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4 de mayo 1890

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4 de mayo 1890.
White Oak, Minnesota.

Katherina estaba durmiendo abrazada a una almohada de su cama cuando el chillido de su gato Pepper la despertó. Dejó el dormitorio solo con la camisola y cuando asomó al pasillo vio que su padre acababa de lanzar a Pepper desde el balcón.

—¡Papá!

—Te dije que si veía al estúpido gato en mi cuarto lo tiraría a la mierda, no puedes decir que no te advertí.

—Pero es un gatito —. Bajó las escaleras hacia el salón donde Pepper había aterrizado en sus cuatro patas y lo levantó. El pobre Pepper no dejaba de temblar en el lugar mientras maullaba—. ¡Es solo un gatito!

—¡Es el demonio en persona! —respondió Jonathan antes de volver a encerrarse en su dormitorio para seguir durmiendo.

—¿Para qué le regalaste un gato si tanto odias los gatos?

—Porque ella quería uno, pero dijo se haría responsable de él y paso más tiempo yo alimentando al maldito animal que ella —. Olivia rodó los ojos y se enderezó, todavía podían dormir una hora, pero como se había despertado consideraba más productivo levantarse—. Si tan solo Toby se lo comiera en lugar de lamerlo.

Toby giró sobre los pies de la cama entregando su panza y Jonathan le acarició como le gustaba mientras el perro sacudía la cola y cerraba los ojos.

—Toby no es capaz de matar una mosca mucho menos un gato. Anda, vuelve a la cama —. Jonathan se acostó junto a ella, acomodándose a su lado con Toby en sus pies y sonrió al abrazarla—. Iremos a misa para que te bauticen y luego partiremos hacia el río con toda la familia. Ya los muchachos les avisaron a todos del plan.

—Me gustaría quedarme durmiendo todo el día.

—No dejaré que te aísles, osito —. Acarició su mejilla y lo besó—. Vendrás con nosotros a divertirte.

No iba a negarse, él también quería mejorar y Olivia estaba intentando ayudarle y valoraba cada minuto que ella le concedía. Estuvieron acurrucados en la cama durante otra hora, olvidándose por completo de dormir o ser productivos y cuando se levantaron, se aprontaron para el día y desayunaron con la familia en el salón.

Misa era un evento que duraba unas hora y media con los sermones del Reverendo y el bautismo. No fue una experiencia que a Jonathan le gustara (tener que volver a bautizarse), en parte porque atraía demasiada atención y no le gustaba que la gente le mirara, pero una vez estuvo hecho, tampoco pudo decir si algo había cambiado en él. Se sentía igual, mismo hombre y mismas culpas, ni un poco más ligero o más pesado, pero no quería creer que eso significara algo, así que simplemente se unió a su familia y fueron hacia el río.

Se acomodaron en un punto del río donde el agua abundaba y todavía no se había secado por completo. Tenían suficiente espacio para montar un gran picnic con varias mantas y comida que todos habían traído y los jóvenes tenían el río para nadar o pescar. Jonathan se sentó en la manta junto a Olivia y Ada se acostó a su lado con sus hojas y colores para pintar. Estuvo pintando con ella, probando eso como su pasatiempo y aunque le gustaba estar con su hija, pintar le aburría.

Vidas cruzadas: El ciclo. #3 COMPLETA. +18. BORRADORWhere stories live. Discover now