Capítulo 12

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Delle 

El tedioso sonido de mi alarma suena de la nada.

No, ahora, no.

Me acomodo mejor en mi deliciosa cama, pero el instrumental motivacional no tarda en escucharse de nuevo. Comienzo a odiar este sonido. No sé que pensaba la Delle de hace un mes, creyendo que cada vez que el despertador sonará, me despertaría super contenta y motivada por el dichoso instrumental "vive la vida".

Tonterías. Tengo sueño. Y mucho. Había dormido muy poco por la noche. De hecho, tengo vagos recuerdos de mí, rondando por la cama hasta encontrar un buen ángulo. También recuerdo que me puse a pensar en muchas cosas; todas relacionadas con mi vida pasada. Cuando vivía en mi antiguo pueblo. Solía tener estos episodios de pensamientos de vez en cuando. Sin embargo, había pasado tanto tiempo desde la última vez que había batallado al dormir por la ansiedad, como lo hice esta noche.

Así que en serio quería seguir durmiendo.

Esta vez no es la odiosa cancioncita motivacional que me despierta, si no una voz. Frunzo el ceño todavía con los ojos cerrados.

—Paquete para la señorita, Russo.

¿Eh?

—¡Paquete para la señorita, Russo!

La voz es acompañada por fuertes golpes desde la puerta. ¿Un paquete? Adormilada, me pongo de pie y apago la alarma, antes de que vuelva a sonar. Si vuelvo a escuchar esa canción, estoy segura de que me sangrarán los oídos. Me coloco mis pantuflas al tiempo que checo la hora. Nueve de la mañana, catorce de febrero. Claro, es cierto. Hoy es catorce de febrero...

En eso, la única neurona despierta de mi cerebro, se activa de la nada. 

HOY ES CATORCE DE FEBRERO. Madre mía, hoy es la dichosa fiesta. Tragando saliva, corro por el pasillo, tomo las llaves y abro la puerta.

A continuación, me detengo en seco por lo que veo. Parpadeo muuuuuchas veces. Hay un sujeto de tierno bigote y un montón de hombres más por detrás. Todos me miran con una enorme sonrisa, pero no es la cantidad de hombres lo que me sorprende, si no lo que llevan en las manos.

Oh, por dios.

—¿Señorita, Adela Russo?

—S-sí soy yo —balbuceo.

—Tiene una entrega especial.

Sin siquiera preguntar, la bola de repartidores y ayudantes entran al piso. Estoy atónita. Son tulipanes. Muchos y hermosos tulipanes de muchos colores. Un montón de mariposas se despiertan en mi estómago y no puedo evitar esbozar una enorme sonrisa, nerviosa. 

Estoy tan confusa e impresionada que no puedo ni procesarlo. Los hombres comienzan a dejar los miles de tulipanes por toda la sala. Esto es... increíblemente precioso. Hay un montón ramos amarillos. Mi color favorito, pero también hay tulipanes rosas, azules, anaranjadas, moradas y rosa fucsia. Mi mandíbula esta demasiado abierta en estos momentos. No lo puedo creer. 

En un abrir y cerrar de ojos, ya hay toda una explosión de colores. Comienzo para respirar muy rápido. Siento que voy a...

—Esto también es para ustedes. Feliz San Valentín, señorita, Russo —el hombre de bigote me extiende una caja color rojo con el logo de Cartier en cursiva. Tragando saliva, la tomo. Una notita cae al suelo luego de que la caja esta en mis manos.

Antes de que hable, los hombres ya han salido del piso y el sujeto de tierno bigote se despide de mi con una sonrisa. Se la devuelvo, nerviosa. Siento como mis manos tiemblan, que digo manos, todo mi maldito cuerpo esta temblando. Dios.

Querida, DelleWhere stories live. Discover now