Capítulo 17

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Al llegar al hospital, Rin ya había perdido una cantidad considerable de líquido amniótico, razón por la cual se sentía bastante preocupada respecto al bienestar de su hijo. 

Sesshomaru se bajó del auto inmediatamente y fue en busca del personal del hospital para que ayudaran a transportar a Rin. Luego de haber sido montada sobre una camilla, la joven embarazada fue llevada al área de obstetricia. 

Mientras tanto, el futuro padre esperaba en la sala de espera por noticias de la madre de su hijo y del niño por nacer. 

El médico que atendió a la primeriza se encargó de verificar la dilatación de la misma, encontrando así, que para esas alturas la joven mujer no tenía ningún signo de dilatación. 

—Bien, en su caso, creo que deberemos recurrir a una intervención quirúrgica—explicó el especialista.

La joven se asustó al escuchar estas palabras, puesto que eso quería decir que algo no marchaba bien. 

—¿Mi bebé está bien, doctor?—pregunto rápidamente movida por su temor. 

—Sí, no se preocupe—la tranquilizó el médico—. El bebé está bien, pero el parto podría complicarse debido a la nula dilatación, y aunque podríamos ayudarla a dilatar por medio de medicamentos, esto tomaría mucho tiempo y usted ya ha perdido mucho líquido. 

Rin comprendió lo que sucedía y estuvo de acuerdo con la sugerencia del doctor, de ninguna manera pondría en riesgo a su hijo, así que si tenían que hacerle una cesárea, ella estaba de acuerdo. 

—Adelante, doctor. Pero por favor, traiga sano y salvo a mi pequeño—suplicó con voz entrecortada.

Sesshomaru fue notificado de lo que sucedía y no pudo hacer más que esperar deseando que la operación saliera bien, y que pronto pudiese ver de nuevo a Rin y conocer a su hijo. 

Una hora más tarde, la joven se encontraba en la sala de cirugía viendo al techo con especial atención. La luz que alumbraba aquel recinto era lo único en lo que podía enfocar su atención. 

El personal médico trabajaba diligentemente para sacar a su pequeño y ella contaba los minutos, con su vista perdida en esa brillante luz. 

De un momento a otro, una fuerte sacudida invadió su cuerpo y supo entonces que estaba a tan solo minutos de conocer a su bebé. 

Efectivamente, poco tiempo después, fue bajada la cortina que le impedía ver la operación y una curiosa cabecita se asomó por la abertura. 

Los ojos de Rin se humedecieron por completo al mirar a su hijo. Sintió deseos de abrazarlo y de estrecharlo contra su pecho, pero no pudo hacer más que sonreír y llorar de felicidad genuina. 

Una vez en la habitación del hospital, Rin se sentía completamente embelesada al tener entre sus brazos a su bebé. Aunque no podía hacer mucho esfuerzo ni doblarse, debido a que la anestesia había empezado a perder sus efectos, aun así, trataba de soportar el dolor para no dejar de cargar a su pequeño. 

—Llamaré a su esposo para que venga a acompañarla en este día—le informo una de las enfermeras que la atendía. 

«¿Esposo?»

Rin no pudo evitar fruncir el ceño en muestra de confusión. Sin embargo, la enfermera no notó este gesto y fue en busca del hombre que aguardaba por noticias. 

Minutos después, Sesshomaru entró en la habitación de forma cautelosa, observándola desde la entrada y temiendo dar un paso más. Lo cierto era que no quería perturbarla y su comportamiento las últimas horas le había dado a entender que no lo quería cerca, aun así, ansiaba estar con ella y conocer por fin el rostro de su bebé. Aquel bebé que ella sostenía entre sus brazos y que no dejaba de ver con un profundo afecto, de la misma forma en que él los miraba a ellos. 

La sensación que invadió a Sesshomaru al presenciar tan hermosa escena fue indescriptible. Jamás se imaginó siendo padre, pero ahora que sabía que una pequeña criatura había venido de él, no podía sentir más que una felicidad genuina, y esa felicidad se ampliaba al saber que la madre de su hijo no era nadie más que Rin. 

Al sentir el peso de aquellos ojos dorados sobre su persona, Rin giró el rostro encontrándose de frente con Sesshomaru. Los dos se observaron fijamente por varios segundos, en esos segundos no pareció existir ningún sentimiento negativo, simplemente una paz que lo envolvía todo. 

A pesar de los problemas y a pesar de que su corazón estaba irremediablemente roto, Rin miró a aquel hombre con agradecimiento. Pues en parte debía admitir que era gracias a él que podía tener a su bebé en brazos, y por mucho que lo odiara en ese momento, debía reconocer que ese pequeño ser no lo hubiese podido concebir sola. 

Y solamente por eso, decidió dejar de lado su odio para permitirle conocer al hijo que habían creado ambos. Así que le invitó con un gesto a que se acercará. 

Sesshomaru dio los siguientes pasos, temeroso, y llegó hasta la cama donde se encontraba Rin. Esperó expectantes a qué ella tomará la iniciativa y así fue como la mujer descubrió la manta que cubría gran parte del rostro del niño. 

Así fue como Sesshomaru conoció a su hijo y su pecho se llenó inmediatamente de orgullo. Aquel niño era precioso y lo más importante es que era suyo…

CORAZÓN ALMIBARADO | SESSHRIN Where stories live. Discover now