XX

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—¡Jennifer! —la llamó caminando con rapidez por la orilla del lago, mientras la lluvia comenzaba a hacerse copiosa en cuestión de segundos.

Gruñó al escuchar un nuevo trueno haciendo retumbar el suelo.

—¡Jen! ¡¿Dónde estás?! —exclamó frustrado... Arrepentido.

Ella, tan pequeña y frágil, de seguro estaba empapada ya, con miedo, en peligro, llorando...

—¡Jeniffer!

Lo escuchó llamándola y dejó de abrazarse las piernas, levantando la cabeza que segundos antes tenía contra sus rodillas.

—¿Laxel? —se preguntó en un tono bajo.

—¡Jenny!

Al verla contra un árbol, fue corriendo hasta ella, arrodillándose frente a la castaña, antes de abrazarla.

—Estaba muy preocupado por ti. ¿Por qué no regresaste a la cabaña? ¿Por qué decidiste quedarte aquí en el lago? Llevo horas buscándote, ya temía lo peor. ¿Estás bien? —le preguntó tomándola de los hombros, observándola a los ojos.

—S-Sí, sólo...

—¿Qué?

—S-Sólo quiero volver a m-mi casa —sollozó—. Q-Quiero estar con mi p-papá

—Jen —pronunció bajo, acariciándole las mejillas con sus pulgares—. Espero pronto eso ocurra, pero hasta entonces, ven conmigo a la cabaña.

—N-No, déjame.

—Te enfermarás bajo la lluvia, y sola aquí, corres peligro que algo o alguien puede dañarte.

—No importa, d-déjame.

—Me quedaré aquí contigo entonces —le dijo sentándose a su lado—. Nos mojaremos ambos.

—¿Por qué? S-Sólo soy u-una molestia para ti.

—Estaba irritado, molesto, por eso dije aquello. Pero nada de eso es verdad.

—Las personas cuando e-están molestas, d-dicen la verdad.

—No voy a discutir contigo —le dijo con calma, intentando inútilmente secarse el rostro.

Lo observó y luego miró hacia abajo, antes de ponerse de pie, jadeando bajo por su pie herido.

—Regresemos a casa.

—Yo te llevaré, no puedes caminar de ese modo.

—Puedo hacerlo.

—No busques discutir —le dijo tomándola en brazos.

Jennifer pasó sus brazos por encima de los hombros de Laxel, y se abrazó a él, junto con sus piernas alrededor de su cintura. El pelirrojo la tomó por debajo del trasero con uno de sus brazos, y con el otro por la espalda, caminando con cuidado.

Podría correr, para llegar más rápido a la cabaña, pero sería arriesgarse a resbalar por el barro, y caer ambos.

—Intentaré ir lo más rápido posible.

—Está bien —susurró contra su pecho.

—Pronto llegaremos, confía en mí.

***

—Ven aquí —le dijo terminando de encender los leños, mientras de fondo se seguía escuchando la tormenta.

Jennifer fue hasta la fogata, y se sentó frente a ella, temblando. Estaba tan mojada, y hacía tanto frío en ese momento.

—Debes quitarte la ropa, te enfermarás y no podrás entrar en calor.

—N-No te-tengo ropa s-seca —tembló.

—Tengo la que traje yo, es grande, pero te servirá igual. Quítate la ropa mojada.

La castaña asintió con la cabeza, y se quitó la camiseta y el pantalón, quedando en ropa interior. Laxel fue hasta ella con una camiseta, y se la entregó, dándole la espalda luego.

—Quítate todo y ponte la ropa seca, yo no te miraré.

Esperó a que ella le dijera que ya se había cambiando, y fue hasta su cama para tomar la manta, colocándosela a ella sobre los hombros, y cubrirla.

—Prepararé algo para que comas, no has consumido nada en todo el día, y algo caliente te servirá.

—Gracias —murmuró.

—Y Jen... Lamento una vez más lo que dije hoy. Por favor olvídalo.

...

LaxelWhere stories live. Discover now