Capítulo 28

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El día del matrimonio de Sesshomaru y Rin había llegado. La iglesia estaba llena de flores blancas y rosas, y el aire estaba lleno de la fragancia de los pétalos. El altar estaba decorado con una gran corona de flores, y en el centro había un arco de rosas y lirios.

Rin estaba radiante con su vestido de novia blanco. El vestido tenía un escote de corazón y una falda de tul que le llegaba hasta los pies. Llevaba un ramo de rosas blancas en la mano, y su cabello estaba recogido en un elegante peinado.

Sesshomaru estaba guapísimo con su traje de chaqué negro. Su cabello estaba peinado hacia atrás, y sus ojos brillaban con amor.

Ren, el pequeño hijo de Sesshomaru y Rin, estaba vestido con un trajecito blanco. Llevaba un ramo de flores en la mano, y estaba muy emocionado de ser el portador de los anillos.

La ceremonia comenzó con la entrada de la novia. Rin caminó hacia el altar del brazo de la anciana que la había adoptado como a una hija. Kaede estaba muy orgullosa de su hija postiza, y le dio un beso en la mejilla antes de dejarla en el altar.

La ceremonia comenzó, y Sesshomaru y Rin intercambiaron sus votos. Sesshomaru le dijo a Rin que la amaba más que a nada en el mundo, y que siempre la protegería. Mientras, Rin le dijo a Sesshomaru que era el hombre de su vida, y que estaba dispuesta a pasar el resto de sus días a su lado.

Después de intercambiar los anillos, Sesshomaru y Rin se besaron. El beso fue apasionado y lleno de amor.

Después de la ceremonia, los invitados celebraron la boda con una gran fiesta. Hubo comida, bebida, música y baile. Todos estaban muy felices por Sesshomaru y Rin, y les desearon lo mejor en su nueva vida juntos.

Sesshomaru y Rin estaban sentados en una mesa, en compañía de Ren, su pequeño hijo. De repente, la música cambió a una melodía lenta y romántica, haciendo que Sesshomaru se levantara y se acercará a Rin.

—¿Quieres bailar conmigo?—le preguntó, galante.

Rin sonrió y asintió. 

Sesshomaru la tomó de la mano y la llevó a la pista de baile. Se abrazaron y comenzaron a bailar.

La música era suave y relajante, y el ambiente era íntimo.

Sesshomaru no dejaba de mirar la hermosa sonrisa de su esposa. Rin se sentía feliz y amada. Sabía que Sesshomaru era el hombre de su vida, y que siempre estaría a su lado.

Mientras ambos se miraban con profundo amor, Ren se acercó a sus padres y se unió a ellos en el baile.

Sesshomaru lo levantó en sus brazos, y los tres bailaron juntos.

La gente alrededor de ellos los miraba con admiración. Todos podían ver el amor que los unía.

Después del baile, Kaede llamó a Rin a un lado.

—Rin, quiero decirte algo—le dijo la anciana.

Rin se acercó a ella.

—¿Qué es?

—Estoy muy orgullosa de ti—comenzó Kaede—. Has crecido y madurado mucho, y has encontrado el amor verdadero.

Rin sonrió con afecto. Kaede siempre le había aconsejado que le diera una oportunidad a Sesshomaru. Sabía que ella más que nadie se alegraba de aquella unión.

—Gracias, Kaede. Significa mucho para mí.

—Te considero como a una hija. Así que ten presente que siempre estaré aquí para ti.

Rin abrazó a Kaede, conmovida por aquellas palabras.

—Gracias, Kaede. Tú eres como la madre que perdí.

Los ojos de Rin se humedecieron al recordar que su familia no estaba, pero aun así, tenía personas maravillosas a su lado. E incluso, una madre que la vida le había regalado. 

Rin se dio cuenta de que era muy afortunada. Tenía una familia que la amaba, y un esposo que la adoraba.

Su vida era perfecta.

La fiesta de boda terminó. Sesshomaru y Rin se despidieron de todos los invitados antes de ir a su verdadero destino. 

Arribaron a un avión que los llevaría a París, lugar donde tendría lugar su luna de miel. Cuando llegaron a la ciudad, Rin se maravilló de lo hermosa que era.

Cómo habían llegado en pleno día, decidieron dar un paseo por la ciudad. Visitaron la Torre Eiffel, el Louvre y otros lugares emblemáticos.

Al final del día, estaban cansados pero felices. Regresaron al hotel, y Sesshomaru se acercó a Rin y la abrazó.

—Te amo—le dijo.

Rin sonrió, encantada con lo tierno que se portaba su esposo.

—Yo también te amo.

Sesshomaru la besó suavemente. Y luego, comenzó a desvestirla. Había estado soñando con ese momento, desde que la vio llegar al altar envuelta en ese hermoso vestido. 

Su joven esposa, ahora lucía una ropa más cómoda, que no dejaba de ser provocativa. Rin era simplemente hermosa. 

—Eres la mujer más hermosa que he visto nunca.

Rin se sonrojó al escuchar esas palabras tan especiales. 

De repente, su mente viajó al inicio de toda esta historia. Recordó la mil y una locuras que imaginó con ese hombre, sin siquiera esperarse que sus sueños a su lado se harían realidad. 

Para ella, Sesshomaru siempre había parecido inalcanzable. Y se conformaba con verlo desde lejos, pero el destino tenía trazado otros planes. Y ahora, estaban casados. Eso jamás se lo hubiese imaginado. 

—Gracias—contestó con ternura.

Sesshomaru la desnudó por completo, y la miró con adoración.

—Eres perfecta—siguió diciéndole.

Rin se sintió muy amada. Sabía que Sesshomaru la adoraba, y eso le hizo sentir muy feliz.

Sesshomaru se quitó la ropa también, y los dos se acostaron en la cama.

Luego se acercó a ella y la besó apasionadamente. Rin respondió al beso con el mismo ardor.

El hombre la acarició suavemente, y la mujer se estremeció de placer.

Hicieron el amor con ternura y pasión. Ambos se sentían muy felices de estar juntos, y de compartir este momento tan especial.

Después de hacer el amor, se abrazaron y se durmieron.

Estaban muy cansados, pero también muy felices. Su luna de miel había sido perfecta, y su amor era más fuerte que nunca.

Fin. 

CORAZÓN ALMIBARADO | SESSHRIN Where stories live. Discover now