Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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Avril terminó de desnudarse y se quedó esperando de pie frente a la cama con las manos en la cintura. Normalmente nunca se desnudaba con sus clientes, no llegaba a ser necesario, solo levantaba la falda para que tuvieran fácil acceso y dejaba escaar un poco sus senos por sobre el corsé, estaba segura que, sin contar al ruso que la había comprado cuando tenía trece años y con quien había vivido un año, nunca había estado completamente desnuda ante un hombre, pero tampoco le molestaba. Desnuda o no, el resultado era el mismo, ellos conseguían lo que querían de su cuerpo y se marchaba, pero al menos ahora le pagaban.
Mil dólares era demasiado dinero para tener sexo y lo sabía, todavía le sorprendía un poco que él hubiera estado genuinamente dispuesto a pagarlo. Por mil dólares podía ser solo suya todo un día y noche, pues era lo que hacía con unos veinte clientes en un día y Grayson se lo estaba entregando fácilmente.
Esperó mientras Grayson guardaba su chequera y el bolígrafo en su chaqueta y la dejaba colgada en el gancho detrás de la puerta. Obviamente no había gastado su dinero, solía robar cuando estaba en las calles porque era la única forma de conseguir dinero para comer, pero no lo hacía en su trabajo, si él pagaba, ella le daba el servicio de una forma u otra, pero el hombre no le agradaba y ponérselo difícil era un tanto divertido. Si no le hubiera regresado los ochocientos dólares de la primera vez, todavía tendría unas cuatro horas de sexo con ella para invertir. Ahora con mil...Pues se preguntaba si él sabía que podía tenerla por todo un día por esa cantidad.
—Realmente sabes como tocarme los nervios ¿eh, preciosa?
Se encogió de hombros cuando lo sintió de pie a su espalda, rodeándola como un depredador y bostezó.
—No es mi culpa que no tengas sentido del humor.
—¿Te parece divertido robar? —. Sus ojos se encontraron y él se detuvo frente a ella—. ¿Encerrarme, golpearme e insultarme? ¿Te divierte?
—Solo te golpee porque entraste en mi casa sin permiso...Lo demás sí, es divertido, se nota que nunca en tu vida te han hecho pasar una mierda de trabajo.
La mano de Grayson la sujetó desde la mejilla y la atrajo hacia su boca, tan cerca que creyó la besaría.
—Tu no sabes una mierda sobre mi vida, cariño, no te confundas creyendo que sí —. La soltó y estudió su cuerpo de pies a cabeza—. Límpiate.
Se fue hacia el baño para remojar una tolla y limpiarse y él esperó en el dormitorio, recogiendo algunas de las cosas que había tirado en lo que buscaba su chequera.
—¿Ese hombre que te estaba tocando cuando entré ¿llamas a eso follar? —inquirió cuando ella regresó y él terminó de colocar el cajón en su lugar con un montón de papeles en su interior—. Porque si es así, siento pena por tu coño.
—Y ahí viene el señor de pene mágico.
Se acercó a ella, alzó los hombros con una sonrisa y le sujetó el cuello para besarla y caer con ella sobre la cama. Mordió su labio inferior y ella volvió a bostezar cuando Grayson se alzó sobre su cuerpo apoyándose en ambas manos.
