XXVIII

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—No llores, amor.

—T-Te voy a extrañar m-mucho —sollozó abrazada a él.

Laxel respiró profundo y le acarició suavemente la espalda.

—Recuerda de lo que hablamos ¿Sí? Ten en mente siempre eso.

—S-Sí.

La alejó de él para poder besarla, y Lashel los observó con el ceño fruncido, con cierto desagrado.

—Sí ya terminaron el sentimentalismo ¿Podríamos continuar con el camino? En vez de un día, vamos a tardar dos así —pronunció con fastidio, rodando los ojos.

Laxel lo ignoró y luego se agachó para que Jennifer su subiera a su espalda, pasando sus brazos por encima de los hombros de él, para poder sujetarse.

—¿La vas a llevar así?

—Como lleguemos a ti no te interesa —gruñó comenzando a caminar.

Laxel suspiró y comenzó a caminar también, aburrido. Había sido muy fácil encontrarlos. Tal vez podría darles un día más, como para aumentar la cifra total de rescate.

—¿Se conocían desde antes? ¿O empezaron su relación aquí?

—No te interesa —gruñó Laxel.

Lashel observó a Jennifer, que iba abrazada al pelirrojo y negó con la cabeza.

—Lo conocí cuando mi papá nos sacó de mi casa.

—Entonces recién comienzan su relación.

—Jen, no hables más —le advirtió Laxel.

—¿Hacen cuánto llevan follando? Porque dudo mucho que se hayan cuidado.

Ambos se quedaron en silencio, y el moreno rio, mirándolos divertido.

—¿Qué va a hacer tu padre con una cría de kanatita?

—¿Q-Qué? —preguntó Jennifer.

—Te lo explico, mocosa, entre kanatitas, sin estar en periodo de celo, las posibilidades de embarazo son de un cincuenta por ciento. Semanas antes de la puesta, son del ochenta por ciento casi, y durante la puesta son casi del cien por ciento. Pero con humanas, a menos que alguno de los dos tenga algún problema de fertilidad, las probabilidades de embarazo son del cien por ciento después de haber tenido sexo más de una vez, de forma consecutiva.

Laxel dejó de caminar y ambos miraron desconcertados a Lashel, quién estaba sonriendo.

—No lo sabías ¿Verdad?

—No.

—Nuestro esperma estimula la ovulación en las humanas. Si tienes sexo con una humana más de una vez, y de forma seguida, ella ovulará. Te lo dije, somos más evolucionados que ellos —sonrió—. Nos adaptamos ante cualquier circunstancia para que la especie persista.

—L-Laxel —susurró con lágrimas en los ojos Jennifer—. Y-Yo no creo tener n-ninguno problema, y tú tampoco, y-ya tienes un hijo... ¿Q-Qué haremos ahora?

—Los puedo dejar un momento a solas si quieren hablar.

Los miró por un momento, y al ver que no le responderían, se alejó un poco, dejándolos.

Laxel se sentó en el suelo, y sobre sus muslos sentó a Jennifer, tomándola del rostro, secando sus lágrimas.

—Te juro que yo no sabía.

—Te creo —sollozó—. ¿P-Pero qué haremos ahora? ¿Cómo haré para ocultar un embarazo?

—Jen, yo... Creo que no deberías tenerlo —le dijo en un tono bajo, afligido.

—¿H-Hablas en serio?

—Amor, tú conoces a tu padre, él no querrá tener como nieto a un niño que será mitad kanatita. El bebé nacerá con orejas como las mías, con rasgos como los míos.

—Pero Laxel, es nuestro hijo —lloró—. Y q-quizás mi papá-

—Jenny, él jamás aceptaría algo así —la interrumpió—. Y sé que en el fondo, tú también lo sabes.

—Pero no quiero pasar por un aborto, no quiero —lloró abrazándolo—. No quiero ser como mi madre, siempre dije que sería una buena mamá, que amaría a mis hijos, y estaría ahí para protegerlos, y si... Y si yo lo aborto, sería ir en contra de todo eso.

—No, no es así, si tú lo abortas, le evitarás una vida de sufrimiento, de ser un esclavo, de ser maltratado, de que lo alejen de ti. Estarías tomando la decisión más sensata.

—¿Y desde cuándo la muerte es un decisión sensata?

—Desde el momento en que le evitas a alguien una vida de sufrimiento.

—N-No, no voy a hacerlo —le dijo separándose de él, llorando—. No me lo voy a quitar.

—Jennifer.

—No lo voy a hacer, Laxel —pronunció poniéndose de pie—. Lo voy a tener, no me lo voy a quitar.

...

LaxelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora