró a Alex ya acostado mirando hacia el techo con un brazo bajo su cabeza.

– ¿Estás bien?

– No, estoy molesto.

– No deberías enojarte tanto... Ya te han dicho lo que ocurre.

– No lo entiendes, me molesta que me oculten las cosas Ruby.

– Si lo entiendo, y es porque no quieren preocuparte...

– ¿Cómo no voy a preocuparme? Necesito saber estás cosas... Si algo le llega a pasar y yo no estoy... – no pudo terminar la oración que nego con la cabeza con temor.

– Hey... Tranquilo. – se acostó a su lado y Alex se sentó en la cama. – Estaremos aquí en las buenas y en las malas, y sabes que si es algo grave ellos te lo van a decir. Más ahora que les dejaste en claro que deben avisarte estás cosas.

Alex abrazo a Ruby y asintió con la cabeza. Luego, se acostaron juntos en la cama cubriéndose con las mantas y entrelazando sus piernas bajo las sábanas.

Baby, I'm yours | Alex Turner ( Stuck on the puzzle parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora