CAPÍTULO 5

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VICTORIA SMIRNOVA.

Salí del despacho de Alexander mientras escuchaba como los demás policías gritaban órdenes hacía los otros que se encontraban escuchando con normalidad, pude apreciar el momento exacto cuando uno de los jefes inferiores quiso mandar a uno de mis hombres, Máximo lo examinó con una sonrisa ladeada mientras movía su cabeza hacía un lado con poca compresión.

-¿Y a este búho que le sucede?- interrogó Máximo mirando hacía mi mientras señalaba al policía que parecía haber visto un fantasma cuando mi compañero mencionó el sobrenombre.

El pobre hombre volteo la mirada hacía mí, recorrió mi vestimenta mientras temblaba por pocos minutos logrando recomponerse cuando su superior salió de detrás de mí con prisa, ni se molestó en rodear mi presencia simplemente empujó su hombro contra el mío al mismo tiempo que pasaba a mi lado sin dirigirme una sola mirada.

-Los quiero listos ahora mismo, los hombres que no tienen nada que hacer aquí háganme el favor de salir de mis dominios- pidió tratando de sonar normal.

Había quedado detrás de él dejando que solamente su espalda me diera la respuesta a la clara incógnita de que si ejercitaba, la resolución del tema era un rotundo sí, pero no sería lo único que diría sobre su apariencia.

Si creía muy en el fondo de su diminuto cerebro de que por pedirle un simple favor podía hacer o decir cualquier cosa hacía mis hombres estaba realmente idiota.

Levanté mi mano al mismo tiempo que la colocaba sobre su espalda y lo empujaba con fuerza logrando que se saliera de mi camino, pase por su lado sintiendo la mirada de mis colegas y sus empleados que miraban la escena en un inmenso silencio que nadie se atrevía a romper, lastima que no vine aquí para que alguien quisiera pasarme por encima.

-Procura cuidar tus palabras Vital, nadie manda a mis hombres y menos un coba común como tú- le dije mirándolo de arriba abajo.

Salí de ahí con la cabeza en alto y con un gran alboroto que se hizo a mi alrededor cuando mis muchachos comenzaron a gritar a todo pulmón mientras caminaban detrás de mí siguiéndome el paso en todo momento, había llevado poco refuerzos ya que no me parecían una amenaza para hacer mover mis hombres de a muchos grupos sin un plan en mente.

Tenía que tener a Alexander trabajando para mí para averiguar quién pudo matar a mis padres, estuve pensando en la alternativa que me había dado Máximo, no me convenía el hecho de que el coba no tuviera toda la información completa porque sabía que no me aceptaría el caso si no le llenaba todo el escritorio de madera pulida que tenía en su oficina con informes completos, el tenía pequeños informes de mí para poder averiguar sobre donde se encontraba la espada perdida.

Lástima para él que es muy lento.

Movía los documentos en mis manos mientras mis hombres abrían el auto que me llevaría a casa para analizar con profundidad dichos informes, tenía la extraña sensación de que alguien quería incriminarme para despistarlos por completo de quien en verdad era el ladrón.

Entré en el auto al momento que me sentaba en silencio analizando quién podría llegar a hacer, tenía una lista bastante larga de enemigos que cumplían con el requisitos principal para inculparme de algo que claramente no hice; Me odiaban o simplemente estaban en posición de hacerlo ya que mis padres tenían sus propios muertos que cargar.

Mientras transitamos por la autopista escuché el inconfundible sonido de las sirenas de policías mezcladas con las de las ambulancias que pasaron a toda velocidad por al lado de mi auto al mismo tiempo que lograban frenar el tráfico con gran rapidez a medida que alcanzaban metros de distancia.

Vi como el auto personal de Vital pasaba por mi lado con gran velocidad esquivando los otros que no se hicieron a una orilla para que pasaran ellos.

Seguimos el trayecto que por arte de magia mi chofer nos llevó por el mismo camino por donde habían pasado las escoltas de Alexander, mientras pasábamos cerca del banco que era atacado pude visualizar como los autos policiales habían formado un medio círculo en frente del lugar.

También pude ver como Alexander se paraba en medio de todos esos vehículos con el arma encima de él apuntando a las personas que se encontraban paradas fuera del establecimiento mientras analizaba su perímetro, no podían llegar vivos sin que algunos de los policías los atacaran sin piedad alguna.

El auto donde me encontraba estaba parado en medio de todo ese lío mientras esperaba que los otros vehículos pasarán de a poco, pero sentía que algo estaba mal.

Algo pasaría.

-Dejen a ese rehén y hablaremos como personas civilizadas- gritó Vital hacía los tipos que no bajan las armas de las cabezas de las víctimas que no hacían más que llorar.

Era obvio que no le harían caso ya que simplemente ajustaron el cañón sobre las sienes de las pobres chicas que miraban hacía los lados buscando ayuda.

Analicé la escena y la idea surco mi cabeza sin dejar que pensara en nada más.

-Anuncia a los chicos que formen una barrera discreta detrás de los búhos y quiero que hagan como si fueran personas normales, traten de salvar a las víctimas, no quiero fallos- le dije a Máximo desde mi posición.

Observé la estancia que se encontraba un poco lejos de nosotros pero lo bastante cerca para llegar si la situación lo ameritaba, Máximo me hizo caso y se bajó del auto con discreción, nadie le tomó importancia mientras él hacía la farsa de que revisaba los autos de los hombres a mi disposición, todos se bajaron y comenzaron a caminar por el perímetro entré risas de colegas de trabajo que paseaban por ahí.

En ocasiones me encantaba tener tanto poder, no lo podía negar aunque lo intentará.

Al segundo comenzaron los tiros hacía los delincuentes que respondieron sin dejar de agarrar a las chicas que trataron de salir corriendo para protegerse de los balazos, algunos impactaron en el vidrio de mi auto, era de última generación y me irritaba que se hiciera daño pero no pude fijarme mucho en eso cuando vi el momento justo cuando uno de los tres se alzaba sobre el auto de su escape y apuntaba hacía Vital.

Bajé del auto a toda velocidad sacando mi arma de entre mi sujetador con rapidez mientras apuntaba a mi objetivo, corrí por mi vida al mismo tiempo que veía como el tipo se encontraba herido pero sabía que no fallaría aunque quisiera, tenía una buena posición la cual mi enemigo no contaba ya que se encontraba concentrado en los otros dos que no se movieron de su lugar en ningún lugar.

-¡Vital!- grité al momento que me tiraba sobre él logrando que la bala quedará incrustada en la puerta de su propio auto.

Quedé entre los brazos de Alexander al instante que lo corría sin mirarlo y disparaba hacía el tipo que perdió el equilibrio cuando su mano tocó su corazón, cayó hacía atrás sin lograr caer sobre el capó del auto quedando sobre el duro suelo, me paré a la velocidad de la luz mientras apuntaba hacía los otros dos que me miraron a la vez con la boca abierta, solamente los observé con la ceja alzada al momento que les decía.

-Vamos chicos dejan mal parados a los que trabajamos de esto, lo de atacar los bancos quedó para las películas de adolescente- les recriminé distrayéndolos.

Mis hombres actuaron al segundo sosteniendo a los idiotas por detrás sin mucho inconveniente, me giré sobre mis talones mientras veía como Alexander y los demás me miraban con asombro pero el pequeño Coba me observaba con una sonrisa ladeada y apoyado contra el capó de su auto.

-Y así señores se arresta a los criminales, tomen nota- les dije con una sonrisa.

Salí con mis chicos detrás de mí ocultando que veía los flashes de los periodistas que habían aparecido en la escena. 


El Adiós Dorado 1LWo Geschichten leben. Entdecke jetzt