Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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24 de septiembre 1896. White Oak, Minnesota.
—Papá me comentó lo que sucedió esta mañana.
Geordie miró hacia Grayson desde la cama y dejó su libro a un lado para prestarle atención. Se había perdido el desayuno por estar con Eloise en el bosque y ahora estaban cerca del almuerzo y él no se sentía con muchas ganas de bajar a la mesa. Todavía estaba procesando sus sentimientos y se sentía ansioso por esa noche también, porque quería pedirle a Eloise que fuera su esposa y quería hacerle el amor, pero no sabía como hacer ninguna de esas cosas.
Grayson cerró la puerta a sus espaldas y se acercó a la cama para sentarse a su lado.
—¿Cómo te sientes?
—Ahora estoy mejor, pero aún me tiemblan un poco las manos.
Grayson notó que era cierto y también que sus nudillos estaban amoratados, sin duda por impactar repetidas veces contra algo duro como un hueso. Los huesos de Pryor.
—Papá no le dijo a mamá que te envió a ti, así que recuerda mentir si mamá te pregunta qué te sucedió en las manos —. Geordie asintió y Grayson se arrastró por el colchón para acomodarse a su lado por debajo de las mantas—. ¿Lo mataste?
—No, pero creo que ya no volverá a caminar. Supongo es mejor de esa forma, para que no intente lastimar a nadie más. ¿Cómo está Ada?
—Está tranquila. Se ha pasado toda la mañana con Floyd en su dormitorio, él decidió cuidarla y la entretiene dibujando un rato. Mamá está considerando cambiarla de escuela para que no vuelva a verse con los Pryor.
—¿No irá a clases hoy?
—Probablemente no irá a clases en lo que queda del mes —. Se quedaron en silencio un momento y finalmente Grayson miró su perfil y le dio un suave apretón en el hombro—. Hiciste lo correcto, Geordie. Protegemos a nuestras hermanas sin importar qué e hiciste lo que debías hacer.
—Lo sé, no me arrepiento, pero...Había demasiadas cosas sucediendo a mí alrededor mientras golpeaba a Pryor y me fue difícil procesarlas todas al mismo tiempo. Me sentí un poco abrumado.
—¿Cómo lograste calmarte estando sólo?
—No lo hice, fui a ver a Eloise y ella me ayudó.
Grayson sonrió y chocó su hombro contra el de Geordie.
—Eloise ¿eh? Ya es bastante serio lo que hay entre ustedes ¿le pedirás que sea tu esposa?
—Quiero hacerlo, pensaba hacerlo hoy, pero...No tengo un anillo.
—¿Y qué esperas? Vamos a comprarlo. ¿A qué hora quedaste con ella?
—Le dije que iría a buscarla a las cuatro —contestó y miró confundido cuando Grayson se puso de pie—. ¿Qué haces?
