Capítulo 4

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El día lunes a primera hora, Rin se presentó en aquella empresa con mucho entusiasmo. No daba la impresión de haber tenido un fin de semana de incesante trabajo.

Por el contrario, una pequeña sonrisa permanecía asomada en sus labios. Se sentía muy complacida, de tener preparado para ese día un gran avance.

Aquello era lo único que necesitaba para poder acallar a todos los que habían dudado de sus capacidades. Aún faltaba mucho por realizar, pero no podía evitar disfrutar de esa pequeña victoria.

—Hara —saludo Koga con un leve gesto, al entrar en la sala de junta.

Seguido de él, entró Bankotsu con su aire de hostilidad. El hombre imitó el reconocimiento sin mucho gusto y procedió a ocupar un lugar en la amplia mesa.

Rin suspiró un poco agotada por aquellas demostraciones antipáticas. Aunque bueno, ella tampoco había venido a entablar relaciones públicas, sin embargo, no podía negar que aquello le molestaba.

Decidió que lo mejor era ignorarlos y se centró en el pelirrojo que acababa de llegar, éste al contrario de sus otros compañeros, sí se detuvo para platicar.

—Supe que estuviste esforzándote mucho este fin de semana —expresó Kirinmaru comprensivamente.

La joven asintió —Sí, pero no solamente yo, todos estamos trabajando arduamente —contestó.

—Eso creo, pero no te esfuerces demasiado —dijo él —. Si quieres más tarde, podemos dar un paseo para que te relajes un poco —sugirió empático.

Rin se ruborizó ante aquel tono coqueto. No se veía dando un paseo en su compañía y mucho menos haciendo algo más que simplemente eso...

—Gracias, pero...

—Te negarás nuevamente —la interrumpió, Kirinmaru —. Lo entiendo, sé que no te inspiró confianza. Pero ten presente que mi intención no es hacerte daño.

El pelirrojo había sido bastante sincero en sus palabras, y la muchacha pudo darse cuenta de eso.

Rin le sonrió con una especie de ternura que dejó al hombre viéndola hipnotizado —Lo tendré en cuenta... —fue su cándida respuesta.

Respuesta que no solo llegó a los oídos de su interlocutor, sino que aquella parte final de la conversación, también había sido escuchada por otra persona que recién entraba.

Sesshomaru se les quedó mirando a ambos con un gesto de desagrado —Kirinmaru, creo que tus ligues pueden esperar para más tarde... —espetó fríamente a su amigo.

Rin se sintió muy apenada cuando las risas de los otros dos hombres estallaron en la sala. Bajo su cabeza cohibida y dio un corto buenos días, al albino cuando éste pasó por su lado.

El hombre no le respondió y se mantuvo mirándola con rencor el resto de la reunión. Cuando finalmente era la hora de retirarse, la joven sintió palpitar aliviado a su corazón.

—Hara —Sesshomaru la llamó autoritariamente—, una palabra —le dijo el hombre antes de que logrará salir por la puerta.

—¿Sí dígame? —intentó mantener su tono profesional, a pesar de que su actitud le inquietaba.

—En mi oficina.

El hombre se levantó de su puesto y se retiró pretendiendo que ella lo siguiera. El resto se les quedó mirando bastante sorprendidos por la extraña escena.

Rin se encaminó hacia su oficina y tocó suavemente la puerta, no sabía qué asunto podrían tratar en privado, ya que se había encargado de que todo quedará lo suficientemente especificado en la reunión.

CORAZÓN ALMIBARADO | SESSHRIN Where stories live. Discover now