CAPÍTULO 48 (EPÍLOGO)

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Victoria admiraba como Alexander entraba en un estado colérico mientras lo llevaban hacía donde en el primer momento se encontraba, le sonreía disimuladamente al instante que él fruncía el ceño por la actitud de la mujer que en ese mismo segundo que sus ojos volvieron a encontrarse él no sabía si la persona que tenía a pocos metros de distancia era la misma que había conocido hace tiempo atrás.

-Pónganse de pie que viene el juez encargado del caso- determinó uno de los guardias que carecía del interés necesario para prestar atención a que al tipo que había llevado a rastras desde las pésimas condiciones de esa cárcel era el mismísimo General, el cual siempre había estado agradecido por su protección.

Todos se pararon sobre el suelo mientras por las puertas de atrás de la sala entraba un hombre mayor con la mirada puesta en la mujer que estaba en el comienzo de todo, hace unas horas atrás le habían llegado las pruebas necesarias para salir a disposición de una llamada no identificada.

Caminó con tranquilidad al momento que giraba su cabeza hacía la izquierda en donde frente a él apareció la figura de un hombre el cual había creído muerto y junto con su mujer habían llorado ya que era una gran persona, analizó su porte con las lágrimas a punto de salir, Alexander le devolvía la mirada con lástima por simple aprecio por el hombre que creyó en él cuando nunca lo tomaban en serio y en ese momento supo porque.

Él estaba destinado a ser algo que nunca consideró posible pero sentía una extraña familiaridad por ese mundo para el cual no sabía más que mataban gente que no servía ante sus ojos, aunque analizando los dos bandos te dabas cuenta que ambos eran una verdadera porquería en cuestiones de moral y todas las cuestiones sinceramente.

Con la cabeza mirando el suelo subió los escalones que lo separaban de la silla la cual le daría la oportunidad de salvar a un hombre que muy en el fondo consideraba como un hijo más de la familia desde que lo conoció, se sentó sobre el pequeño almohadón que sostuvo su peso para luego colocarse los lentes que lo esperaban sobre el escritorio donde estaba el expediente del demandando.

-Que comience la sesión- demandó el hombre sin dejar de mirar a la mujer que se quedó sentada protegiendo su rostro de las cámaras que trataban de apuntar a su perfil.

En minutos un joven tomó lugar en medio de la sala con unas hojas en sus manos a la vez que analizaba el contenido de las páginas que se encontraban frente a él, en un momento determinado levantó la mirada hacía donde el acusado se encontraba parado entre los pequeños peldaños que lo sostenían, Alexander sonrió por impulso cuando Nicolás lo miraban con diversión.

-Ante ustedes tenemos al General Alexander Vital, el cual ha querido hacer pasar a mi clienta como una ladrona por el robo al museo nacional que sufrió un atentado contra una espada de alto valor para después hacerle múltiples problemas a la mujer así luego hacerla ver muerta en todos los medios cuando claramente y todo vemos que la Señorita Smirnova goza de una buena salud- comenzó el defensor de Victoria.

El juez observó con los ojos bien abiertos a la mujer que se sacó de encima su sombrero de su cabeza al mismo tiempo que arreglaba su cabello negro que salió libre con sus ondas logrando que más de un hombre dentro de esa sala la mirará con atención a sus movimientos.

-Prosiga- le dijo el hombre mayor a Nicolás que sonrió por unos instantes.

El defensor de Smirnova caminó hacía donde el juez se encontraba sentado al momento que le entregaba las pruebas de que las únicas huellas impuestas alrededor de la espada eran del acusado, las imágenes de cómo él había fingido su muerte y como estaba ayudando a los mafiosos contra su juramento que había emitido al comienzo de sus servicios luego de salir de la universidad, como también se encontraban las cantidades de dinero que fueron robados a diferentes bancos donde él se veía como el único responsable pero ante todas esas pruebas que en parte eran ciertas Victoria necesitaba hundirlo por completo.

El Adiós Dorado 1LWhere stories live. Discover now