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Tohbías

Pensé que sabía sobre mí. Siempre hay chismes y revistas con mi nombre en todo rondando por ahí. Mi familia siempre ha sido bastante popular desde generaciones, debido al dinero he influencia que tenemos, siempre hablan de nosotros. Yo dirijo la empresa de mi padre, me nombró como heredero y dueño total de esta hace ya cinco años.

Él en vez de jubilarse o estar tranquilo en casa, le dio por entrar en el mundo de la política. Mis tíos paternos todos igual están bien parados, ya que mi abuelo y padre de ellos les dejo a cada uno prácticamente una fortuna.

Mi padre por ser el mayor de los cuatro fue el siguiente jefe de la empresa mayoritaria de nuestra compañía.

Yo, por ser hijo único de mi padre y único varón de todos los nietos del abuelo —que ya falleció—, me toca seguir al mando de la compañía.

Pues sí, tengo cinco primas y todas contemporaneas conmigo, tenemos entre veintiocho y treinta años. Yo tengo veintinueve, espero que mi hijo sea varón para que pueda seguir la línea, sino le tocaría a algún hijo de mis primas.

Es legado del abuelo, que él que dirija sea específicamente hombre, se habla de nosotros por todos lados.

¿Cómo es posible que no lo sepa?
Prácticamente antes que me comprometiera con Ellie ya los telediarios hablaban de nosotros. Siempre salíamos juntos a todos lados y Ellie siempre estaba enganchada a mí.

¿Acaso no vivía en este país o que rayos?

Estoy ansioso por recibir la información concreta que pedí sobre ella, sobre quién es realmente.

Me giro del asiento delantero para poder ver su rostro que me mira esperando una explicación.

—Estaba comprometido, rompí con ella hace tres días —honestamente respondo, aunque odio dar explicaciones.

—Wow, me tomó por sorpresa eso —añade y veo como vuelve a procesar lo que dije—. ¿Qué?¿Hace tres días nada más? No me digas que rompiste por esto —pregunta casi suplicando que diga que no, que no fue por esto.

—Lamento decirte que sí, fue por esto, fue por mi hijo. Porque no sé a ti, pero a mí me criaron en un hogar y quiero eso para mi hijo también.

Ella entreabre sus labios por la impresión tras lo que dije.

—Vaya, lo siento. Ustedes se veían bastante unidos, no sabía que tenías pareja —dice bajando la cabeza.

—Lo que me sorprende a mí es que vivas en este país y no supieras eso, incluso me preguntaba cuando me lo ibas a cuestionar —afirmo mirándola fijamente, esperando a ver que me responde a eso, me da mucha curiosidad esta mujer.

—No sabía y sí, vivo en este país pero no soy de las que vive pendiente de la vida de otras personas, tengo suficientes problemas con mi vida como para dedicarme a saber de vidas ajenas —expresa en tono hosco y decido que esta conversación termine aquí.

Tuerzo una sonrisa en forma de asentimiento a lo que dijo y me enderezo, conduzco camino a casa sintiendo que la tensión en el auto no se disipa. Al llegar a esta, dejo el auto en el aparcamiento y subimos dentro.

Vivo en un rascacielos en el centro de la ciudad, concretamente en el último piso. Ella no suelta al gato en todo el trayecto por lo que me mantengo más alejado de lo normal.

Al llegar al apartamento, mis hombres entran tras nosotros dejando las maletas de ella en la sala grande. Veo que observa todo el lugar con atención y baja al gato. Este comienza a caminar por todo el sitio y le indico a ella que me siga para recorrer lo que será su casa a partir de hoy.

AtándonosWhere stories live. Discover now