Capítulo 4

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Logan.

—... Y eso es todo por hoy, chicos. Recuerden que el entrenamiento de mañana se correrá para el domingo por complicaciones laborales, así que los quiero limpios y despiertos. Habrá prueba de orina —el entrenador Sanderson finalmente borra el plan de tácticas de juego del pizarrón y se coloca de pie.

Un abucheo de protestas de parte de los demás se oye en los vestuarios. Mierda, tenía que ser justo en domingo, y justo en el peor día. El día oficial de resaca para todos nosotros. De esas veces en donde despiertas y no tienes ni la menor idea de donde te encuentras. Apestas a licor y sientes que la cabeza está a nada de explotarte. Sí, lo he experimentado un sinfín de veces y no es una sensación muy agradable.

Todos se colocan de pie listos para irse. Ha sido un jueves exhausto y el entrenamiento solo le ha dado más peso al día. Me levanto también de mi asiento, y entonces los detengo antes de que comiencen a largarse y no pueda tener mis minutos a solas con ellos. Esto es urgente y tengo algo muy, pero muy importante que aclarar y conversar.

El entrenador Sanderson frunce el ceño y me mira cuando elevo una mano y tomo asiento en el escritorio justo en donde su trasero estaba hace unos minutos.

—De hecho, tendré una pequeña charla con ellos, entrenador, ya sabe, de capitán a equipo. No durará demasiado —aviso y él enarca una ceja. Vale, ya parece que no confía del todo de mí. Y lo entiendo, la última vez que nos quedamos a una junta de equipo, la zona de vestuarios del campus se convirtió en una fiesta. Pero ey, no fue idea mía, todo fue idea de Zack.

Veo como Justin se intercambia una mirada con Zack y Jayden, mientras el resto del equipo comienza a regresar a su lugar lentamente. El entrenador no parece muy convencido. Frunce los labios y nos mira a todos por una fracción de segundos, antes de asentir con un suspiro exhausto. 

—Está bien —masculla con esa expresión fría reconocible de él y estira las llaves de los vestuarios hacia mi dirección mientras me fulmina con la mirada. Estoy a punto de tomarlas, cuando las alejas de golpe, antes de advertirme con un dedo—. Ni se les pase por la mente montar una fiesta como la otra vez —dice a regañadientes y los demás no tardan en negar con la cabeza. Después me mira a mí con los ojos entornados—. Castel —advierte de nuevo.

—Lo prometo, entrenador —tomo las llaves y me llevo una mano al pecho como pacto de promesa junto a una sonrisa encantadora.

Maldito Zack y sus estúpidas ideas, ahora el entrenador desconfianza de su propio equipo. Pero cabe recalcar que esa noche todo se nos había ido fuera de las manos y lo digo enserio. El imbécil de Zack había reenviado el mensaje al grupo de fiestas en vez de al de amigos.

Tan solo recuerdo que éramos solo nosotros cuatro, y en un abrir y cerrar de ojos, ya había hasta un dj y todo. No estoy tan orgulloso de eso, pero si que fue una noche increíble, no lo voy a negar. Y en la mañana siguiente, tuve un bonito amanecer con los ojos del guardia quien me despertó y me sacó a casi tropezones de ahí a mi y al resto del equipo. 

—Y no fue una fiesta, fue una reunión de amigos —Jayden tose disimuladamente y el entrenador blanquea los ojos. Ya ha escuchado esa excusa unas miles de veces.

—Claro, una reunión de amigos de quince personas —masculla con amargura y deja caer la mirada en Zack, que justo ahora él se está mirando las uñas porque sabe perfectamente que todos lo estamos viendo.

—En realidad... fueron treinta, entrenador —Anton Moretti corrige y nadie tarda en girarse hacia él.

—No estas ayudando, An —le masculla Justin.

Querida, DelleWhere stories live. Discover now