12

6.3K 365 4
                                    

Molly

Vuelvo mi mirada a los reporteros que no paran de hacernos fotos y videos, trato de sonreír. Pero lo que sucedió hace un instante no deja de repetirse miles de veces por mi cabeza.

Siento un cosquilleo en la parte baja de mi estómago y como me sudan las manos. Puedo sentir su tensión desde donde estoy. Él no me mira a los ojos sino que se despide cordialmente de todos en la sala, toma mi mano fuertemente y me jala para salir de aquí.

Cuando nos montamos en el auto de vuelta a el apartamento todo se mantiene en silencio. Ni siquiera nos miramos. Ninguno de los dos al parecer tiene nada que decir.

Al entrar al apartamento voy directo a mi habitación. Me encierro y me tiro en la cama bien tendida estrujándola a mi paso. Me paso la mano por la cabeza una y otra vez pero no se me sale de la mente el delicioso beso.

¡Jodidos labios!

Me tomó desprevenida y más aún al recordar que solo le dije en la mejilla y en la frente. Nunca respeta los límites, ¿y si me hubiese dado una crisis?

¿Qué explicación le hubiésemos dado a los periodistas?

Sin dilatación termino por dormirme al rato. Pasan los cinco días previos a la boda. Y ninguno de los dos dice nada al respecto del beso. Salimos dos o tres veces a acordar trámites legales del matrimonio, ver el lugar dónde se celebrará la ceremonia y cómo queremos que se haga todo.

A veces él me hace preguntas y yo solo le respondo con un Sí o un No. De ahí en fuera no hablamos de nada. Y en el apartamento hago lo posible por evitarlo a toda costa. No quiero conversar con él sobre lo sucedido esa noche.

Después de esos largos cinco días pues hoy es el día de Nuestra Boda. Aún no he visto ni el vestido, ni siquiera me lo he probado aún. Issy dijo que lo iba a ver el mismo día del matrimonio pues tenía muy poco tiempo para confeccionarlo todo.

La ceremonia será a las diez de la mañana. Y Issy iba a llegar desde las ocho. Iban a venir un equipo de belleza a arreglarme, mi cabello y mi rostro. Tohbías no se arreglaría aquí sino en el mismo hotel donde se haría la boda.

Me levanto desde las siete, me ducho y desayuno. A los únicos que invité fue a mi tía Kendall y a Max mi amigo. No sé si Tohbías haya invitado a mis padres y realmente me da igual, aunque quisiera ver a papá.

Estoy hecha un manojo de nervios, demasiada ansiedad tengo encima. Tocan el timbre del apartamento y veo que entran Issy y el equipo de belleza, compuesto por cuatro mujeres, todas bien arregladas y desprendiendo un aire de profesionalidad.

Pasan las horas y mi ansiedad no pasa. Me maquillan, me hacen un efecto ahumado en los ojos, me ponen pestañas y me delinean los ojos. Cepillan mi cabello, y me hacen rizos perfectos dejándolo impecable.

Y llega lo que más esperaba, el vestido.

Issy lo saca de una caja dorada con lazos llenos de perlas.

¡Es Hermoso!
¡Wow!

Mis ojos se iluminan al verlo frente a mí y sonrío sin esfuerzo ante ese hermoso vestido.
Issy me sonríe al ver mi mirada de anhelo sintiéndose realizada por su trabajo.

Me ayudan entre las cinco a ponerme el vestido y me observo finalmente.

Una chica hermosa de cabellos rojos llenos de rizos me devuelve la mirada, con un vestido blanco ancho de la cintura al piso y lleno de perlas y piedras. Me fascina lo que veo.

El color blanco me hace sentir limpia después de tanto tiempo sentirme sucia y llena de mugre. Elevo mi mentón y me permito sonreír para dejar toda la tristeza atrás, aunque sea por hoy. Esto lo hago por mi hijo, por su bien.

AtándonosWhere stories live. Discover now