CAPÍTULO 11

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ALEXANDER VITAL

Vi como el auto negro de los Smirnova salía disparado lejos de mi departamento al instante que pasaba un vehículo del periódico nacional que saco una cámaras por la ventana y tomaban fotografías de mi nefasta presencia afuera de casa con la mirada hacía donde se había marchado.

Sin poder contenerme y estando al tanto de mi pobre situación simplemente levanté mis manos logrando que el coche se parará de pronto creyendo que por alguna extraña razón que el General les estaba haciendo un cálido saludo, pero no se esperaron jamás que dicho Señor levantara sus dedos del medio y se los mostrará con una sonrisa que carecía de amabilidad.

Los observe como fotografiaron mi porte de niño malcriado a la vez que desaparecía de mi vista con gran rapidez y con eso simplemente me giré sobre mis talones al momento que caminaba hacía la entrada de mi departamento que se encontraba abierto mostrándome como una rubia estaba preparando el desayuno como si nada hubiera pasado y solamente era Victoria quien había sido la que quedaba demás.

-Por fin llegaste, tenemos que hablar sobre las portadas de las revistas que hacen de tu cara la más hablada en menos de veinticuatro horas- dijo pasando por mi lado mientras llevaba un desayuno nutritivo con dos vasos de zumo y dos tostadas con mermelada de fresa.

Sin mencionar alguna palabra hiriente que estaba a nada de salir por mis labios logrando que la estúpida saliera de mi casa más rápido que cualquiera, seguí sus pasos mientras veía como intentaba llamar mi atención con miradas sutiles hacía mi presencia.

-Me alegra que te preocupes por mi cara en las revistas pero necesito saber con urgencia porque estas aquí y como tienes una llave de mi casa- pedí ocultando mi furia con el vaso de zumo que amortiguo la fuerza con la que agarre el delicado cristal.

Carla pareció que se le había aparecido un fantasma por cómo su piel se volvió blanca por la sola mención de cómo consiguió la llave de mi departamento, levanté una ceja mientras la veía solamente a los ojos observando como temblaba con pequeños espasmos al mismo tiempo que con delicadeza trataba de apartar lo que tenía en sus pantalones con normalidad.

Sonreí cuando entendí que hacía aquí y que pasaría a continuación.

-¿Eres una maldita espía no es así?- le pregunté con la ira siendo mi conductora.

La muy perra se inclinó hacía atrás en él sillón con la mirada fija en mí y una sonrisa ladeada que se escondió por medio del vaso zumo, me analizaba pero yo no conseguía concentrarme en algo más que no fuera Victoria, como estaría ahora cuando llegara a su casa y lo más importante: Qué estaría pensando sobre mí...

Por pensar en esas estúpidas cosas no me di cuenta que Carla aprovechó ese pequeño desliz que tuve para golpearme tan fuerte que caí de rodillas ante ella, me sostuvo el cabello con tanta fuerza que un gruñido brotó por mis labios pero fue amortiguado por la asquerosa boca de la rubia que no perdió la oportunidad de besarme, estuvo pegada a mí por unos míseros segundos hasta que se separó despacio mostrándome una sonrisa traicionera.

-Vas a caer por mí Vital, tal y cómo el Boss quiere- murmuró para luego inyectar algo en el cuello.

Me desvanecí cayendo sobre mis rodillas ocasionando que todo a mi alrededor desapareciera por momentos pero sentí como me sacaban de mi departamento con gran velocidad mientras hablaban en italiano pero no lograba entender como me transportaban o de que estaban conversando, solamente los escuchaba murmurar palabras incomprensibles que en ocasiones se reían entre ellos.

Según mis conocimientos en drogas somníferas podía identificar cual me habían inyectado, mis informantes una vez me comentaron como la organización Thompson había logrado construir unos chips que te hacían un soldado sin emociones, por la cantidad de años la cual esa institución había trabajado en ese suero consiguió modificar de fabrica esa cosa logrando que solamente quedarán dos drogas, una de ellas que te dejaba en un sueño con los ojos abiertos y otra que te hacía desmayarte, interesantes aparatos que destruyen personas aunque eficientes en estos casos.

Me subieron a un auto con gran velocidad al mismo tiempo que me golpeaban dejándome más inmóvil de lo que ya estaba pero mis ojos y sentidos estaban alertas a todo lo que pasaba a mi alrededor, me sentaron en uno de los asientos al instante que me ataban con metales que se esparcieron por mi cuerpo con tranquilidad, logre abrir un ojo al momento que el auto acelera hacía donde pensaba sería mi pobre residencia de torturas.

De pronto el auto derrapó en una avenida principal ocasionando que los otros conductores frenaran de golpe mientras hacían sonar sus bocinas a todo volumen, logré escuchar con claridad cuando Carla salía por la ventana con un arma y gritaba a todo pulmón con el miedo saliendo de su boca.

-Smirnova se acerca- gruño al mismo instante que se volvía a meter en el auto mientras apuntaba hacía mí sin apartar su mirada.

Dejé que me examinara con tranquilidad al mismo tiempo que escuchaba los disparos que lograron dejar caer a más de uno dentro de ese auto, Carla se quedó petrificada cuando uno de los vehículos que la respaldaba explota a un lado de nosotros ocasionando que nuestro coche se moviera de una manera violenta, caí de rodillas cuando algo chocó contra la parte de atrás de donde me encontraba sentado, mi acompañante en cambio estuvo firme mientras trataba de no moverse mucho por el simple hecho de que su mano tenía el arma que le daría fin a mi vida en cualquier momento.

-Maldita- susurro mirando por la ventanilla mientras hacía crujir sus dientes en un momento de desesperación.

Estaba por mencionarle que era de esperarse el hecho de que Victoria viniera hacía ella pero no logré decir ninguna palabra cuando las puertas del auto se abrieron de golpe dejando ver solamente los cañones de las armas que apuntaron a todos los que estuvieran presentes, Carla quedó tirada en la misma posición en la cual estaba yo al instante que Smirnova le colocaba su pistola sobre la nuca y un cuchillo sobre el cuello.

-Así que tenía razón- dijo con la diversión saliendo a jugar con la pobre chica que en realidad no mostraba emoción alguna.

Carla simplemente la miro por medio del espejo que había delante de ella al momento que su mirada se desviaba hacía mi buscando alguna oportunidad de lograr su cometido pero la dosis pequeña de suero ya había desaparecido de mi cuerpo con una velocidad considerable, sin dejar de observar hacía su cara que carecía de maquillaje pero mostraban unos círculos negros debajo de sus ojos me saque los metales que envolvían mi cuerpo en cuestión de minutos y simplemente me baje del auto recibiendo el arma plateada que me ofrecía uno de los hombres de Victoria.

Mi enemiga me miraba con una sonrisa divertida al momento que giraba a Carla hacía mi mientras le ataba las manos con los mismos metales que había tenido yo en mi anatomía pero simplemente apunte hacía mi secretaria.

Tenía las ganas suficientes para terminar su vida, tenía la fortaleza que hacía falta para siquiera llegar a sentirme mal por su muerte pero Smirnova olvidaba algo que nos hacía diferentes y ella misma dedujo lo que en mi mente pasaba en el momento que la desató para luego alejarse de Carla con las manos arriba.

La miré sin una pizca de amor, sin nada que delatara la manera que la odiaba por llegar a pensar que podría ser igual que ella o peor.

-Yo no soy un asesino- le dije a los ojos al instante que tiraba mi arma hacía un lado.

Victoria asintió hacía mí al momento que dos policías la agarraban de los brazos con fuerza y la hacían para atrás con un poco de violencia que no me importo en lo absoluto, la vi cuando se la llevaron pero ella nunca me observó en ningún momento en cambio Máximo gritaba hacía mí al mismo tiempo que los hombres de ella corrían hacía su jefa.

Los ignoré en el instante que Manuel aparecía para llevarme hacía su auto personal al mismo tiempo que Carla era llevada en una ambulancia hacía lo que creía era el hospital, analice mi panorama al momento que mi compañero arrancó con tranquilidad al instante que todo quedaba en silencio a mi alrededor, pasamos por al lado de los hombres de negro que permanecen al Boss, ellos se camuflaban entre las personas mientras veían hacía sus lados viendo como Victoria era llevada en el auto policíaco.

El Adiós Dorado 1LWhere stories live. Discover now