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29 de julio, 21:06

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29 de julio, 21:06.

Beatriz nunca había estado tan estresada con respecto a Leonor. Había dado por hecho que no conseguiría tiempo suficiente para terminar con el vestido que estaba confeccionando para que usara la noche de la cena, ya estaba pensando en cómo le explicaría a su hija que tendría que quedarse encerrada en su habitación. La imagen es muy importante para alguien como ella, quien ha aparentado formar parte de la clase alta durante más de dos décadas. Si tiene que jugar el papel de mala madre y ocultar a Leonor para que esta no sea tratada de manera despectiva, lo haría. Afortunadamente, Aris se le adelantó y la llevó a creer que el mismo príncipe piensa igual que ella. ¿Cómo podría no tener el gesto de ayudarla sabiendo que su hija no se ha vestido con otra cosa que no sea tela de algodón desde que llegó a Zalá?

Es la primera vez que Leonor asiste a un evento así, y no es coincidencia que mantenga un perfil bajo desde el segundo exacto que abandona la habitación luego de alistarse. Nunca se ha relacionado con tanta gente, ni mucho menos gente como la que está en cada rincón del castillo en este momento. La sensación que recorre su cuerpo mientras camina sostenida del brazo de su madre es ansiedad, no es emoción. No se siente del todo bien rodeada por ojos que la juzgan. Siente que sus zapatos le están dando dolor en sus tobillos, trata de evitar el contacto visual con la gente que va apareciendo en el camino hacia el salón principal. Se siente de alguna manera avergonzada, le genera una leve inseguridad pensar en que usar un vestido lujoso y estar peinada no la hace lucir igual de elegante que el resto de las personas que ve a su alrededor. 

Levanta su cabeza en cierto punto e intercambia miradas con una muchacha que luce cercana a su edad. La observa de arriba abajo, mostrándose fascinada por la prenda que lleva puesta. Leonor sonríe, el gesto se refleja en el rostro de la desconocida. Es una interacción pequeña pero que la lleva a cuestionar el propósito de su asistencia esa noche.

Mira a Beatriz, y dispara su pregunta.

—¿Por qué es tan importante esta cena?

—Porque se hace todos los años. Es la manera que tiene la familia real de demostrar que siguen siendo considerados con la gente cercana a ellos y la gente externa.

—¿La gente externa?

—Gente que no está relacionada con la realeza de manera económica —explica con el tono menos clasista que puede encontrar—. Mientras que no excluyan a nadie, siguen luciendo como los buenos.

—Pero los Casilla no son malos.

—Claro que no, pero las generaciones detrás de ellos no les han dado una muy buena reputación —murmura Beatriz, siendo cuidadosa con el volumen de su voz—. De hecho, Enrique e Inés deben ser lo mejor que esta monarquía ha sacado. Tú no habías nacido cuando los padres del rey seguían vivos, pero esas sí que eran personas desagradables. Han ensuciado la nobleza de Zalá de manera imperdonable.

ALMAFUERTE © ORIANA CORRIDONIWhere stories live. Discover now