XLIII

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—¿Familia Winfrey?

—¿Quién eres? —preguntó serio Laxel, al muchacho que estaba del otro lado de la puerta.

—Soy del correo, tengo un pedido para la familia Winfrey.

—Nosotros no hemos comprado nada, ni estamos esperando nada.

—Tengo una orden de entrega para la familia Winfrey. Cómo dato adicional, la compra la realizó un tal Lashel.

Laxel lo observó con el ceño fruncido, y luego tomó su celular, marcando el número de Lashel. Observó el camión que estaba estacionado en la vereda, que era tan grande, que parecía para una mudanza.

—Lashel, hay un tipo aquí pidiendo permiso para dejar una entrega ¿Tú compraste algo?

"—Hola Laxel ¿Todo bien? —pronunció divertido—. Que falta de respeto la que se manejan los kanatitas. Con respecto a tu pregunta, sí, yo hice una compra para mis ahijadas, y para el otro niño también. No sería muy bonito de mi parte no darle nada tampoco. Deja que entren las cosas, y luego me agradecen con la humana."

—¿Y cómo se supone que vamos a pagarte todo eso? Es un camión de mudanza.

"—Es un regalo dije. Además, el problema ahora creo que será el tamaño del departamento, espero entre todo. Saludos —rio, antes de cortar."

Laxel rodó los ojos y luego observó al muchacho del correo, quién le ofreció una tableta y un lápiz para que firmara. El pelirrojo los tomó, y luego de firmar, se hizo a un lado, para que pudieran entrar las cosas.

—Lax ¿Qué están por bajar? —preguntó Jennifer, asomándose por la puerta de la cocina.

—Lashel les hizo un regalo a los niños —le dijo corriendo los muebles de la sala, para hacer lugar.

—¿Pero qué les compró?

—No tengo idea, amor, pero el camión de afuera es muy grande —pronunció moviendo el sofá hacia una esquina, junto con las demás cosas.

Varios muchachos comenzaron a entrar cosas a la casa, y Jennifer se limitó a observar sorprendida todos los paquetes y cajas que iban llegando. Lashel por su parte estaba ayudando a acomodar todo en la sala, luego de que se fueran, se encargarían de ver qué eran todas aquellas cosas.

***

—¡Ay mi amor! Mira que bonito este body de osito —pronunció enternecida Jennifer, sacando la ropa que había una caja.

—Creo que no se midió a la hora de comprar —gruñó intentando armar una de las cunas.

—Pero fue un gesto muy bonito de su parte, amor. Con todas estas cosas que compró, los bebés no necesitarán ropa hasta el año.

—El problema será guardar todo esto, Jen.

—Ya estoy separando la ropa por meses —sonrió—. Espero pronto Lashel venga a visitarnos, quiero agradecerle en persona la ayuda que nos ha dado.

***

—Pero necesito un bebé pequeño, en lo posible que haya nacido en las últimas semanas, y menos de un mes.

—Lashel, los niños que conseguimos son de hace dos puestas atrás. Los de la puesta pasada, aún no nacen. Y tú querías un niño ahora.

—¿Cuánto falta para que nazcan?

—Un mes mínimo.

El muchacho bufó con molestia, y luego hizo un ademán con su mano.

—Bien, esperaré un maldito mes más entonces. De nada me sirve un niño de más de un año.

—¿Me puedes explicar para que quieres un bebé tan pequeño? Cuanto más grande sea, menos trabajo te dará cuidarlo.

—Porque no es para mí, es para alguien más. Y esa persona quiere un bebé pequeño. Es más, quiero que me busques una kanatita con las siguientes características.

—A ver, dime —le dijo sacando su celular, para anotar.

Lashel a veces podía ser tan caprichoso con sus exigencias.

—Debe medir entre un metro cincuenta y sesenta.

—Las kanatitas miden más de un metro setenta, si tú quieres una hembra pequeña, deberán buscar en Eritma.

—Exacto —sonrió despreocupado—. Debe ser una eritmatita.

—Mm, sabes que es difícil conseguir una cría de allí. A menos que sea macho, lo cual es muy difícil de conseguir, no querrán vendernos a unas hembra.

—El pelaje de la madre debe ser negro como el carbón —continuó, ignorando lo que su compañero acababa de decirle—. Y la cría que vaya a tener, debe ser hijo de un macho del este.

El muchacho lo observó con una ceja arqueada.

—¿Ah sí? Y de casualidad ¿El macho debe ser de cabello negro y ojos azules como los tuyos?

—Posiblemente —sonrió divertido.

—¿Por qué mejor no engendras un hijo tú?

—Porque yo no quiero hijos biológicos. Ahora ve y busca una cría con esas características.

—Las eritmatitas están castradas, no tienen crías. ¿Por qué no buscar una kanatita? Además, los machos del este son grandes, si la cría luego es de tamaño mayor a la madre, la excusa es perfecta.

—¿Y las características de Eritma de dónde mierda van a salir? Ellos tienen orejas peculiares, y cola. Además del delineado natural de sus ojos.

—No te pongas de exquisito, Lashel, porque lo más fácil en este caso sería que tú mismo fueras a follarte una eritmatita.

—Nadie pidió tu opinión, ve y búscame a mi cría. Tienes cuarenta y cinco días para conseguirla.

—No esperes que la encuentre, es muy difícil lo que me estás pidiendo.

—Difícil, no imposible, ve.


...

LaxelNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ