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A la izquierda el rosado es de Elizabeth y a la derecha el verde es de Olivia. 

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Jian acomodó una bandeja con cuatro tazas con té y algunos aperitivos para compartir con sus hermanas mientras charlaban

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Jian acomodó una bandeja con cuatro tazas con té y algunos aperitivos para compartir con sus hermanas mientras charlaban. Era tarde en la madrugada y ninguna de las tres parecían tener sueño, de hecho, estaban tan ansiosa que dudaba fueran a pegar un ojo en todo el día.

A diferencias de ellas, Jian sí estaba cansada, ser madre era un trabajo de tiempo completo y con un niño de dos y una niña de siete, era difícil encontrar un momento de descanso. Simplemente no sabía como su madre lo hacía o había hecho, antes cuando solía tener más de un hijo en la edad de la infancia. Ella sentía que enloquecía con los suyos y había tardes en las que no podía sentarse a respirar. También estaba enfocada en seguir educándose, a pesar de que ya casi cumpliría cuarenta y cuatro años, quería poder ir a la Universidad y era un delicado proceso tanto para ella, como para la sociedad y su matrimonio.

Aunque Derby no lo dijera, la idea de que ella fuera a la Universidad no le fascinaba y tendrían que ajustar muchas cosas en el hogar si ella pasaría tiempo ocupándose en su educación. Los niños necesitarían una niñera, pues Derby trabajaba y no podía quedarse con ellos.

—Bueno, pregunten.

Las tres se miraron como si repentinamente hubieran quedado en blanco y pensaron en silencio durante unos minutos. Elizabeth fue la primera en agarrarse un pastel para empezar a comer, concentrada en sus pensamientos.

Normalmente en la familia no se hablaba de sexo, su padre definitivamente no sacaría el tema frente a ellas, sus hermanos menos y entre ellas solo podían imaginar pues no tenían experiencia. A veces sus hermanas ya casadas le contaban algo, pero ninguna tenía mucha experiencia, solo lo que sabían porque lo habían hecho con su marido. Jian y Olivia eran las únicas en la familia que sabían como era estar con más de un hombre.

—¿Duele? —se atrevió a preguntar Zenia.

Una inseguridad común en toda mujer sin experiencia, pensó Jian y se acomodó en el sofá, flexionando las piernas hacia su lado.

—La primera vez puede doler, aunque no todas las mujeres la viven de la misma forma —. Por sus expresiones, supo que querían conocer la de ella, aunque no se animaran a preguntar—. A mí me dolió un poco, no les mentiré, pero también debemos tener en cuenta que yo era muy chica y estaba con un hombre mayor.

Vidas cruzadas: El ciclo. #3 COMPLETA. +18. BORRADORWhere stories live. Discover now