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20 de junio 1890

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20 de junio 1890.
White Oak, Minnesota.

Harvie arrastró la silla junto a la mesa en la cocina y se sentó.

El ambiente estaba silencioso desde que él había llegado y Jian solo lo miraba con manos temblorosas en espera por una respuesta. Buscó en su bolso por un pequeño frasco con un liquido de color claro y lo deslizó por la mesa para dejarlo frente a ella.

La respiración de Jian se volvió pesada al verlo y un nudo se formo en su pecho. No quería tomar ese frasco y enfrentar las consecuencias de lo que pretendía hacer, pero tampoco sabía si sería capaz de vivir con las consecuencias de no hacerlo.

Derby tomó el frasco por ella y lo miró.

—¿Es seguro?

—Les seré sincero y diré que no —. La respuesta de Harvie puso a Derby en estado de alerta—. Provocará un sangrado que puede ser abundante e imposible de controlar, si eso sucediera me temo que Jian moriría, también tiene riesgos de que no puedas volver a quedar embarazada, no produce esterilidad, pero provocara un aborto espontaneo que luego puede repetirse en futuros embarazos.

—¿Y cómo puedo... ¿cómo puedo saber si el bebé es realmente...Sí es de ellos?

Harvie tomó la mano de Jian en la suya y la apretó suavemente.

—No podemos, no con exactitud.

Derby dejó el frasco sobre la mesa y se sentó junto a Jian conteniendo sus ganas de maldecir. No quería alterarse en presencia de Jian como se había alterado cuando ella le había compartido la información días atrás, no era bueno para ninguno de los dos que se alterara, especialmente para ella y por eso intentaba mantener la calma en una situación que los estaba volviendo loco.

Tomó la mano de Jian en la suya y acercó sus nudillos para besarlos.

—No debes pensar en eso, Jian.

—Pero sí es tu hijo, Derby...No p-puedo hacerle daño.

—Podemos tener más bebés en el futuro, cuando estés lista —. Negó y se abrazó a él—. Piensa en cómo te sientes ahora.

—¿No escuchaste? Podría no volver a tener otro bebé.

Era un precio demasiado caro a pagar para ella, que disfrutaba de la maternidad y de todas las emociones que venían con esta.

—Adoptaremos, tenemos muchos hijos, podemos empezar a adoptar —. Derby le limpió las lágrimas y se inclinó para besarla—. Piensa en ti, mi amor.

Si lo hacía, solo sentía culpa.

No podía dañar a su propio hijo, que dependía de su cuerpo para vivir. Se sentía como traicionarlo, incluso aunque no fuera de Derby, era suyo...Sangre de su sangre y no le gustaba tener que decidir si debía o no vivir. No le gustaba tener que tomar una decisión tan injusta y difícil. Y la posibilidad de que fuera hijo de Derby la consumía, si continuaba con ese plan jamás lo descubriría y su bebé...Su bebé no viviría.

Vidas cruzadas: El ciclo. #3 COMPLETA. +18. BORRADORWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu