Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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24 de agosto 1897. White Oak, Minnesota.
—Está saliendo con él, ángel... ¡Con jodido imbécil Matthewson! —. Jonathan contuvo sus ganas de patear algo cuando su enojó estalló y se obligó a respirar y calmarse—. Maldita sea, un par de sonrisas ¿y ya lo ama? ¿Qué acaso olvidó todo lo que hizo?
—Tu lo olvidaste —señaló Olivia desde el tocador—. Y ahora haces negocios con él y le confías tu dinero.
—Eso no viene al caso —espetó y le dieron nauseas el mirar por la ventana hacia Zenia caminando por el jardín, riéndose de algo que hablaban—. Puaj, míralos...Sin duda la está usando y ella no me ha dicho nada, ni una disculpa al menos.
—Jonathan, ya tiene treinta y dos años, por favor, además...Tu mismo dijiste que te conmovía lo atento que Matthewson era con su esposa a pesar de que esta no lo reconociera y el daño que le había hecho.
—Olivia, no estás ayudando.
—¿A tu enojo? Pues no... ¿Cómo me veo? ¿Es mucho? —. La observó cuando ella se giró hacia él con sus ojos delineados y asintió—. Ugh, admito extraño delinearme de esta forma, solía hacerlo cuando era joven y se me daba tan bien, pero perdí la práctica.
—Mi amor, muy lindo tu maquillaje nuevo y todo, pero... ¡Estoy en medio de algo importante aquí! Nuestra hija está siendo corrompida por el diablo en persona.
—¿Rylan?
—No, no Rylan... ¡Matthewson! —señaló impacientemente hacia la ventana—. Me revuelve el estomago simplemente observarlos. Ahora le está dando una flor...ay, pero que bonito, imbécil.
Olivia dejó el tocador para observar por la ventana como él hacía y sonrió.
—Yo creo que sí es bonito, no lo sé...Matthewson podrá ser muchas cosas, pero no creo que sea un mal hombre para Zenia, e incluso se parece a ti.
—¡No te atrevas!
—Pero si tu lo dijiste al conocerlo —señaló agitando los brazos.
—Pues retiro lo dicho —. Se quedó de brazos cruzados mirándolos y volvió a protestar mientras Olivia seguía probando distintos maquillajes que jamás usaría en público.
Zenia se sonrojó cuando tomó la flor que él había cortado para ella y Matthewson le acarició la mejilla y decidió acomodarle la flor en la oreja para que sujetara su cabello corto y lo adornara.
—Se ve hermosa.
—Gracias —. Alcanzaron el gazebo a la distancia y ella se apoyó contra las barandillas y lo enfrentó—. De verdad han sido unos días muy agradables, señor Matthewson.
—¿Ya no soy el cruel hombre que pensaba?
—No y perdone si lo juzgue de esa forma.
Había visto a Matthewson unas cinco veces en lo que iba del mes, siempre era él quien la visitaba, las primeras veces habían cenado juntos en la noche sobre la manta como su primera cena y en las últimas caminaban por el jardín y charlaban. Tenían mucho de lo que hablar y para conocerse y cuanto más lo escuchaba, más comprendía que era un hombre profundo y diplomático.
