festín

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El tiempo parece dejar de existir dentro de un cuarto oscuro, donde no entra la luz del sol o de luna.
Lo único que se convierte en lo más cercano a eso son las pequeñas flamas que encienden el candelabro que atraviesan por la puerta, aunque eso no era lo único que atravesaba ese umbral, no solo entraba la luz, también entraba él.
Era aterrador para Grell el solo escuchar como crujía la madera por la humedad o el aire, cada pequeño o sutil sonido le recordaba al demonio.

Pero en esa ocasión no era ni el aire, ni la humedad, esa vez realmente estaba abierta y la luz del candelabro sería lo primero que atravesaba el cuarto.
Él no había visto nada, no levantó sus párpados en ningún momento. Sebastian no había pronunciado palabra alguna, el candelabro ya se encontraba en la mesa; esta estaba especialmente decorada con manteles y platos, además de haber un carro repleto de bandejas de plata con tapas de varios tamaños.

Grell no podía levantar la mirada, el peso de su cuerpo colgando durante día y noche lo agotaban, el solo pensarlo o intentarlo le lástimaba.
Y mientras estaba aún colgando Sebastian le rodeo la cintura con una prenda muy conocida por el shinigami, esta llegaba desde la parte inferior de su pecho hasta el final de su cintura.

S- para nuestra cita de juegos de hoy quise traerte algo-

Su abdomen se empezaba a comprimir:

G- haa! ...q.. qué!?-

Se vuelve a comprimir pero con más fuerza.

S- es un corsé, considerando tu bella y esbelta figura, uno pensaría que conocerías este tipo de prendas-

Tiraba de las sogas de la prenda aun más fuerte al punto de ajustarlo totalmente. Su cintura se achicaba de una manera preocupante,su respiración se dificultaba, en su estómago todos sus órganos internos quedaban aplastados y se dañaban a cada segundo con esa prenda puesta.

G-po..r.. qué?....-

S-que pasa? Te duele? Acaso no lo ajuste bien? - un último tirón, solo eso le bastó para terminar de ajustar el corsé y destruir la figura del Shinigami - te ves perfecta -

Sus grilletes se abrieron en el segundo en el que Sebastian termino de amarrar las delgadas sogas de la prenda, soltarlo le hizo caer bruscamente al piso, en la caída golpeo sus rodillas, pecho y rostro.

G- ah..duele... - una poca adrenalina pudo hacer que su rostro se despegará del suelo y con unos ojos de cordero a medio morir pidió auxilio al demonio.

El mayordomo lo levanto del suelo como si fuera un animal herido, lazo sus brazos a sus hombros lentamente como si éstos fueran un par de listones, lo recostó sobre el mantel blanco y acomodo sus mechones carmesí, la brillante superficie se pintaba de rojo con el cuerpo del pelirrojo.
Únicamente sentía el roce de sus manos por todo su cuerpo, pero este no respondía por el miedo, el dolor y la angustia de sentir algo peor eso no se lo permitían.

S- Veo que ya te has acostumbrado, ya entendiste que solo te queda obedecerme a mi y solo a mi - Grell solo podía mirar al techo al qué ahora era su cielo - sabes...ya han pasado dos noches desde mi última visita y me imagino que tienes hambre... asi que te preparé algo, solo para ti -

Coloco un plato justo a un lado de su rostro levantó la tapa y dejó ver que era un filete bien preparado acompañado de verduras cosidas.
El olor era delicioso y el no poder alcanzarlo era una toda una tortura.

S- desea probarlo?... - comenzaría a colocar todos y cada uno de los platos del carro alrededor de la mesa a pocos centímetros del pelirrojo.

Apesar de ser un dios, apesar de no estar vivo y apesar de no necesitar lo, esté estaría dispuesto a lo que sea por un mísero bocado de alguno de los manjares a su alrededor. Su único anhelo era una sutil sensación del azúcar en su paladar.

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