CAPÍTULO 38

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TAIRON SMIRNOVA.

Mi vista viajaba entre las personas que se encontraban sentadas a mi alrededor pero ese hombre del cabello blanco el cual había cambiado desde que llegó a mis juegos perversos me observaba fijo, lo rompi cómo a una varilla la cual manipule a mi antojo.

Victoria hubiera durado más Tairon pero murió por un maldito Búho, la mejor de una elite completa está bajo tierra- recriminó mi conciencia.

Le sonreí a Vital al momento que lo hicieron levantar de su lugar los hombres que estaban a mi disposición, tipos que estaban menos o peor que yo en el ámbito mental los demás abandonaron la habitación, habían preparado a mi muchacho en las peleas cuerpo a cuerpo quitándole la posibilidad de ganar como era su costumbre, dos semanas habían pasado desde que lo tuve vulnerable frente a mí en esa sala del terror como lo llamaba Farag él cual había optado en no presenciar cómo destruía a su campeón.

-Ilumíname- le pedí con ironía al momento que encendía un cigarrillo pero sin quitarle la mirada de encima.

Alexander me devolvió la mirada a la vez que hacía crujir su cuello pero siempre sus ojos se juntaban con los míos, buscaba impresionarme pero solo hubo una persona que consiguió lo que él buscaba, mi creación analizó su alrededor con aburrimiento al momento que montaba guardía.

La primera en atacar fue Tara que fue por un golpe rápido en sus costillas que no consiguió acertar ya que Vital sostuvo su mano a la vez que lo torcía haciendo que la chica se girara sobre su eje para luego el mismo golpearla en la nuca con algo que parecía ser un bastón de madera que yo usaba para andar.

Sonreí por su velocidad.

Tara cayó inconsciente al mismo tiempo que Luke lo esperaba dándole ventaja, le sonrió con sarcasmo al mismo tiempo que alzaba los puños para luego invitarlo a que lo golpeara, ese hombrecito que estaba frente a Alexander fue el primer hijo varón del cual estuve orgulloso.

Lo encontré en las afueras de Francia mientras buscaba diferentes medicamentos que emplear en las drogas, la familia lo había abandonado en una caja con comida chatarra al intemperie con solo diez años, curiosamente tenía la misma edad que Victoria cuando empecé a utilizar las dosis en la pequeña de ojos azules.

Entrené su mente de la misma manera que lo hice con Vic, ambos son máquinas asesinas que me enorgullecen por lo que ellos nunca han sido maltratados por otra persona que no fuera yo, ése era mi propósito y ahora solo esperaba que me matará alguno de ellos aunque no se conocieran pero lo dudaba, mi hija era una sorpresa andante por lo que me daba una esperanza de que si supiera de la existencia de su copia exacta, son mi orgullo por generar mi misma manía por liderar a los demás sin importarles absolutamente nada.

Alexander empujó al otro hombre que estaba a su espalda a la vez que dirigía la mirada hacía el rubio que le siguió sonriendo sin ningún inconveniente, Luke tenía la misión de sacarlo de sus casillas así conseguir desestabilizarlo y que mejor que jugar con el nombre de mi hija.

-Lastima que Victoria conoció una copia nefasta de un buen hombre- murmuró mientras giraba a su alrededor.

Mi experimento río con histeria mientras movía el cuchillo que Luke le había dejado en su cinturón, me observó con una sonrisa en los labios mientras en un movimiento rápido atrapó al rubio contra la pared clavando el filo en la camisa deportiva que tenía Turner, Vital giro sobre su eje a la vez que sacaba un arma de entré sus pantalones de ejercicio y disparaba al hombre que quedaba en pie, suponía que esa segunda defensa la había sacado del tipo el cual cayó sobre el suelo cómo un peso ligero.

Vi cómo Alexander se acercaba a la cara de Luke sin dejar de reír, estaba quebrado y lo supe cuando su cuerpo comenzó a reaccionar de manera favorable para mí porque me daba la razón, había roto al General y eso me generaba una satisfacción mayor, porque ahora lo podía controlar como se me diera la gana.

El Adiós Dorado 1LWhere stories live. Discover now