34. Los tres

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Miles había esperado a que la pareja se asiente un poco para ir a visitarlos, pero en cuanto se enteró que había un nuevo integrante perruno en la familia su viaje a la nueva residencia había sido más rápido que la velocidad de la luz.

– Me sorprende la rapidez con que has llegado, solo porque te he dicho que teníamos mascota nueva. – fue lo primero que dijo Alex al abrir la puerta.

– Ay si, hola dulce de leche. ¿Me extrañaste?  ¡Ahora si, dónde está mi sobrino! – exclamó entrando rápidamente.

Alex rodó sus ojos riendo y como si le hubiera entendido, el perrito corrió a la sala con sus patitas cortitas.

– ¡PERO MIREN LO QUE ES! ¡ES HERMOSO!

Ruby salió del comedor para reunirse con ambos en la entrada, y rió.

– Nosotros estamos bien, gracias Miles – rió.

– ¡No sean maricas! Díganme como se llama, por favor... Necesito saberlo. – exageró tirándose en el suelo para jugar con el perrito.

Ruby y Alex se miraron sonrientes.

– Se llama Scooter.

– Scooter, me gusta. – sonrió Miles. – Bueno, ahora sí los saludo. – se incorporó con el cachorro en sus brazos, y saludo a sus amigos con ternura. – ¿Cómo están? Lamento mi entrada pero no puedo resistirme ante un bulldog francés.

Ruby rió y abrazo a Miles.

– Estamos bien, ¿Vamos a desayunar?

– Eso es lo que extrañaba de ustedes, ¿Ven? Me reciben con un perrito y la comida lista. Ay mamá. – bromeó fingiendo secar una lágrima de felicidad, y los dos estallaron en risas mientras se dirigían a la nueva cocina.

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Aquel día, lo dedicaron a estar con Miles para ponerse al día con todo el tiempo en que no se habían visto, y claro,  jugar con Scooter en el patio trasero mientras corrían y le lanzaban su nueva pelota.

Por la tarde, habían decidido ir a algún parque de la ciudad, para sacar a pasear al perrito. A Ruby le gustaba aquello, era algo nuevo en su vida.

Ahora sus días eran y serían distintos, ahora había un pequeño cachorro durmiendo con ellos dos ocupando más espacio en la cama por las noches, por la mañana tenían que alimentarlo y siempre se aseguraban de regañarlo cuando hacia alguna travesura, para educarlo bien.
Una que otra vez se hacia pipí en la habitación, y te robaba comida de la mesa ratona del living room si no estabas atento.

Pero conforme pasaban los días junto a Scooter recordó lo mucho que amaba tener un perrito, y lo feliz que era ahora con uno propio. Alex si que sabía cómo hacerla feliz, siempre.

• • •

Los días pasaban y las vidas de ambos  se iban acomodando en Londres.
Ahora, Ruby asistía a clases de yoga con una nueva profesora que era muy buena gente. Escribía su libro cuando se sentía inspirada, pero también tenía días de bloqueo y cansancio mental en dónde no quería hacer absolutamente nada. Y se lo permitía, era un ser humano después de todo.

Alex también había organizado su nueva vida en Londres, ya que era sano para ambos tener sus propias rutinas.

Él se reencontró con sus grandes amigos: Jamie, Nick y Matt y por supuesto el resto del equipo de Arctic Monkeys ahora en reuniones presenciales dónde discutían asuntos para un próximo álbum o conciertos locales. También, más de una vez se juntaban a comer en su casa o en casa de alguno de los chicos.

Baby, I'm yours | Alex Turner ( Stuck on the puzzle parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora