Segundo Encuentro

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El sonido de los tacones golpeando la acera eran el anuncio de una dama apropiándose de la noche.
Una silueta bañada en luz de luna, una iluminación perfecta para resaltar las curvas de sus piernas y el brillo pelirrojo de sus cabellos.

S- como puede una criatura así... Cómo es que su simple existencia pueda convertir la mente de un demonio en un completo desastre - el contraste de las calles de Londres por la noche con la excéntrica belleza del pelirrojo convertían la visión del mayordomo en el escenario perfecto.

El telón se eleva y presenta a los dos protagonistas, el inicio de su tragedia griega.

Pero al mismo tiempo que la luna salía, un joven solitario de cabello carmesí se apreciaba caminando justo en frente del mayordomo, luciendo unos indistinguibles zapatos de tacón rojos.

Y desde ese momento el demonio no aparto la vista de su objetivo, caminaba junto a la sombra de la criatura pelirroja.
La aparición del dios ante sus ojos lo tenía totalmente absorto de todo a su alrededor, lo único que invadía su cabeza era aquel instinto de abalanzarse hacia él como un animal.

Pero, y sin siquiera notarlo este ya se encontraba a merced de su objetivo.
El error del mayordomo había sido tal, que incluso tenía el filo de un arma blanca detrás de su cuello.

Y mientras la luna alumbraba el callejón donde se veía acorralado el demonio, todo se volvía silencio, ni siquiera el sonido de aquellos tacones llegaba sus oídos.
Se acercaba más y más a su objetivo, la escena se asimilaba a la de un predador acechando a su presa, con la única diferencia de que este predador en específico se convertía en presa del otro.

El ambiente se comenzó a transformar de tal manera que el dios de la muerte dominaba y se apoderaba totalmente del escenario, ahora era más peligroso.
El motivo, su último encuentro le había costado su posición como uno de los mejores de su división, su guadaña de la muerte y por poco su existencia.

G- que atrevido el hombre que acecha a una dama de noche, y aunque nuestro primer encuentro fue divertido al principio, no creo que usted se merezca un segundo -

La voz del pelirrojo convertía las órdenes de su actual dueño en simples palabras; su segundo encuentro con él, sería lo que definiría sus siguientes acciones.

El dios de la muerte mostraría piedad, pues no quería ganarse otra reprimenda, e imitando los movimientos del demonio se alejó lo más que pudo.
Sin embargo era inútil, para Sebastian era fácil seguir sus pasos, no importaba cuánto o hacía donde corrieran, ambos seguían topando sé uno con el otro.
Este juego entre entidades, era lo más parecido a un baile, jugaban con el otro, pues ninguno iba a permitirse la derrota sin antes demostrar sus habilidades.

Fue hasta que en una calle en específico, una zona donde las cantinas, prostitutas, ebrios y lo más bajo de la sociedad se encontraría reunida. En este lugar en específico uno de esos tacones traicionaría al pelirrojo, rompiéndose y tirándolo suelo.

G- tch... maldita sea -

- vaya, vaya, Pero ¿qué tenemos aquí? -
un desconocido que se acercaba al pelirrojo con el balanceo obvio de un ebrio y dudosas intenciones:

El joven trataría de retomar su paso, pero no solo su tobillo lastimado se lo impediría, si no que el mismo extraño comenzaría a tirar de sus ropas.

G - por favor, no quiero problemas-

- tranquila yo tampoco los quiero, pero a ti por otro lado 

G- Ahg...- el hombre lo abrumaba no solo con palabras, pues el aroma de licor barato le hacía sentir náuseas- Señor usted esta obviamente ebrio y yo no tengo ninguna intención de

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