CAPÍTULO 19

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VICTORIA SMIRNOVA.

Mi cabeza daba vueltas mientras mis pies me sostenían de algún desastroso final cayendo por las escaleras, en mi mente no circulaba otra imagen que no sean las garras de esa chica sobre el cuello de Alexander y el estaba de lo más contento con su estúpida mucama colgando de él.

Llegue al baño donde la idiota ni siquiera sabía con exactitud donde estaba, esa dirección que me había dicho era la habitación de Máximo, esperen un segundo, ¿Cómo sabía que el cuarto de mi hermano estaba ahí?, pero no logre seguir pensando ya que una mano enguantada me tomo por la ropa consiguiendo que me detuviera por completo.

Me quedé frente a una figura negra que me sostuvo la mirada al mismo tiempo que me levantaba sobre mis pies pegándome a la pared sin dejar de apretar mi cuello logrando que poco a poco fuera perdiendo el aire de mis pulmones, mi mirada viajó a los costados sin dejarme observar con claridad lo que había a mi alrededor tratando de buscar ayuda ya que el enmascarado que parecía la misma noche encarnada en hombre o mujer no podría definirlo con exactitud ya que en este momento no había tanta iluminación en el lugar y me parecía lógico el hecho de que quiso atacar cuando menos me lo espere.

La vista se me tornaba borrosa mientras intentaba con las últimas fuerzas que tenía saber quien me tenía apresada contra la pared pero no fue necesario saber más ya que alguien lo golpeó de pronto logrando que yo cayera sobre el piso ahogándome con mi propia saliva por la falta de aire que habían tenido mis pulmones por tanto tiempo, cuando me recupere levante la mirada hacía arriba observando como un rostro desconocido se aseguraba que al enmascarado se quedará en su posición, sin moverse un metro hacía mí hablo con confianza.

-Al parecer tiene muchos enemigos Señor Bruno- comentó Benedetti con una risa divertida.

-Aunque no me crea es la primera vez que intentan matarme de una manera tan cobarde, fue todo por la espalda- le respondí parándome mientras arreglaba mi ropa con gran afán por ordenarla.

Cuando estuve de pie el Señor me observó de arriba abajo para luego simplemente realizar una reverencia y caminar escaleras abajo con tranquilidad, como si tiempo atrás no me haya ayudado contra alguien que quería matarme, volví al tema inicial al momento que me gire sobre mis pies para inspeccionar la escena del casi crimen, me quedé helada viendo como el cuerpo había desaparecido en mis narices sin saber por donde o quien la había sacado de unos metros pequeños de distancia que tenía conmigo en ese momento.

Decidí ignorar la impresión que me embargó al instante que le seguía los pasos al Señor Benedetti que en silencio se encaminó hacía la salida de la casa, en cuestión de segundos me encontraba parada en medio del patio con la mirada puesta en el frente, desgraciadamente me había tocado al lado de Alexander que desprendía un olor a fruta mentolada que me dio la impresión de que venía de su ropa pero no sería tan obvia como para acercarme sigilosamente para averiguarlo, lo ignore como lo hice con los demás tipos que simplemente se mantenían formados como soldados de guerra sin siquiera voltear al escuchar el disparo que efectuó Máximo con facilidad.

Mi vista se paseó por la vestimenta que tenía mi hermano en ese momento, contaba con una chaqueta de cuero combinada con unos pantalones sueltos del mismo color que su camisa y sus zapatos que compartía el mismo tono que la americana que tenía en su parte superior, todo su conjunto tenía el color negro impreso en el, por una milésima de segundo sus ojos claros se juntaron con los míos consiguiendo que hiciera una mueca pequeña que para mí era una sonrisa escondida.

-Bueno Señores, ha llegado la hora de la feria de la familia Smirnova- anunció con la seriedad de todos los hombres que estaban presentes.

Todos asintieron incluyéndome a mí al mismo tiempo que mi mano derecha comenzó a pasearse por toda la fila con la mirada fija en cada momento en la persona que tenía al frente cada vez que paseaba.

-Lo que haremos será una actividad fácil para los valientes pero tenebrosa para los miedosos- declaró con una minúscula sonrisa.

Me trague la repugnante risa que estaba por salir de mis labios cuando todos con disimulo observaron hacía donde yo me encontraba, pecaban de ingenuos si pensaban muy en el fondo que tendría miedo a meterme en las profundidades del bosque con el que contaba mi casa, de niña que me perdía entre la vegetación con gran felicidad sin que nadie se preocupara en lo absoluto ya que era cuestión de horas para que volviera con lo que me proponía traer o encontrar.

-La feria consiste en atrapar la bandera, es diferente a los años anteriores pero este era el juego preferido de mi jefa pero no se crean, dentro del bosque hay trampas que le harán el trabajo difícil para encontrar la bandera de color Blanco, el primero que la encuentre sin tener una sola marca de fuerza o de pelea gana, el que la encuentre pero tenga aunque sea un mínimo indicio de haber sido atacado por un guardia será el perdedor, no les garantizo salir todos ilesos pero si quieren ganar lo conseguirán- explicó con facilidad.

Nos miró a todos con una sonrisa cruel en su rostro al momento que decía.

-El que muera dentro de las profundidades del bosque será por traidor- dijo al momento que se apartaba de golpe dejando el camino libre para comenzar con la prueba de muerte.

Comencé a correr por mi vida al mismo tiempo que escuchaba la respiración agitada de Alexander detrás de mí persiguiendo mis pasos como un perro rabioso va detrás de su presa, pero no me importo en el momento que unos de mis chicos salía a mi encuentro con gran velocidad, cabe recordar que estaba de noche por lo que de suerte lo alcance a ver por lo flexione mi cuerpo hacía atrás a la vez que derrapaba por la tierra logrando desviar el corte de la espada medieval que casi me corta en dos, me pare con velocidad para después seguí corriendo dejando atrás al soldado de juguete sin detenerme en lo absoluto.

Me escabullí de entre los ojos curiosos de los guardias de Máximo mientras me escondía entre los enormes arbustos que conocía como la palma de mi mano pero toda clase de trató para ocultarse paso por mis ojos cuando vi como Alexander rodaba por las hojas a gran velocidad.

Observe cómo quedó tirado de espalda mientras escuchaba las pisadas de botas de montaña que se me hacían conocida ya que unos de los presentes en la sala de reuniones las tenía, deje ir las mentalidades de espía entrenado al momento que veía pasar una figura alta que en sus manos tenía un arma con un silenciador en la punta del cañón.

Respiré profundo al momento que me escabullía entre los arbustos y subí a uno de los árboles que se encontraba cerca de mí, en completo silencio lo escale sin dejar de observar como el tipo tenía acorralado a Alex contra las hojas que amortiguan el peso del soldado que mantenía sus manos sobre su cara tratando de que el hombre no lo matara, iluso pensé.

Cuando estuve sobre una de las ramas me enganche sobre mis talones con fuerza sobre ella al momento que me giraba hacía abajo quedando de cabeza y simplemente dispare un tiro encaminado hacía su nuca, el cuerpo cayó sobre el soldado que él mismo se paraba con gran velocidad dejando al muerto sobre donde él estaba con anterioridad.

Desenganche mis talones al momento que giraba en el aire y caía sobre una rodilla con mi mano derecha en el suelo observando hacía el frente sin dirigirle la mirada a Alexander que quiso acercarse a mí con tranquilidad, me paré sobre mis pies y me gire quedando frente a frente a él, su frente estaba con tierra mientras que su ropa no pasaba desapercibida por las manchas de agua que tenía sobre su camisa militar.

Me observó con los ojos entrecerrados al instante que sonreía como todo un canalla.

-Sabía que me salvarías- murmuró tocando mis mejillas con sus manos.

Las lágrimas estaban a punto de salir pero no las dejé, él no merecía mis lágrimas y nunca nadie las va a merecer, me separé de golpe dejando que sus manos quedaran en el aire al mismo tiempo que me observaba extrañado por mi lejanía, me recliné sobre mi estómago hacía el frente y cuando me volví a levantar le dije.

-Tiene mucho que ofrecer General Vital, no deje que lo maten ya que su chica estará muy triste, si me disculpa tengo una bandera que encontrar- le dije alejándome.

El Adiós Dorado 1LWhere stories live. Discover now