Despierten.

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Desde el comienzo de los tiempos la humanidad ha buscado una y otra vez un poder superior, algo que les permita estar unos por encima de otros, lograr poseer aquellos dones casi divinos y ser los únicos dueños de ellos; unos los buscan para mejorar algo en su entorno, pocos para establecer paz en su comunidad y otros para dominar a quienes en algún momento fueron sus iguales.

Cegados por esta búsqueda constante han probado una infinidad de métodos, desde los sacrificios diversos hasta la experimentación humana, demostrando en cada caso que su avaricia es tan grande como para cometer crueldades casi inhumanas con tal de tener un beneficio; sin embargo, ante los pocos resultados positivos de estos métodos la humanidad se vio orillada a la creación de ese poder mediante métodos artificiales y es entonces cuando comenzaron a aparecer las armas, diseñadas para causar tanto dolor y destrucción como fuera posible, las armas terminaban siendo una más destructiva que la anterior, demostrando de esa manera que la humanidad no está lista para conseguir el poder que tan desesperadamente anhela.

Pero de vez en cuando aparecen algunas personas que por motivos desconocidos llegan a poseer estos dones sin un objetivo específico, algunos nacen con ellos, otros los desarrollan mediante una serie de eventos peculiares, pero sea cual sea el origen de esos poderes es en esos extraños casos que se originan los tan alabados e idolatrados héroes.

Pero aquí la pregunta verdadera es... ¿Cómo sabemos que esos héroes son la respuesta a la búsqueda de poder de la humanidad? ¿Qué nos asegura que no abusaran de su poder para generar el caos? ¿Cómo puede saber un héroe lo que se supone debe hacer un héroe? ¿Cómo esperamos que sepan estas personas la diferencia real entre ser un héroe y un villano? ¿Podríamos culparlos si eligieran la opción que es aparentemente equivocada?
Bueno, no tengo en este momento las respuestas a esas preguntas y no sé si algún día las tendré, pues hasta cierto punto he dejado de buscarlas desde hace un tiempo; pero si tengo una historia que quizá te ayude a entenderlas, pues yo soy parte de esos chicos que tuvieron que crecer para ser héroes y esta es nuestra historia.

~ Año 2018, Cuautla, Morelos~

La escuela preparatoria oficial de Cuautla siempre se había enorgullecido de ser una escuela de renombre y en dónde la educación, respeto y tolerancia eran los pilares de su funcionamiento. Sin embargo, quién estudiará en ella podía saber que en las aulas de esta institución eso no era exactamente cierto, pues no era raro pasear por los pasillos y ver grupos sin profesores, maestros que usaban sus 40 minutos de clase para quejarse del sistema sin tener intenciones de cambiar algo, quizá algún docente que en lugar de dar explicaciones sobre los temas establecidos en el programa escolar pensaba que dar clases era ir a terapia y usaba a los grupos para contarles las tragedias de sus vidas o simplemente un salón vacío donde las mochilas era lo único que mostraba que en ese lugar había un grupo; de vez en cuando uno que otro salón estaba en clase pero era básicamente uno por piso y muchas veces ni eso. De esta manera los días de cada estudiante de está honorable institución eran hasta cierto punto libres en lugar de llenos de tareas y trabajos como se esperaría. Desgraciadamente algunos de los conflictos de este sistema es que los estudiantes perdían el interés por seguir estudiando después de la preparatoria o muchas veces sin siquiera terminarla, contribuyendo de esta forma al número de personas mediocres en el mundo; adicional a esto el acoso escolar y las agresiones a quienes encajaban en el papel de presa eran algo diario.

En el salón del grupo 2°F la clase de filosofía estaba a momentos de iniciar, los estudiantes se encontraban dentro del salón, algunos reunidos con sus grupos de amigos, otros en sus respectivos lugares terminando a toda velocidad la tarea que les dejaron la semana pasada y otros más durmiendo en lo que llegaba el profesor que en ese momento se encontraba entrando al aula.

El profesor Armando Fernández era el encargado de impartir esa materia, quienes en algún momento fueron sus alumnos podían describirlo como un demonio encarnado en maestro de preparatoria, sus exámenes eran uno de los mayores terrores de cualquiera que tomara su materia, sus trabajos tenían que ser al menos perfectos para acercarse a la calificación mínima y el error más pequeño podía significar que terminarías haciendo un examen extraordinario para pasar la materia; era de los pocos docentes que nunca faltaba a clases, tenía una puntualidad impecable y siempre conseguía terminar el temario de su materia antes de las evaluaciones finales y aunque explicaba bien los temas, era normal que en cada ocasión que había clase los estudiantes salían con dolor de cabeza, pues no solo les explicaba los temas, sino que los obligaba a analizarlos; pero el peor error que podría cometer cualquiera era hablar en su clase, moverse o comer, con que escuchará el mínimo ruido de una envoltura, un papelito con un mensaje absurdo o un comentario que no tenía que ver con la clase, el responsable recibiría una helada mirada seguido de un inflexible castigo que le haría arrepentirse hasta de lo que no había dicho, no era necesario decirle nada al estudiante antes de asignar el castigo, la simple mirada decía todo.

Mikoradoth: El origen de los héroes.Where stories live. Discover now