CAPÍTULO 33

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VICTORIA SMIRNOVA.

Salí de ese despacho con velocidad mientras las lágrimas corrían por mis mejillas, quería escapar de ese lugar que me hacía apretar el pecho y no podía mirar a los ojos a Alexander después de decirle eso.

Nunca sería capaz de dispararle aunque mi mente me asesinara con imágenes dañinas para mí tratando de obligarme a hacerle daño, mi corazón no resistiría perderlo porque me di cuenta que me había enamorado de ese hombre pero mis ideales iban primero, logrando que poco a poco me fueran destruyendo.

Los sentimientos no podían interferir en mi verdadera misión: Acabar con los Vital por traidores.

Corrí lejos de la casa con velocidad para llegar a mi auto que me estaba esperando preparado, me subí dentro con rapidez a la vez que preparaba mi arma en mis manos sin fijarme mucho quien estaba conduciendo, el vehículo aceleró a fondo al mismo tiempo que escuchaba como la casa que deje atrás parecía ser protagonista de un ataque.

Me giré sobre mi asiento viendo como Alexander analizaba el auto que se fue alejando de él con ira, en sus manos se encontraba el cuchillo que había usado para amenazarme pero lo que me sorprendió aún más fue cuando corrió hacía otro vehículo al instante que derrapaba en la tierra, salió disparado hacía mi dirección mientras mi transporte apretaba el acelerador logrando ganarle metros.

-Hay que perderlo- le dije al conductor a la vez que preparaba mi arma para lograr que me dejara en paz.

Cuando estuve a nada de prepararme así salir por la ventana del auto escuche la risa sarcástica del tipo que manejaba lejos de Alexander, me aparte de la puerta del vehículo a la vez que me volvía a sentar sobre el asiento, observé mis posibilidades para salir ilesa de esa escena pero todas las opciones se vinieron abajo cuando las trabas del coche sonaron consiguiendo que las puertas se cerraran por completo.

-No te preocupes, lo perderemos- aseguró la voz del Boss a la vez que su mirada se juntaba con la mía por el espejo retrovisor.

Sus ojos que eran iguales al hombre que nos seguía de cerca pero viendo las circunstancias no llegaría a mí sin que le pasara algo malo, me observó por el espejo retrovisor a la vez que pisaba el acelerador a fondo consiguiendo que el auto le respondiera así alejarnos del vehículo que nos perseguía a gran velocidad pero no llegaría hacía nosotros y me di cuenta de eso cuando giró hacía la cantidad de vegetación con la que contaba los alrededores de la carretera, se escucharon disparos a diestra y siniestra pero la especialidad del Boss era esquivarlas además recibió ayuda del tipo que estaba en el asiento del acompañante que no había mencionado palabra alguna desde que me subí al vehículo.

De pronto todo quedó en silencio dándome a conocer que había logrado deshacerse de los que estaban detrás de nosotros, todo a nuestro alrededor se sumió en un silencio en el cual podía notarse la tensión que emanaba ambos hombres, el camino era despiadado contra las llantas del vehículo pero parecía no importarles absolutamente nada cuando aparecimos de vuelta en la carretera que nos recibió con los brazos abiertos.

Pero no todo fue paz y me parecía obvio ya que todo esto estaba organizado por su servidora, esta noche moriría pero esta vez no dejaría cabos sueltos y con eso me refería a Alexander.

De la nada tres autos aparecieron detrás de nosotros con velocidad, el trío venía en fila para luego el primero colisionar contra nuestro vehículo.

-Vas a salir por esa ventana y le disparas- ordenó a la vez que sacaba una pistola y me apuntaba.

Reí por su petición estúpida al momento que agarraba el cañón de la pistola dejándola sobre mi frente con una sonrisa en mis labios que destilaba de cordura a la vez que le decía.

-Dispara Boss, por él soy capaz de recibir una y mil balas si es necesario, así que hazlo si tienes lo que es necesario- alente sin meditarlo mucho.
-Lo amas- descifró con la mirada distante.

Le sonreí moviendo mi cabeza hacía el lado izquierdo sin dejar que el arma se moviera de su lugar, lo observe al momento que bajaba mi mentón para luego contestarle.

-El está mucho más allá que un mísero sentimiento y no me arrepentire nunca de elegirlo- le dije convencida.

-Victoria Victoria, siempre con tus mentiras, no puedes sentir nada que no sea rabia así que no te quieras mentir y quieras destruir a mi hijo porque te saldrá muy caro- amenazó.

-No tienes ideas de mis sentimientos- contraataque.

El hombre rió por unos minutos para luego volver a hablar.

-Lo único que sé de ti es que tu padre te usaba como rata de laboratorio por lo que supongo el suero que colocaba en ti tiene algún fallo, yo se lo proporcione hace tanto tiempo que ya no se cuando sucedió pero por lo que veo no dudo ni un momento en hacer lo que le recomende- dijo burlándose.

-Fuiste tu, tu me convertiste en un monstruo- grite histérica.

Me observó por el espejo retrovisor a la vez que sonreía con ironía y asentía a mis palabras.

-Mi Alexander no me servía como una bestia, necesitaba con quien tener sus diferencias y qué mejor que una heredera de la mafia que además odia, porque por si no lo sabes el te detesta aunque quiera hacerlo pasar por un enamoramiento y mentirte en tu cara preciosa de niña dolida por petición mía- explicó.

El silencio apretujo mi corazón cuando me di cuenta que para él era un eslabón que tenía la misión de derribar, pero sabía que no se quedaría callado por lo que siguió hablando.

-El trabaja para mí y todo lo que han vivido lo hemos planeado entre ambos para que pasara así, él después me llamaba para reírse de ti, fuiste una mentira para él, aunque la disfrutaste ¿No es así?, no me digas que pensaste que Nicolás fue el que me dijo que estabas vivas- Dijo.

Las lágrimas bajaron por mis mejillas sin compasión por ser tan imbécil.

-Cuando tenga la oportunidad los matare a todos, serán los primeros en mi lista negra, espero que estés preparado porque volveré en el momento que menos te lo esperes- advertí sin más.

Farag no titubeo cuando me dejo de apuntar y hizo rotar el auto con velocidad a la vez que nos dejaba frente a Alexander que frenó de golpe al ver la maniobra que el Boss había hecho, sin verlo venir se bajó del vehículo a la vez que abría mi puerta para luego sacarme de los asientos agarrando un puñado de mi cabello, cuando estuve fuera de mi transporte me di cuenta que nos habíamos alejado de la casa pero también observe como mi soldadito de juguete se quedaba quieto mirando hacía mí.

El tipo que estaba detrás de mí colocó el cañón de su pistola sobre mi sien a la vez que veía a su hijo, su boca asquerosa se apoderó de mi oído sin dejar que observar a su sangre que lo analizaba con rabia.

-Te asesinaré como lo tuve que hacer con tu padre hace tantos años- susurró.

-No le hagas daño- implore sin importarme doblegarme ante él.

-La única que morirá esta noche serás tú, corre hacía él y protégelo como lo hice con su madre pero esta vez yo te mataré a ti como tu padre lo hizo con mi Frida- me ordenó.

Luego de decir eso se irguió a la vez que Alexander se debatía en si correr hacía mí o salvarse pero yo tenía clara las cosas por lo que estaba dispuesta a salvarlo por todo lo que he hecho a lo largo de los años, cada maldita broma que hubo entre nosotros y el amor que estaba descubriendo por el.

-Corre- le grité al momento que golpeaba al tipo en sus partes nobles.

Salí disparada a la vez que tomaba impulso para llegar a él que apuntó a su padre cubriendo mi espalda sin importarle estarle fallando a su propio ejemplo a seguir, cuando estuve a su lado lo cubrí con mi cuerpo dejando que bajara su arma ante mis brazos para luego pararme en putillas y susurrarle en su oído lo que tanto necesitaba decirle aunque supiera que todo fue irreal, si ese era mi final prefería dejar de mentir y que no me importara que él fuera un policía en su labor.

Entre lágrimas le dije.

-Te odio pero no te libraras de mi, traidor-le dije al momento que se escuchaba el disparo.

El Adiós Dorado 1LΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα