Capítulo 8

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VICTORIA.

Lo último que agrego es una cadena con una amatista en el colgante, es un honor para mí llevar la joyería de la familia. No quiero salir de mi habitación, sé que algo malo sucedió anoche, sé que las malas noticias comenzarán. Lo soñé, sé que algo sucedió y temo que nos involucre otra vez. Ella no aparece porque sí y la última vez que soñé con ella tenía catorce años, entonces algo horrible sucedió, tal como ella mostró.

En el largo pasillo del segundo piso, todas las puertas ya están abiertas, eso indica que soy la última en despertarme. No dudo en dirigirme a la cocina, en donde ya están mamá y mi abuela conversando en voz baja.

—Es lo que te digo, Danella, esto cambió todo.

—Lo sé, mamá, es por eso que he tomado esta decisión.

—¿Tu esposo está de acuerdo?

—Sí, lo está.

—¿De acuerdo en qué? —inquiero.

Ambas se giran hacia mí. Soy la copia de ambas, eso lo sé. Mamá me sonríe y mi abuela se acerca hacia mí para estrujar mis mejillas.

—Hola, dulzura.

—¿Cómo estás?

—Viva.

—Mamá, deberíamos ir —dice mi madre—. Los demás nos están esperando.

—Ah, sí —dice la abuela, moviendo su mano con desdén—. Sólo te esperábamos a ti.

—¿Para qué?

—Reunión familiar.

Tal como lo supuse. Las reuniones familiares nunca traen buenas noticias, además de que mamá me obliga a atender a toda la familia, como si ellos no tuvieran manos y pies. Decido no comentarle que he vuelto a soñar con ella, no sin antes saber qué ocurrió esta vez.

La abuela prácticamente me arrastra hacia el salón, en donde la gran mesa ya está ocupada por casi todos y otros que prefieren estar de pie detrás de los que ya están ubicados. Hago un saludo general a toda la familia y cuando visualizo a mi padre en la cabecera de la mesa, me ubico junto a él, no sin antes dar un beso en su mejilla que él recibe con una sonrisa amable.

—¿Todo bien, Vic?

—No estaba preparada para una reunión familiar.

—Ha sido de emergencia.

—¿Por qué?

—Ya que estamos todos reunidos —mamá alza la voz—, quiero que todos se aseguren de tener en su poder sus votos.

Todos levantan sus votos. Papá me entrega uno por debajo de la mesa y lo levanto también.

—He tomado una decisión, que no llevaré a cabo sin primero consultar a cada uno de ustedes. Ayer ha ocurrido un evento singular en el baile, al que asistieron algunos miembros designados para representar a la familia. —Señala a mi prima y su pareja, ambos se levantan de sus asientos—. Quiero que escuchen atentamente y luego decidan con responsabilidad, porque es momento de definir nuestro legado.

Observo a todas las personas alrededor de la mesa, son al menos cuarenta, y no son todos los que componen nuestra familia. No necesariamente todos somos familiares de sangre, pero sí componemos lo que es el linaje Purple y lo cargamos con la dignidad y honor que nos corresponde. Mamá es la matriarca de la familia, ella nos guía y dirige, mientras que yo soy su heredera.

Mi prima y su pareja comienzan a relatar la historia desde el inicio hasta el final, con lujo de detalles. El baile fue interrumpido por un grupo de personas que no fueron identificadas, lanzaron fuegos artificiales como distracción y luego entraron al salón atacando a los guardias, pero iniciando una guerra de todos contra todos. Ellos vieron que estos intrusos capturaron al menos a diez personas. Al terminar su relato, vuelven a sentarse. La sala se llena de murmullos.

En medio del abismoWhere stories live. Discover now