PELIRROJO

Después Del Maldito Otoño

Grell empezaría a despertar.
Lo primero que haría sería abrir los ojos mientras sentía como su cabello se trenzaba.

A- Vaya, no sabía que hasta en otoño las rosas florecen -

Grell se retiraría del regazo de Ace solo para limpiar las marcas que sus lágrimas habían dejado en su cara.

A- Dormiste bien? -

G- No sabría decirlo -

A- Pues debo decir que el rojo luce perfecto en ti -

G- Eh? -

El rubio sacaría de su bolsillo su reloj de cadena plateados y lo haría posicionarse enfrente de él.
Con el reflejo de la plata pudo ver como su cabello había recuperado aquel color escarlata.

A- te ves realmente hermoso, aunque me sorprendió que creciera tanto tan rápido -

Las puntas le llegaban a los talones y brillaban como un rubíes.
Grell solo lo acariciaba y sentía su textura mientras sentía su corazón llenarse de melancolía.

G- Tch así que... ¿Esto es lo que soy? Me siento ridículo, pero... ¿Ace como me veo? -

A- Como? Pues... Como un sueño -

G- Ja! pues.. Necesito pedirte un favor -

El rubio sabía que ya había logrado recuperar un pequeño pedazo del verdadero pelirrojo. Y ambos sabian qué pronto el resto de esos pedazos regresarían.

El sol caería y Grell regresaría a la habitación con una enorme sorpresa para el mayordomo.
Solo se escucharían sus pasos al entrar por la puerta antes del estruendo.
El demonio soltaría y dejaría caer todo lo de la bandeja junto con la cena de esa noche. Sus ojos se quebraron como platos por la apariencia del antes Albino.

G- Sebas! ¡¿Que haces?! -

Los ojos color rosa del demonio brillaban y se sacudían ante la apariencia de la persona frente a él.

G- es por el pelo?..Yo ...desperté y estaba de este color -
Sus puntas ya no estaban a nivel de sus caderas, ahora estaban hasta por encima de su nuca.
Sus mechones estaban disparejos, algunos más cortos qué otros pues el corte por por parte del rubio fue un verdadero desastre.

Solo había silencio.

- Y? No vas a decir o hacer algo? -
Su cabello no sería lo único diferente, pues la actitud de Grell también había cambiado. Había dejado de ser aquel inocente e ingenuo Albino y se había convertido en un irreverente.
Su actitud era la misma durante su periodo de aspirante a Dios de la Muerte, la misma de un adolescente.
- Pues si tu no vas a hacer nada yo si lo haré, acabas de tirar mi cena y no tengo antojo de un ayuno -

El pelirrojo atravesaria por un costado al mayordomo y saldría de la habitación como si nada.

Toda esa apariencia y actitud revelde dejaban al demonio atónito.
Salio tras el rápidamente y se lo encontraría jugando con los cajones de la cocina.

G -Dónde guardan los dulces aquí? -

S- Qué crees que haces? &

G- Buscar comida, no es obvio?

S- Qué Crees Que Haces?! Que Sucede Contigo? -

G- Shhh! Baja la voz, te recuerdo que tu joven amo intenta dormir -

S- Es que no... No lo entiendo?

G- No entiendes qué? Ah! Fruta al fin - Tomaría una canasta llena de fresas y frutos rojos que se llevaría directo a su habitación.