Frío Muerto

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Estaba roto.
El mayordomo lo había vuelto hacer, había destruido el interior de la criatura a la que adora con el alma.
Después de todo lo ocurrido en esas sábanas blancas, ahora estaban manchadas de rojo.

Su hambre por la carne del pelirrojo le había hecho que aquellas antiguas heridas, por la fuerza de sus acciones aún sangraran.
El mayordomo, con toda la vergüenza y lastima en su interior, limpiaba la sangre que recorría el largo de sus piernas desde sus glúteos. Eran hilos de sangre tan extensos como ríos, hasta que se detuvieron con el roce de un paño húmedo.

Grell dormía, agotado por todo el movimiento y dureza del castigo por su actitud.
Esa actitud aun lo tenia atónito, era la actitud de un adolescente prepotente, rebelde y consentido.
Su bello cabello carmesí había retornado pero, ahora con un estilo estridente y desordenado en lugar de su larga y sedosa melena.

Y eso... Le gustaba?
Ciertamente le era familiar, pues era la misma actitud con la que debía lidiar constantemente en su Joven Amo.
Pero en él no solo era arrogancia u orgullo, si no que también era altanería, era zafiedad, era gracia, era la fiel representacion de una rosa apenas abriendo sus pétalos con largas espinas en todo el tallo de la flor.

S- Seré paciente, y espero ver como abres tus pétalos, mi Bella Rosa venenosa -
Esa frase había sido The Piéce de résistance de aquella noche, pues aún que no lo pareciera, el pelirrojo perfectamente lo había escuchado y habían dibujado una sonrisa en sus labios.

En la mañana Grell despertaría solo, con sus heridas limpias, sin sabanas en su cama y únicamente con una camisa cubriendo su espalda.

G- Tsk Stupido, clásico... Me destroza el trasero y luego se va sin despedirse ugh... Auch! -

En segundos se daría cuenta de que esa camisa no era suya, el aroma que emanaba de la prenda desprendía el más delicioso perfume para él, era el aroma del Demonio combinado con el suyo:

G- Ja! Acaso cree que simplemente por dejarme con este trapo sucio cubriendo mi espalda voy a ceder a sus encantos?... Pues no mi Rey -
Se levanta y se lanza hacia el espejo de su baño.
-Está vez no-

Y solo instantes después se vería frente al mismo espejo oliendo el mismo trapo sucio de su pecho, tomaba todo el aire que pudiera entrar en sus pulmones hasta llenarse de esa misma esencia deliciosa.
No lo admitirá frente al mayordomo, pero ese se convertiría en su nuevo perfume favorito.
No tenía idea de que su querido Mayordomo se encontraba a sus espaldas, acostado muy cómodamente en la tina. Observando el bello espectáculo que inconscientemente le brindaba el Pelirrojo.

Sin embargo frente al Rubio sería diferente, pues con su amigo de juerga lo comentaría libremente, iría a conversar inmediatamente con él y hablarían de ello durante toda la mañana.

G- Ah~ fue una maldita bestia, nunca lo imagine de él -

A- en serio? Yo si -

G- Ja ja ja como si tuvieras experiencia? -

A- Pues más que tu si, hasta más diría yo -

G- Uhh~ habla, quiero oírlo y no omitas ningún detalle -

A- Hmm... Tal vez algún día -

G- algún día? -

A- tal vez cuando crezcas -

G- ugh.. Aburrido! -

A- Entrometido -

G- Anciano -

A- Grosero -

G- Hablador -

A- Gasp! Cómo se atreve señor? -

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