20. My New Home - Venom 🖤 2/4

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Habían pasado 3 días y te sentías del asco. Te mantenías todo el tiempo en cama y no podías salir de la misma, al parecer era tu lugar de llorar hasta quedarte dormida. Si embargo solo lograbas levantarte si solo era para poder comer lo que sea que tuvieras en la cocina.

No lograbas entender un carajo de lo que te estaba pasando pero cada vez te confundías más por el hecho de que solo presenciabas un nombre, un nombre masculino específico.

Eddie

¿Quien es ese Eddie?

Tratabas de recordar entre tus contactos de la secundaria y preparatoria quien era Eddie o tal vez algún pariente o primo lejano que has escuchado de tu madre y abuela poniéndose al día con el chisme pero no había nadie. Tratabas de hacer memoria pero no lograste, o al menos no fue suficientemente tiempo de recuerdo. El hambre, nuevamente el hambre se apoderó de ti.

Sentiste como tú cuerpo lograba despegarse de la cama como si estuvieras atada por año, tu cuerpo y tu mente estabas adoloridos pero lograste estar de pie. Te dirigiste a la cocina con algo de desesperación, quisiste llorar con tal de entender que estaba pasando, pero no tenías tiempo para eso. Tomaste una caja de cereal de chocolate y comenzaste a comerla hasta casi ya no dejar nada.

Las lagrimas amargas salieron, como si fueran de la ausencia de alguien que te falta al lado. De alguien que querías demasiado, diablos era una sensación horrible.

Viste la caja y viste la alacena, no había ni hormigas a las cuales molestar en la soledad de los cajones vacíos de comida.

—Diablos— dijiste al ver que mi había nada

No habías ni siquiera visto ofertas de trabajo disponibles, así que no tenías dinero, pero recordaste. Habías traído tus ahorros contigo con tal de comprar libros de la universidad o algo importante. En este caso, sería algo de comida.

—Sra. Chen— dijo una voz, la misma que decía le nombre

—¿Ahora cambias de nombre como la ropa interior?— resoplaste molesta

Regresaste rápido a la habitación para cambiarte de ropa y salir del departamento maldito. De hecho lo creíste pero como solo tenías el nombre del tal Eddie en tu cabeza y las ganas de llorar no te dio tiempo de pensar. Además necesitabas el lugar, ya no tenías tiempo de buscar otro lugar.

Saliste caminado aún con el nuevo nombre en tu cabeza.

Sra. Chen

Bien. Ahora tenías otra nueva persona en la mente. ¿Quien puede ser la tal Sra. Chen?
Mientras caminabas lejos de tu hogar, pasaste por muchos lugares de comida que todo olía delicioso, pero algo te lo impido que dirigía tu caminar. Suspiraste pesado, al parecer el demonio que te consumió buscaba algo específico.

(...)

Llegaste a un barrio pequeño de muchas tiendas y sucursales, pero no entraste a las primeras. A un tenías el nombre pero, tenías la mente un poco más despejada. Así que comenzaste a pensar.

Si había un demonio o espíritu en el departamento, tal vez no lo hubieras puesto en renta, así que no se trataba de eso. El cuerpo amorfo, pudo haber sido una telaraña o un animal que se escondía en la sudadera, pero tuvo haber sido un mapache y no era lugar para uno. ¿Porque comer mucho? Tal vez tus hormonas estaba alteradas y el cambio a una nueva ciudad era lo que te estaba afectado. Si eso debía de ser.

—Gracias Sra. Chen— dijo una voz

Dirigiste tu atención a un hombre, una persona común que ataba saliendo de una tienda como las demás. Reaccionaste y te dirigiste rápido hacia esa tienda, entraste sin llamar la atención y solo era una tienda. Habían muchos productos, tanto empacados y al parecer de corea. Frijoles, vegetales y especias. No había nada fuera de lo común.

—Buenas noches— dijo la señora

Era una mujer ya adulta, usaba anteojos y tenía el pelo corto. Estaba seria pero reconociste que era una buena mujer. Le sonreíste y saludaste.

—Hola, buenas noches— dijiste mientras caminabas viendo la tienda

No te dijo nada más. Combinaste un poco y fácilmente ubicaste los tater tots. Te gustaban pero no fríos, lo bueno está en casa había un pequeño horno. Tomaste varias bolsas casi eran 6 bolsas, pero las tomaste y las llevaste al mostrador con la señora. Pero eso no era todo, también ubicaste ella chocolates y tomaste todos y de toda clase. Volviste al mostrador y tu cara era de suma vergüenza ante la señora.

—Ammm lo siento...— dijiste apenada y sacabas tu monedero pequeño de tu bolsillo —¿Cuánto será?— preguntaste y así peleara te para el número que debías de pagar

Pero la señora estaba ida. Solo veía tus productos y solo paso sus manos por su rostro, una técnica bastante usada para quitar las lágrimas y así dejar ver sus ojos rebalsarse.

—¿Está bien?— pregúntate al notarlo

—Lo siento, es que... tenía unos clientes que compraban lo mismo que estás comprando. Venías casi cada semana por chocolates y papas fritas, eran unos glotones y... me protegían, jeje a cambio de chocolates ¿puedes créelo?— dijo de forma triste aún en su pequeña risa

Aquí estoy Sra. Chen— dijo una voz en tu cabeza que te asustaste

—¿Estas bien?— pregunto con confianza

—Sí, sí, yo...—

—¡Manos arriba!— gritó un hombre

No pudiste terminar de hablar, la pistola del hombre estaba en la frente de la señora y al mismo tiempo quería apuntar a la tuya. Era ya un hombre adulto, pero eso no importaba, ambas vidas estaban en riesgo.

—Abre la caja, ahora— se dirigió a la señora y ella solo obedeció —Y tú, dame todo lo que tengas— ahora estaba hablando contigo

La verdad no había oportunidad, ya sea que sea ella que muera o tú, o ambas. Un movimiento en falso y sería su fin, no querías darle tu dinero por ser importante y el llévate demasiado tiempo ahorrándolo. Pero la mismo tiempo no querías morir, no así.

Pensaste en tu familia, en tus amigos, en la oportunidad de estar en San Francisco y solo podías darle tu dinero o morir. Sacaste tu cartera para dársela sin protestar, algo que hizo que le hombre sonriera al tomarla pero... no la soltabas.

El hombre con todas su fuerza trataba de arrebatarte la cartera pero ni siquiera podías moverte, todo tu cuerpo estaba ejerciendo fuerza sobre el suelo y la cartera. Veías a la señora pidiendo ayuda pero al igual que tú están asustada y confundida por esa reacción tuya. Volviste a verlo y te estaba apuntando a la cabeza. Querías llorar, suplicabas por piedad y perdón pero si tan solo tu entendieras.

De repente, de tu otro brazo, una masa negra tomo al hombre desde el cuello casi llegando a asfixiarlo, pero con fuerza esa misma masa negra se dedicó a cubrir todo tu cuerpo. Estaba fuera de tus cinco sentidos y fue ahora el demonio de l suéter gris quien te controlaba.

Ojalá hayas vivido lo suficiente— dijo su voz ronca que era la misma de tu cabeza

Sin pensarlo, de un solo mordisco arrancó su cabeza y tragarla sin siquiera masticarla. La energía de todos los químicos del cerebro del hombre recorriendo sus venas, lo hacían ver fuerte e impotente, volvía a ser normal.

—V-Venom...— la Sra. Chen fue testigo de toda esa escena que hace años que lo había visto pasar

Hola Sra. Chen— y solo se escondió en ti

La señora cubrió su boca con tal de ahogar un sollozo de solo verlo. Tú por otro lado, no podías creer que acababas de comer una cabeza, se sentía horrible y tenías mucho miedo. Viste a la señora con las lagrimas rebalsando sus ojos y recorriendo sus mejillas, ella quien se acercó a ti y solo te abrazo sin preámbulos. Un gesto que aceptaste con mucho gusto.

—¿Qué me pasa?— preguntaste en su hombro al bordo de gritar

—Mi niña, él es Venom, él cuidará de ti—

—¿Venom?—

Hola T/N— dijo triste

Venom One - ShotsWhere stories live. Discover now