Corte Princesa

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Color
Corte
Claridad
&
Quintaje

Es lo primero y más destacable en cualquier joya que incluya diamantes en su anatomía.
Collares
Broches para el cabello
Anillos de boda
Aretes
Y perforaciones

Todas se convierten en piezas de invaluable valor cuando se le incrustan Diamantes. Y en específico las perforaciones que existen desde que el humano conoce las agujas, eso le pareció excitante e ideal.
Sebastian tenía una nueva idea para torturar al pelirrojo.

Olor a lavanda, burbujas, el suave tacto de la porcelana y una luz tenue, o más bien romántica, lo bañaba.
El agua estaba perfecta, su piel sentía un inmenso alivio con el roce de cada gota pues las sales de baño impregnaban su aroma en toda su piel.
Su apariencia había cambiado totalmente, su melena pasaría de estar casi por completo dañada, con las puntas abiertas, seca y sucia, ahora estaba hecha una seda.
Había recuperado el brillante color que lo caracterizaba y volvía a ser suave como la tela. Cada uno de los mechones se enredaban y se aferraban al cepillo del mayordomo. Mientras levantaba cada mechón dejaba a la vista la piel de su nuca y adoraba ver cada hueso de su columna sobresaliendo, los acariciaba con la punta de sus dedos en cada oportunidad que se le presentaba.

Toda la espalda de su víctima ya había sanado por completo, aún quedaban alguna que otra mancha en forma extraña. Secuelas de sus quemaduras, pero aunque tenían formas peculiares el demonio las encontraba como algo hermoso, las veía como siluetas de flores hermosas en toda su piel.

Terminada la ducha, ahora estaría el mayordomo secando todo el cabello pelirrojo. Le costaría casi una eternidad  desenredarlo pues cada mechón de su larga y extensa cabellera estaba hecho un nudo.

Cada uno de los roces de la toalla hacia movimientos un tanto inusuales, parecían... Se sentía como una joya siendo pulida.

Levanto su cabellera carmesí para atarla con un listón dejando al descubierto su nuca, Sebastian pasaría su lengua limpiando pequeñas gotas de agua.

Entonces lo levanto, cargo todo su cuerpo hacia un sillón Diván que tenía en frente un tocador con espejo.
Había pasado de estar cómodamente  acostado en una tina suave y rodeado de agua tibia a estar sentado en las piernas del mayordomo con un severo trauma en las costillas.
No quitaría la vista de aquel pedazo de vidrio que mostraba su reflejo, el reflejo de la tristeza encarnada y la de un demonio acariciando su cuerpo desnudo.
El pobre se había rendido ya, si era su cuerpo lo que él quería, no dudaría en entregárselo con tal de recuperar su libertad.

Al final tomo el cabello pelirrojo que previamente había amarrado y lo uso para elevar su rostro y colocarlo junto al suyo.

S- lo veo más tranquilo de lo usual - 

G- por favor... solo acaba con esto rápido -

S- como tu quieras - en la mesa del tocador había una caja y en cuanto levanto la tapa de esta, dejo ver que era un joyero. - son preciosos no le parece... esmeraldas, zafiros, perlas, incluso rubíes -

G- son...muy brillantes - esa no era la respuesta que su boca quería expresar. "Siempre me imaginé presumiendo en la oficina un anillo con un diamante así de grande, con el corte ideal, claridad, color... Y cuando me preguntaran yo respondería con una sonrisa enorme "es señal de que se aproxima una gran boda de ensueño"
Este no evitaría soltarse a llorar.

S- pero ninguno se compara con un diamante, brillantes lágrimas - una de sus manos tomaría un par de aretes con pequeños diamantes en corte brillante - Mmm... No -

Fue tomando uno por uno de los accesorios del joyero, pulseras, anillos, aretes, adornos para el cabello, incluso collares; todos con cortes y colores diferentes. Todos y cada uno fueron descartados hasta llegar al corte Princesa.

S- perfecto, el corte Princesa es el ideal para ti -

G- de forma cuadrada, sin cortes en las esquinas, gran luminosidad

S- y el más popular en éstos días para anillos de compromiso - colocó la joya en el dedo anular de su mano izquierda, la planta era suave y la talla era la exacta del pelirrojo.
Levantó esa misma mano junto a la luz de la luna que entró por una de las ventanas con el diamante. - tiene razón, tiene una gran luminosidad -

Ambos miraban el brillo que emanaba del dedo del dios de la muerte, y esté no podría evitar sonreír. Pero el demonio deaviaria la vista por un momento, ahora tendría los ojos puestos en los lóbulos del otro.

S- solo falta un pequeño detalle, lo único que te falta para ser la novia ideal -

La pareja se levantó del sillón, el pelirrojo ahora estaría con el pecho sobré la mesa del tocador con el mayordomo encima de él, con una aguja en la mano.
En un segundo, en menos de un segundo la punta de esa aguja atravesó su piel y cerro la herida con uno de los aretes.

G- Ah! - un breve grito, pues la acción fue demasiado rápida como para darse cuenta de que ahora en una de sus orejas ahora la adornaba un diamante. - qué... Qué me hiciste? -

S- otra cosa muy popular hoy en día para las novias, son los aretes - una pequeña gota roja dejaría una mancha en el tocador. - pero creo que usted luciría incluso mejor con varias perforaciones -

G- No! Por favor no...Mgh! -

S- tranquilo, no tardaré nada -

Al pelirrojo no le preocupaba el tiempo, si no su apariencia, él siempre se presentó como una dama digna de administración y aunque rebelde, extravagante, e incluso caprichosa. Su apariencia nunca podría compararse con el de algún criminal.

G- ah! - una más. Aunque pareciera ridículo en la segunda vez, esté pensó en su trabajo y su autoridad.
Era una norma que su vestimenta no incluyera ninguna joya o perforación en su persona, pues en el trabajo de campo estás podría obstaculizar su labor.
Se podrían atorar con su guadaña o con la ropa. - no... Ya basta! -

S- qué es lo que te preocupa? Estoy siendo muy cuidadoso -

G- no es eso - más gotas caían de su lóbulos.

S- es por el riesgo de infección, tranquila vendré a limpiar tus perforaciones, Todas las noches... hasta que sanen - esa promesa le hizo enojar e intentaría abofetear al mayor, pero se lo impediría fácilmente.

G- no te interesa... Y ni siquiera lo intentas -

S- no, créeme que si lo intentó y he llegado a una simple conclusión - sujetaria su cuello con una mano y su cintura con la otra - tú, no estás dispuesto a sacrificar nada por mi, ni tú apariencia, ni tú trabajo, ni siquiera tu vida -

Todo eso era mentira, él ya había sacrificado todo eso y más, sólo por estar con ése monstruo, sólo por ganarse su atención y todo su cariño.

" Que horror " eso era todo lo que pensaba el pelirrojo.

G- sigue diciendo eso, dilo hasta que te lo creas y si quieres sigue haciendo todas las perforaciones que desees, pero que sepas que ya no tengo nada más que dar ... No me queda nada qué sacrificar -

S- es una promesa -

G- no... una propuesta, te propongo encontrar algo más que te pueda dar, con tal de que me dejes ir de una vez - el mayordomo sonrió.

S- que así sea - tomo una nueva aguja y continuo perforando.

G- ah! Ah! Ah! Nhg~
Uno tras otro, sus oídos terminaron goteando sangre y parecían un coladores, por todos los agujeros, todos adornados con joyas de diferentes tamaños y cortés.

S - perfecto - retiraría uno de sus guantes y con sus dedos volvería hacer lo de siempre. Saborear la sangre del pelirrojo, sin embargo en esta ocasión algo había diferente... En el dedo anular de este habría un anillo.

G- acaso eres un vampiro?

S- te lo parezco?

G- qu..que.. cliché -

PELIRROJO Where stories live. Discover now