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William como siempre se despertó antes que el adolescente para hacer el desayuno, hoy el chico tenía clase pero después de las clases le iba a obligar a ir a repartir pizzas.

William estaba terminando de freír los huevos con beicon y los dejó en un platos. Dejó de hacer lo que estaba haciendo al escuchar la voz de su querido hijo.

Se quedó inmóvil intentando escuchar lo que Michael estaba gritando.

-Papa...- Gritaba Michael desde su habitación. William subió hasta la habitación del adolescente y entró. Observó a su hijo que estaba muy metido en las mantas.

Estaba sudoroso y tenía la frente un poco roja. -Padre, me encuentro mal...- Dijo casi afónico. William frunció el ceño y se cruzó de brazos.

-Estas exagerando Michael, no seas debilucho y levanta.- Dijo William apoyándose en el marco de la puerta.

Mike se entristeció y bajó su mirada al suelo. -Papa lo digo enserio... Me siento muy enfermo.- Dijo susurrando lo último.

William soltó un largo suspiro y decidió que Mike se podía quedar en casa solo esta vez.

-Esta bien, te puedes quedar... Pero solo hoy! Y cuando te encuentres mejor sera mejor que vengas a la pizzería.- Dijo saliendo de la habitación dejando a un alegre Michael.

Un olor a frito no tardo en llegar a las fosas nasales de Mike. Bajó rápidamente a la cocina y se sentó junto a su padre.
Al ver lo que contenían los platos se alegró aun mas.

Su desayuno favorito sin duda era el beicon y huevos fritos.

William le hizo su desayuno favorito para estar mas seguro de que el menor desayunaria.

-Tomate tu tiempo para desayunar y después tomate pastillas para mejorar rápido. A las dos ven a la pizzería.- Dijo William levantándose de la mesa.

Michael le iba a agradecer pero justo cuando abrió la boca sintió un horrible picor en su garganta, tosió tan mal que William se asustó. Sonó como si le hubieran sacado un pulmón por la boca!

Michael se tapó la boca y miró a su padre avergonzado. William le miraba aun con sorpresa. Después de unos segundos mas de silencio increíblemente incómodo, William soltó una carcajada.

Esas risas aliviaron a Mike.
-Mejor ve a tomarte ahora las pastillas..- Dijo entre risas William.

Michael se levantó de inmediato y fue a por las pastillas para la tos. Mientras tomaba las pastillas, una cosa horrible pasó por su cabeza.

Y si Dylan le había contagiado alguna enfermedad?

Se preguntaba Mike con miedo. Si no se curaba esa misma mañana, iba a matar a Dylan. Cuando volvió a la cocina, William ya no estaba, al parecer se había ido ya a trabajar.t

Se sentó a terminar su desayuno y encendió su celular. Tenía literalmente 83 mensajes de sus amigos, y por esa misma razón casi nunca faltaba a clases.

Michael maldijo a sus "mejores amigos" y les respondió para no preocuparlos. Apagó su celular y llevó sus platos al lavamanos.

No le apetecía tocar agua así que solo dejó los platos ahí y se fue a ver la televisión con su mantita encima.

Una hora después escucho el timbre de la casa sonar. Se le hizo raro que alguien llamara porque William no iba a volver aun y Henry seguramente estaba ya en el trabajo. Tampoco había pedido nada.

Se levantó de mala gana y se puso la manta por encima de los hombros. Ando perezosamente hacia la puerta y abrió.

Se llevó una sorpresa al ver a su grupo de amigos mas Jack y James.

Un Infierno Sin Fin (William x Michael)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz