XLI

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La miró, desconcertado. O ella realmente lo amaba, o deseaba ser madre y formar una familia de verdad.

—¿Q-Qué?

—En un mes viajaremos a Kanat'ma, al centro de salud. Allí evaluarán mi estado actual para poder ser madre. No sé si voy a poder conseguirlo de forma natural, o necesitaré ayuda de los médicos, pero... Con él tendré lo que tú n-nunca quisiste conmigo.

—Cuando hablaste de formar una familia, no creí que te referías a esto, a ser madre.

—Es un derecho que me quitaron cuando yo era muy pequeña —le dijo con lágrimas en los ojos—. No me dieron opción de elegir, y ahora que sé que se puede, quiero intentarlo.

—Tú no lo amas.

—Devuélveme el brazalete, Lashel, cumplí con tu capricho de venir aquí contigo, de poder hablar en un lugar tranquilo cómo querías, ahora dámelo.

—No.

—Lashel —murmuró en un tono cansado.

—No lo haré, Elie. Tú no entiendes que eres mía, y aunque ese bastardo te regale otro brazalete, no serás de él. ¿Y sabes por qué? Porque me apareceré el maldito día del kok'ta Kanat'ma en ese árbol, frente a todos, y te reclamaré como mía —masculló mirándola a los ojos—. Y si se opone a dejarte ir, mancharé tus sagradas tierras con su inmunda sangre.

La morena lo observó con temor, y él no cambió la expresión de rabia de su rostro.

—Regresé porque quiero estar contigo.

—No, tú sólo regresaste, y ver que me uniré a alguien más, te ha puesto de este modo.

—Porque eres mía.

—No, Lashel ¡Porque tu orgullo está herido! —le gritó poniéndose de pie—. Tu orgullo de macho arrogante, egocéntrico ¡Es el que está en juego! Y sabes que vas a perder, porque yo de todos modos no me voy a unir a ti. Yo ya lo elegí a él, tu tiempo pasó hace mucho.

—Habla todo lo que quieras, ambos sabemos cuál será el final.

—Tú esperabas que yo me quedara toda la vida esperándote ¡Y no iba a ser así! ¡Tú me dejaste por ser una prostituta!

—¡Huí porque tuve miedo! —rugió asustándola, poniéndose de pie.

La sujetó de los brazos y la miró con rabia, impotencia.

—¿No entiendes que en mi vida no pueden haber debilidades? ¿Qué pueden buscarte para herirte por mi culpa? Jamás fue por lo que tú hacías, ni por tus deseos, fue porque... Ambos estábamos sintiendo lo mismo. Ura'Elie, si a ti llegase a pasarte algo, perdería la cabeza. Y yo sé que lejos de ti, tú estás a salvo, pero no puedo aceptar que estés con alguien más, que quieras a alguien más.

—T-Tú no puedes d-darme lo que anhelo, y yo no quiero renunciar a mi deseo de ser mamá por ti —sollozó.

—Yo no puedo darte hijos, y tú lo sabes.

—Olvídame entonces, y déjame-

—No —la interrumpió, negando con la cabeza—. Puedes pedirme lo que quieras, y yo lo conseguiré, no hay nada en este mundo que yo no pueda tener, menos renunciar a ti.

—Mi decisión e-está tomada —sollozó—. Y-Yo me uniré a alguien más, y por el amor que dices tenerme, espero respetes eso.

La soltó, la miró fijo a los ojos, y una leve sonrisa se esbozó en sus labios, antes de entregarle el brazalete.

—Bueno, mi amor, el Kanat'ma de este año será muy sangriento.

—E-Estás enfermo.

—Mi vida, tú no tienes idea de las cosas que soy capaz —sonrió.

...

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