CAPÍTULO 29

1.3K 92 2
                                    

ALEXANDER VITAL.

Si iba a morir prefería hacerlo en sus brazos y sus labios juntos a los míos, en ellos encontraba todo el caos que necesitaba mi vida.

Me aleje de ella despacio al mismo tiempo que levantaba mis manos hacía arriba observando hacía el tipo que parecía hervir por la demostración de algo que él no podía conseguir por más que quisiera: Un simple roce de labios de la chica por la cual se moría.

-Simplemente magnífica demostración de sentimientos- felicito Nicolás con las lágrimas recorriendo su mejilla que dejó pasar sin concentrarse en ello.

Observé hacía los lados buscando la manera perfecta de salir ileso de ahí pero sabía sin muchas contemplaciones que no saldríamos de aquí sin que alguno de los dos quedara con alguna bala alojada en un lugar difícil de sacar, no logré pensar en algo coherente cuando Nicolás me apunto con una sonrisa socarrona al mismo tiempo que caminaba hacía Victoria.

Vi cómo quedó frente a la chica que le devolvía la mirada desafiante, Nicolás sostuvo la maleta que Victoria tenía en sus manos al momento que la largaba hacía delante logrando que la ropa se esparciera por el pasillo solitario, no dejó de apuntarme mientras agarraba el brazo de la pelinegra que se dejó a la vez que me dedicaba una mirada comprensiva.

Levanté mis manos con completa tranquilidad observandolos con una sonrisa en mis labios, vi como la tiró hacía al frente mientras un hombre se encargaba de sostenerla y en ese momento me di cuenta que el viejo que nos había ayudado a salir se encontraba detrás de Victoria con fuerza pero sin quitar su mirada de mi persona.

Quería creer que todo esto estaba bajo control pero mi mente me decía que todo esto caería como una pirámide de cartas que era frágil ante las brisas que se pudiera presentar, tenía la sensación de que ya no saldría de ahí y que ella se iría sin dejar algún rastro que me dijera dónde encontrarla.

-Si todo esto sale bien Alexander, saldrás ileso y sin ninguna bala traspasando tu cuerpo- advirtió Nicolás con burla.

-Solamente tú piensas que saldrás de aquí con tanta facilidad sin que ninguna de mis balas te alcance- contraataque jugando con su paciencia.

Benedetti hizo crujir su cuello al mismo tiempo que se acercaba más a mí mientras apuntaba a mi cien, me veía por medio de sus espesas pestañas mientras que yo admiraba como se llevaban a la mujer que estaba siendo tirada por el hombre que supuestamente nos había ayudado a escapar.

-Morirá si sigues mirando hacía su paradero, y te aseguro que no necesito incentivo para volarte los sesos- amenazó el muy descarado.

-Adelante- le dije colocando su arma sobre mi sien.

El miedo había abandonado mi cuerpo, lo único que me preocupaba era mi chica, baje la mirada hacía él al mismo tiempo que escuchaba los gritos de Victoria, mi corazón latía deprisa sin detenerse pero mi mente trataba de estar calmada para poder pensar con la claridad suficiente así poder que mis sentimientos no interfirieran en mi deber como policía.

-Así que el policía está pasándose al lado el cual juró exterminar- murmuró Nicolás paseando a mi alrededor.

-Te exterminaré como si fueras una plaga- amenace como si estuviera en posición de hacerlo.

-Lo hagas o no, no me pone preocupa mucho Alexander, de todas maneras ella morirá si no es por mi lo será por ti, es un evento que sucederá- rebatió con burla.

-Nunca le haría daño en cambio a ti que dices amarla cuando estuviste a punto de secuestrarla- le dije.

-En la mafia se ama de una manera completamente diferente a como se hace en la tranquilidad de las personas fuera de ella, en la milicia amas a fondo o no amas una mierda, es una clase de amor retorcido que logra convertirte en un asesino a sangre fría por y para la persona que quieres, es una condena para los que no logran entender y una felicidad absoluta para los que son capaces de contemplar tanta destrucción como belleza- me explico jugando con su arma.

El Adiós Dorado 1LWhere stories live. Discover now