Capítulo 3

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Mis primeras horas de clase fueron todo un éxito.

Conocí a mis nuevos profesores y logré adaptarme a las clases y al pesado horario que tenía, aun así, con las pocas horas de sueño que tuve.

Me prepare un licuado de pura cafeína y escuche música en todo el camino a Milán para mantenerme despierta. No podía dar ninguna mala impresión en mi primer día.

Y aunque había dormido fatal y creí que un supuesto asesino había entrado por la ventana —que ahora está sellada, a pesar de que nada de eso sucedió, pero el trauma todavía permanece en mí y estoy segura de que no volveré a dormir con tapones nunca más en mi vida—, logré llegar justo a tiempo a mi asiento para comenzar con mi primera clase.

Ahora estoy aquí, en mi última clase, antes del descanso, de realización de cine documental. Es increíble y todo esto me tiene muy emocionada. Saber que tendré una mejor enseñanza en el mundo del cine me pone contentísima.

He anotado todo lo importante en una de mis libretas y no he podido despegar el ojo del pizarrón. El profe nos ha explicado tantas cosas en tan solo una hora y no ha parado de hablar, tanto que, ni siquiera nos ha dado tiempo de hacer preguntas. Es un señor de cincuenta años de edad, cabello negro, barba larga y canosa, ojos pequeños y de gran altura.

En la primera media hora nos habló sobre temas comunes, cosas básicas y sencillas. Pero cuando pasó a la siguiente media hora, todo dentro de mí se detuvo al escuchar la propuesta. Más bien, un concurso que está por venir. Que es para obtener un puesto de asistente en el campo producción más reconocido de Milán. Algo que, sin duda, me puede abrir muchas puertas en un futuro. Toda el aula se puso rígida en sus asientos cuando escucharon el nombre de la empresa.

Madre mía.

Tengo que estar ahí.

Se trata de una producción que se dedica a hacer sketches para un canal muy famoso de la televisiva de todo Italia.

—Recuerden, se eligen solo a dos chicos de la carrera. Si les interesa pueden buscar al Sr. Brooks para agendar una entrevista —dice el profesor.

¿Solo a dos? Mierda, esto sí que será difícil. Somos casi cincuenta alumnos, en donde el 80 por ciento es hombre y el 20 es mujer. No es algo que suela intimidarme, sinceramente no me afecta tanto, pero... a veces me llega a entristecer un montón.

En la industria del cine, la presencia de las mujeres detrás de las cámaras es bastante reducida, y no solo hoy en dia, siempre lo ha sido, y lo peor es que es cada vez es menor. Incluso los hombres suelen encontrar empleo mucho más rápido en las áreas de producción. Esto me hace sentir en otro maldito siglo.

Y aunque odie tanto la realidad, sé que tendré que esforzarme y tendré que trabajar el doble si quiero lograrlo.

—¿Entrevista? —un chico eleva la voz.

—Por su puesto. No es cualquier concurso. Es una oportunidad muy grande que no todos los días se da. El Sr. Brooks les hará unas cuantas entrevistas antes de entrar.

Entrevistas... No suena tan complicado, puedo con esto.

Claro que puedes, Delle.

El timbre finalmente suena y todos se levantan de su asiento al igual que yo. Recojo mis cosas y me encamino hacia la puerta. Le prometí a Blair reunirme con ella en la cafetería para mantenernos al día y seguir con la charla que tuvimos en el tren de esta mañana, sobre la llegada de los chicos.

Los chicos, por un momento olvide la existencia del chico de manos lindas que arruinó mi estancia en Como. Le agradezco a la grandeza de la universidad por no ponérmelo, ni  topármelo en los pasillos. Ya es un lío soportarlo en casa y no necesito más problemas ahora.

Querida, DelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora