Querida, Delle

Capítulo 13

Tal vez contenga errores, porque lo edite rapidín. Peeero, disfruten! Les amo <3

Una Delle ebria

Estoy mareada.

Muuuuuy mareada.

No recuerdo la última vez que me puse así de ebria. Pero me gusta. Todo gira al mi alrededor y es divertido. Contemplo la luz opaca del elevador por un buen rato y en silencio. Uau, nunca me había parecido tan genial e interesante lo luminoso que puede llegar a ser el bombillo de un foco. 

Es ahí cuando, de pronto, recuerdo que no estoy sola. 

Logan está a mi lado y cuando lo miro, luce divertido. El idiota debe estarse burlando de mí porque a este punto parezco un zombi atropellado. 

Si Logan está igual de ebrio que yo, no lo hace notar. Sabe lidiar muy bien con alcohol, tanto que, logró manejar de regreso a casa a la perfección sin ni siquiera brincarse un alto. Igualito a Paul Walker. Sin embargo, reconozco el olor a vodka que emana su camiseta, ahora ya más desabotonada que hace rato.

Tiene el cabello rubio despeinado, la mirada exhausta y los brazos cruzados mientras recarga su cuerpo en la esquina del elevador y me mira. No puedo descifrar su mirada. Ni tampoco puedo descifrar con exactitud qué hora es. Todo gira y todo brilla. 

Nos miramos sin decir nada. Pero puedo sentir muchas cosas aún en este estado. Como por ejemplo; la extraña emoción que desciende por mi cuerpo. Lo caliente del elevador, la tensión del momento, lo intenso de nuestras miradas. Incluso el mosquito que se ha quedado hipnotizado por la reluciente luz y que no para de hacer ruido. Logan aspira. 

Su mirada recorre mi cuerpo en silencio y de un momento a otro, me doy cuenta de lo lenta que se ha vuelto su respiración. Sin darme cuenta, yo me encuentro igual. Me relamo lo labios, nerviosa. 

No se qué demonios está sucediendo. El valor que sentía en medio de toda esa gente luego del beso, se ha desvaneciendo por completo. Ahora estoy nerviosa. Muy nerviosa. Y él parece confundido.

Veo como abre la boca para decir algo, yo lo hago igual, pero entonces elevador se detiene a mitad de recorrido. El timbre suena y las puertas se abren.

Dos chicas nos miran y parpadean muchas veces. Como si hubiéramos interrumpido su conversación. En eso, una de las chicas mira a Logan y esta le da un golpe disimulado a su amiga. Ambas amplían los ojos y se ponen rojísimas al tiempo que una se retoca su brillo labial y la otra intenta acomodar su disfraz. 

Mi ceño se frunce al instante. 

No lo pienso un segundo más, así que me acerco a la barra de botones para presionar el último piso. Las puertas se cierran y ambas chicas se quedan estupefactas. Escucho a una de ellas jadear de indignación, pero ya es demasiado tarde. ¡JA!

El silencio vuelve a envolvernos y mi respiración se ha agitado. 

No quiero ni mirar la cara Logan porque se que debe estar sonriendo o qué sé yo. Recargo la espalda en el metal frío y entonces sin poder evitarlo, y en serio que lo intento pero no puedo, lo miro. Observa el suelo con la sombra de una sonrisa en los labios. Ninguno sigue sin decir nada.

Esto me está matando.

Dios, ¿Y porque demonios se demora tanto este estúpido elevador del siglo veinte?