XII

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—¿Qué pasa?

—Me duele todo el cuerpo —se quejó sentándose en su cama, chillando bajito—. La espalda, los hombros, las piernas, todo.

—¿Por qué?

—Es que... E-Es que es un "poco" dura esta cama, y aún no me acostumbro —pronunció bajo, sin mirarlo, para no ofenderlo.

Después de todo, Laxel se había esforzado mucho en hacer todo eso por ella. Pero la cama al ser tan dura, la estaba contracturando.

—Hm —murmuró, antes de ponerse de pie y acercarse hasta ella—. Acuéstate.

—¿Para qué?

—Voy a ayudarte.

Lo miró insegura y luego se acostó, sin apartar la mirada de él. Pero el pelirrojo, sin esfuerzo alguno, la dió vuelta, dejándola boca abajo.

—Lax ¿Qué haces? No me gusta eso.

—Tranquila —le dijo antes de empezar a masajear sus hombros.

Jeniffer cerró los ojos y se abrazó a su almohada. Aquello se sentía demasiado bien, sus enormes manos, tan calentitas, si estaban haciendo un excelente trabajo.

—¿Mejor?

—Tú sólo no te detengas —murmuró sonriendo, con los ojos cerrados.

Laxel se inclinó un poco para poder observar su rostro, y al verla de ese modo, sonrió. Sí, al parecer la estaba ayudando, a ella le estaba gustando sus masajes.

***

—¡Ay que bonita! Me llevaré esas flores —sonrió corriendo hacia unas flores de color celeste.

—Esas no se comen, Jen.

—Pero no son para comer, son para adorno, para mí jardín —sonrió agachándose junto a ella, para poder sacarla de la tierra—. Quiero tener un jardín con bonitas flores, cómo estas.

Laxel por su parte iba llevando en una canasta tejida la pesca que había logrado, porque Jeniffer no había podido pescar ni un sólo pez.

—Mira que lindas —sonrió enseñandoselas a él—. Ya lo verás, quedará muy lindo mi jardín.

—¿Quien cuidar cuando ya no estés?

—Quien LO CUIDARÁ cuando ya no estés —sonrió caminando junto a él—. Y supongo que la misma selva lo hará, como ya lo ha hecho con esta flor... Además, ya ha pasado como una semana desde que nos atacaron, y nadie me ha buscado aún.

—Pero lo hacer.

—Lo harán —sonrió—. Y sí, sé que lo harán, pero no sé cuánto tiempo faltará para eso. Y hasta entonces, te tengo a ti, así que estoy tranquila. Me siento segura contigo.

—Mm, yo quedaré aquí.

—¿Cómo que te quedarás aquí?

—Sí, nadie querer luego ayudar a ir a Kanat'ma.

—Nadie querrá luego ayudarme a ir a Kanat'ma, y claro que no es verdad —se apresuró a hablar rápido—. Yo te lo prometí, es una promesa, cuando mi padre me encuentre, tú regresarás a tu isla, con tu hijo.

—¿Cómo hacer?

—Harás, y lo haré comprándote un boleto de avión. Supongo que alguien debe conocer la isla. Es más, mi propio padre lo hará, en compensación de que tú me salvaras y protegieras todo este tiempo.

Llegaron hasta su refugio, y Laxel comenzó a colocar los troncos para encender una fogata.

—Laxel, no me crees ¿Verdad?

—A ti te creo, a tu padre no —le dijo clavando unas ramas en los pescados.

—Sé que mi padre es una mala persona, pero confía en mí, él te retribuirá cuando sepa que me ayudaste.

El pelirrojo encendió el fuego y no respondió nada. Ella realmente no tenía idea de lo que era su padre.

...

LaxelWhere stories live. Discover now